En
sus imágenes José ha desarrollado la piel trágica del
dolor. Aunque su habilidad técnica nos instruye minuciosamente sobre las particularidades
del suplicio o nos muestra rostros prematuramente envejecidos, con signos
inequívocos de un proceso de descomposición, sus obras no interpelan los
sentimientos del espectador, ya que el dolor que se le presenta ha sido
domeñado.
Fragmento del texto de Gutierre Aceves
"El
dolor domesticado"
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