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“Las personas son del ombligo para adentro”, comentó
Spanó para explicar con sencillez su ideología estética espiritual.
La frase anterior define perfectamente la obra de este autor, los desnudos
manejados sutilmente bajo una gama interminable de colores envolventes
que despiertan diversas sensaciones, es una interpretación más que de
la figura de la esencia humana con todo lo que ésta representa.
A Spanó no le preocupa que la figura de su pintura salga de los paradigmas
actuales del cuerpo “Bello”, vientres inflamados, suaves lonjas desbordadas,
cuerpos naturales que nos regresan a la realidad de la belleza, la escondida
detrás de la piel.
“Para mí, tener a las mujeres en el taller es un pretexto para interpretar
la figura humana. Tomo el cuerpo y lo muevo hasta llegar a la espiritualidad
de la belleza... la belleza de la vida, del espíritu de la vida, no
sólo la de la figura sino la del interior”,
“Bueno yo desde hace 10 años aproximadamente, vengo
de una pintura más bien abstracta, de una corriente abstracta, pero
hace 10 años decidí dedicarme al estudio de la figura pero de una manera
muy personal, trato a través de la figura humana dar una expresión de
lo íntimo y de la problemática de los sentimientos más profundos de
los hombres, de los humanos, de tal manera que pongo a mis modelos en
posisiones a veces un poco trágicas o poco fuertes o con fuertes torciones
para lograr ese sentimiento de fuerza trágica en lo que podía ser también
la interpretación o sentimiento de cada uno.
En esta exposición hay obras de varios años, pero regularmente se tarda
2 o 3, 4 meses meses en hacer cada una, por ejemplo en una de sus pinturas
se tardé sólo dos horas, su técnica es el oleo y aveces en lo que más
se tarda es en el secado”.
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