Artes e Historia México

                                 

El retrato de Carlos Orozco Romero

 

 

El Retrato de Carlos Orozco Romero subraya al reverso el año 1918, el lugar en donde tuvo su génesis, sin embargo, ha dado lugar a controversias. Raquel Tibol y Antonio Rodríguez(1) lo han ubicado entre 1917 y 1918 en el Centro Bohemio, nombre dado a un círculo de intelectuales artistas establecido en principio en una vieja construcción del siglo XVIII de Guadalajara, Jalisco, donde sus fundadores, José Guadalupe Zuno, Jorge Sthal y Xavier Guerrero, llevaban a cabo tertulias y compartían un taller de artes plásticas. Por su parte, Xavier Moyssén la atribuyó dentro de las pocas obras que el pintor realizara en la Ciudad de México en el mismo año.(2)

El paso de José David Alfaro Siqueiros por el Centro Bohemio le antecede su participación, primero como soldado raso y luego como capitán segundo, en las batallas revolucionarias de las tropas carrancistas dirigidas por el general Manuel M. Diéguez, quien tras tomar en mayo de 1915 la ciudad de Guadalajara, fue ascendido a gobernador de ese estado. El joven capitán permaneció en dicha población durante algunos meses asistiendo al grupo cultural de Zuno, que para entonces había cambiado de sede a una casa de la colonia Seattle. Entre los miembros que "Alfarito", como era llamado, conoció y con los que se relacionó, se encontraba el tapatío Carlos Orozco Romero "Karikato" (1898-1984), un aspirante a pintor que había hecho sus primicias como caricaturista trabajando en la Ciudad de México para El Heraldo de México, El Universal Ilustrado y Revista de Revistas.
Al rememorar en 19643, la presencia de Siqueiros por el Centro, José Guadalupe Zuno relata: pintó mucho ahí, pero nos queda apenas un autorretrato que hizo recientemente llegado, al pastel [...] junto con otros dos, de pintores del Bohemio, al óleo, uno de Amado de la Cueva [...] y otro de José Luis Figueroa.(3) Si bien, es posible que al momento de escribir sus anécdotas Zuno no recordara el Retrato de Carlos Orozco Romero, es poco probable que haya sido pintado en Guadalajara, ya que para el año en que el cuadro se encuentra fechado al reverso -1918-, Siqueiros había regresado a la capital buscando formalizar su aprendizaje de pintura en la Antigua Academia de San Carlos, - que había sido transformada por Venustiano Carranza en la Escuela Nacional de Bellas Artes-, y tras una orden emitida por el presidente en turno, la cual apoyaría sus estudios con una pensión mensual a partir de diciembre de 1916.

La frecuente inasistencia tanto en la escuela como en los exámenes, no fueron obstáculo para que Alfaro recibiera también ayuda en especie con materiales de pintura y gozara de autorización para "emprender trabajos fuera de la capital". Aunque no se sabe con certeza hasta qué año Orozco Romero permaneció en el Centro Bohemio, que en 1918 cerró sus puertas, no sería raro que el pintor visitara al grupo y retratara al artista jalisciense.

Para este momento, su estilo todavía está en formación. El Retrato de Carlos Orozco Romero es el reflejo de un proceso que muestra las reminiscencias impresionistas de la escuela de Alfredo Ramos Martínez, que desde 1913 asimiló y que no dejará hasta ilustrar en 1918 publicaciones de estilo Art Nouveau. Los escasos y poco conocidos retratos y autorretratos de esta época están pintados de medio cuerpo; sólo algunos muestran cierta semejanza con la obra que nos ocupa, particularmente el Retrato de José Luis Figueroa, 1917, se ha atribuido en el estudio de la colonia Seattle, ya que es probable, por el año en que está fechado, fuera realizado en la Ciudad de México. En ambos óleos, la composición lleva hacia la derecha del lienzo a los personajes; sus cabezas aparecen cortadas en el borde superior y se han aplicado empastes a manera de pinceladas cortas. Apunta el particular detalle de trabajar las manos delgadas y largas, opuestas a las que pintará a partir de 1922, por ejemplo, en los murales del colegio chico de San Ildefonso donde musculosas y toscas extremidades se apreciarán tanto en personajes masculinos como femeninos. Con apenas dos años menos que Siqueiros, sin más contexto que un telón de fondo negro, el gesto inexpresivo de Karikato se acompaña por un traje formal con el bastón que cuelga de una de sus muñecas. Los rasgos físicos muestran ya la sensibilidad del autor, capta las hundidas ojeras y la sobriedad de la mirada, que destacan de la palidez del rostro, y al igual que sus manos entrecruzadas, sobresalen de entre los oscuros colores del cuadro. Hasta la fecha no hay indicios de que esta obra fuera solicitada por el retratado y parece acercarse a un mero ejercicio plástico pintado directamente del modelo o quizá de alguna fotografía. Al reverso del soporte, la firma "Alfaro Siqueiros" y el año 1918, caracterizan la primera etapa artística en la que todavía utilizara sus dos apellidos. Mas tarde abreviara el primero hasta rubricar únicamente el materno.

Los datos erróneos acerca de la génesis de la obra, llevaron a ubicarla en 1974 como pieza del Museo Regional de Guadalajara.(4) Veinte años después su paradero se indicaba como parte de la colección del doctor Alvar Carrillo Gil,(5) de quien a partir de los años cuarenta comenzó a comprar la producción plástica más reciente a David Alfaro Siqueiros, y a pesar de que las pinturas anteriores de los años cuarenta (...) aún conservaban, (Orozco y Siqueiros) y que sólo en ciertas circunstancias accedían a vender.(6) Por su parte, la hija del pediatra yucateco, Carmen Carrillo Tejero no recuerda la pieza como propiedad de la familia. En noviembre de 1980, el Retrato de Carlos Orozco Romero, a través de una casa de subastas neoyorkina, se integra a los acervos plásticos que sobre el muralista chihuahuense ha conformado Museo Soumaya, enriqueciendo así la diversidad temática y de época de esta colección.

América Juárez Reyes, Museo Soumaya