EL INFORMADOR Guadalajara,
Jalisco, México - Domingo 22 de Enero de 2006
De la irreverencia y la transitoriedad de la vida:
Entrevista a Sergio Garval
Rafael Medina
continuación unos cuantos brochazos. El esbozo de un artista cardinal para la
plástica jalisciense. Algunas frases derivadas de un encuentro muchas veces
postergado. La entrevista siempre pendiente. Pensamientos sueltos que delinean
una actitud creadora. Queso, vino y unas cuantas tostadas. La mesa. Hambre de
decir algo, pero con las formas, el color. El estudio de Sergio Garval lleno de trabajo en proceso. Ideas en pleno tránsito
a la obra de arte. Caballos gigantescos, jinetes arrinconados por el polvo. La
mujer que cuelga perpleja de un lienzo abismal. Un par de vasos, el artista, la
grabadora, el tiempo, ese gran hostigador:
u El espectador ante mi obra, antes que nada, se enfrenta a un acto de
reflexión. Y eso es vital en tiempos en que se reflexiona cada vez menos.
u Muchas personas se sienten incómodas ante mi
trabajo, no les agrada el reflejo con que se encuentran.
u Estamos inducidos por un sistema poderoso que nos
trata de mantenernos dormidos y donde difícilmente podemos ser críticos de
nuestra realidad.
u No creo que el arte, por sí mismo, tenga muchas
posibilidades de cambiar la realidad. A lo sumo, nos pueda dar conciencia de
saber donde estamos parados: los artistas somos cronistas del momento histórico
que nos tocó vivir.
u La obra artística cuestiona siempre el tiempo en que
fue creado y deja una pequeña nota.
u Siempre ha existido de mi parte una abordaje de las
figuras de poder cargado de ironía y de humor negro: son los personajes que
representan de mejor manera el absurdo en el que hoy vivimos.
u El arte es un contrapeso vital para la enorme fuerza
que tiene los medios de comunicación hoy en día.
u Un buen ejemplo de ironía es el de los grandes
muralistas mexicanos. En cada una de sus obras denunciaban la explotación y
miseria en que eran mantenidas las masas, sin embargo, los únicos que realmente
percibían esa denuncia eran las personas que ellas criticaban, el proletario no
entendía de qué se trataba.
u El gran problema de muchos artistas radica en que
son demasiado soberbios y no caen en verdadera cuenta del poco tiempo con que
cuentan, del pequeñísimo lapso que tienen para crear.
u No me interesa en mis personajes esa belleza
estereotipada, superficial, vendida en todo lugar. Me interesa más plasmar las
cuestiones internas, anímicas y espirituales del ser humano.
u A veces vivimos en una especie de inercia donde lo
único que hace el artista es pintar para subsistir y, por desgracia, eso siempre
se aprecia en la obra. Se constriñe el mundo creativo del pintor, se sacrifican
los procesos de trascendencia.
u Mi trabajo gira siempre alrededor del ser humano,
con toda su complejidad, su catarsis continua. Y yo intento ir mucho más allá
de sólo una figura, trato de proyectar eso que se llama vida.
u Vivimos en una especie de obra de teatro cuyo
argumento la convierte en una farsa. Sólo existen dos papeles, el de llorar a
lo largo de la obra o reír. Yo opté por el segundo.
u En la obra que yo produzco trato de dejar un margen
tanto de acción reflexiva como de interpretación. Siempre le doy al espectador
un papel dinámico, jamás pasivo. Le planteo al sujeto la posibilidad que
confronte y cuestione mi trabajo, que le dé su propio sentido, independientemente
del que le dio origen. Este juego me parece indispensable.
u Ahora el papel crítico del arte es mucho mayor por
la cantidad de información que poseemos. Antes, el mundo del artista se
circunscribía a un espacio geográfico muy pequeño: su pueblo, su ciudad, eran
su mundo.
u Yo no creo en el idealismo, no creo que porque
existan intelectuales que reten a la realidad esta va a cambiar, la historia es
la mejor testigo. Sin embargo, es algo que estamos obligados a hacer.
u La tecnología lo único que ha logrado es que nos
hagamos más sofisticados, más complejos en nuestra superficie.
u A través de la descontextualización de elementos
trato de confrontar, con cierta violencia, factores contrarios para generar una
tensión vital en la obra. Un especie de hilo a punto de romperse, una sensación
de incertidumbre.
u Al hombre siempre hay que darle esa oportunidad
llamada esperanza, aunque los hechos y la historia digan otra cosa.
u La masificación inducida por los grandes medios, la
estandarización de productos de vida y de productos es tan grande que es
imposible mantenerse ajeno. Pero siempre es recomendable preguntarse si eso en
verdad es lo ideal.
u No se puede decir que yo soy el mejor pintor por la
única y sencilla razón, los valores artísticos no se pueden encuadrar en una
cuestión de competencia. El arte es subjetividad pura y no hay parámetros medibles.
u Uno jamás puede ser condescendiente con la forma
sino que la forma tiene que estar condicionada al artista.
u Utilizo cuadernos de notas donde desarrollo todas
las ideas y conceptos que pienso desarrollar en mis futuros cuadros. Ahí vierto
toda la idea conceptual, los procedimientos estéticos, las
descontextualizaciones, los ángulos, las técnicas, etc. Tengo muchos cuadernos
repletos de ideas, ahora sólo busco el tiempo para realizarlas.
u Los recursos técnicos siempre los he supeditado a
mis preocupaciones intelectuales. Hasta ahora me han sido suficientes la
pintura, la escultura y el grabado. Lo que me sigue superando son las infinitas
posibilidades que ofrece el ser humano.
u Desde hace cuatro años la única presión que tengo se
llama tiempo.
u Mi obra es un crisol de influencias. Por un lado me
identifico con el arte académico y clásico y por otro con las trasgresiones del
arte contemporáneo. Me gustan los pintores españoles como Velásquez y Goya. Veermer me parece un artista extraordinario, capta como
nadie la profundidad de la atmósfera del ser humano.
u Me considero una persona estudiosa de lo que le
gusta hacer. Me gusta buscar los límites y la profundidad en la pintura.
u Andrew Wyeth es un artista que ha provocado un gran impacto en mi trabajo. Me gusta esa
capacidad que tiene el norteamericano para lograr esa profundidad en la
psicología de sus personajes a partir de muy pocos elementos.
u He tenido éxito porque mi trabajo, antes que nada,
refleja honestidad.
u En la pintura lo difícil no es la ejecución técnica,
sino el desarrollo de la idea.
u Considero que la panorámica de la plástica local es
buena. Hay una nueva generación que me gusta mucho, ahí está Joao Rodríguez,
Rodrigo Pinto, * Eduardo Mejorada, Conchita Rivera. De mis contemporáneos me
gustan Enrique Oroz, Roberto Pulido, Víctor Hugo, Monraz y algunos otros que se me escapan.
u El ser humano se mantiene en un estado sumamente
primitivo: la condición humana se mantiene incólume. El hombre sigue siendo
ambicioso, egoísta, ambicioso, indiferente a las necesidades y el dolor de los
demás. Falta mucho para que evolucione a un estado de verdadera espiritualidad.
u La única frustración que tengo es la sensación de
imposibilidad de plasmar en pintura todas las ideas que tengo en la cabeza.
u Me siento satisfecho con el trabajo realizado hasta
hoy día. Considero que no es una obra convencional, de mercado. Hasta este
momento he sacrificado más por mi propuesta que lo que he ganado. Definitivamente
hay caminos más fáciles que los que he seguido hasta ahora.
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