Tras
un viaje de estudios de un año por Europa, África y medio Oriente en 1992
regresa a México donde inicia estudios artísticos en ¨El
Nigromante¨ (INBA) y en el Instituto Allende, de
San Miguel de Allende, de donde pasa a la Escuela de Artes Plásticas de la
U de G, Instituto Cultural Cabañas y talleres de maestros jaliscienses. En
1995 se traslada a México DF, al taller del pintor Pedro Medina Guzmán y al
de Patricia Soriano, e la Escuela Nacional de Artes Plásticas, y más tarde
a Guanajuato con Luis Nishisawa.
En 1996 regresa a Europa, trabaja en Suiza, luego en Camerún y África
Central. Desde 1999 radica entre Guadalajara y París, donde estudió dibujo
en la Escuela Nacional de Bellas Artes y grabado en el ¨Atelier
63¨.
En la presente exposición, primera individual en esta galería, se presenta
su nuevo trabajo en gran formato. A diferencia de la sutilidad de los
trazos ligeros -casi imperceptibles- del pequeño formato, su pintura de
tamaño mayor incorpora un gesto virulento e insistente. Sobre algodón o
lino natural y tras una depurada aplicación de capas de acrílico brillante,
sus obras se apoyan en la reiteración cromática, en la repetición obstinada
de un gesto que llena de color (generalmente blanco o rojo) la superficie
de la tela.
En su obra el trazo deviene alfabeto, cada una de sus gestos se integran
como pequeñas unidades lingüísticas de un mensaje más amplio. Del gesto
pictórico extrae un tipo de escritura, y viceversa, de una palabra o frase
perfectamente legibles incorpora un nuevo trazo. La
palabra y el gesto terminan conformando en definitiva el lenguaje de Luis
Rodrigo Medina, como el pintor que no quiere desprenderse de la poesía.
En sus títulos es donde finalmente el pintor lanza un mensaje más preciso,
más directo. En esta nueva serie reza el lema In Gold
we trut, que cada uno
extraiga sus conclusiones...
|