Rescata Esperanza Balderas legado de Roberto Montenegro

Ciudad de México, 15 de noviembre. Roberto Montenegro, colaborador de
Eisenstein y Villaurrutia, dejó grandes obras de contenido estético y social.

La historia del arte mexicano está por escribirse y es labor de los investigadores difundir la vida y obra de los artistas que por alguna razón desconocen los mexicanos, dice Esperanza Balderas, quien desde 1995 rescata el legado del pintor jaliscience Roberto Montenegro.

Balderas, quien forma parte del Centro Nacional de Investigaciones de Artes Plásticas del INBA, cuenta que Roberto Montenegro formó parte de la primera generación de la escuela muralista mexicana. Compañero de Diego Rivera y José Clemente Orozco, fue el primer artista que pintó un mural durante la gestión de José Vasconcelos.

En su labor por divulgar la obra de Montenegro, Esperanza Balderas ha participado en exposiciones, libros, revistas y homenajes en honor al fallecido creador. Parte de su investigación está plasmada en la colección Círculo de Arte de la Dirección General de Publicaciones, que dedica uno de sus ejemplares al análisis de 30 piezas.

Admiradora de la obra del también ilustrador de libros de texto, admite que el reto de la investigación es resumir la obra de un artista tan prolífico y polifacético como Montenegro, a quien en un principio identificaban como retratista pero que, con el paso de los años demostró su potencial dentro de la plástica.

Parte del estudio que realiza desde hace años está sustentado en un un fondo documental en el que se encuentran documentos oficiales, personales, catálogos, copias de exposiciones, archivos hemerográficos, bibliografías, imágenes y diapositivas. Prueba de la vigencia artística del protagonista es el interés mostrado por funcionarios del Centro Cultural de Arte Contemporáneo, el Fondo Nacional para el Desarrollo Turístico (Fonatur), el Centro de Investigaciones Estéticas de la UNAM, el Centro de Conservación del INAH, así como por historiadores y artistas.

Fundador del Museo de Arte Popular (1921), Montenegro también estuvo relacionado con el cine. Colaboró con Sergei Eisenstein en la filmación de la película ¡Que viva México!, ya que el cineasta además de valorar su pintura reconocía en él una interesante crítica social. Esto, explica Esperanza, casi nadie lo sabe, como tampoco saben acerca de las escenografías que creó con el poeta Xavier Villaurrutia.

Si bien ha obtenido información del Archivo General de la Nación, de la Biblioteca Lerdo de Tejada, la Biblioteca Nacional de la UNAM y la Capilla Alfonsina, recientemente estableció contacto con familiares de Montenegro que viven en Estados Unidos. “Esto es importante porque me facilitarán el acceso a la obra tanto de caballete, vasta y desconocida en su mayoría, como a grabados, pinturas y retratos que el artista regaló en vida”.

Mucha de la obra de Montenegro está fuera de México. Durante una exposición realizada en el Palacio de Bellas Artes, hace dos años, se supo que en Los Ángeles, Estados Unidos, la colección Lewin tiene más de 90 piezas en su poder. Por ello, la investigadora incita a los coleccionistas a que se acerquen al Centro de Investigaciones de Artes Plásticas del INBA, pues “aunque en vida se le hicieron muchos homenajes y se le conocía por sus mapas del mundo, todavía resta profundizar en su obra de caballete, de la cual se rescatan cuadros tan valiosos como Retrato de los Reyes de Francia.

La investigación de Esperanza Balderas puede constatarse en libros como Planos en el tiempo y Roberto Montenegro, ambos editados por la Dirección General de Publicaciones del Conaculta, material consultado por estudiantes, creadores y promotores de la plástica en México y el mundo.

 

ARTICULO DE CONACULTA

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La sensualidad renovada, libro de Esperanza Balderas sobre el artista jalisciense

Rescata experta obra inédita de Montenegro

Su trabajo, ajeno a las ambiciones épicas y alejado de las ideologías, escribe Monsiváis

MERRY MAC MASTERS

De acuerdo con la especialista Esperanza Balderas, no obstante los diferentes estilos pictóricos a los que durante su trayectoria se subordinó el pintor Roberto Montenegro (1885-1968) -hecho además que nunca escondió, en su afán de "no quedarse atrás"-, siempre estuvo presente la sensualidad propia del simbolismo.

Si tanto en las diferentes épocas de la vida de Montenegro como después de fallecido la crítica de arte siempre ha dicho que el artista jalisciense ''no tenía un estilo específico'', según la investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), del Instituto Nacional de Bellas Artes, siempre hay ''ese dejo de languidez, de sensualidad'' en su obra, sean bodegones, retratos o cualquier tipo de interpretación.

Creador de múltiples facetas, Balderas precisa: "A diferencia de la obra de Montenegro ilustrador, donde es demasiada manifiesta la languidez ?esos alargamientos? y, además, llena de los recobecos del simbolismo, de la ornamentación, en la obra de caballete todas estas líneas son sintetizadas. Sólo permanece la sensualidad. Todo lo demás tiene que ver con los sueños y con estos pensamientos de los simbolistas y, sobre todo, de los poetas. Allí está más que nada Mallarmé''.

De allí que Balderas haya titulado Roberto Montenegro. La sensualidad renovada al libro que le fue encargado por el Fondo Editorial de la Plástica Mexicana, y que será presentado por Alberto Argüello, Víctor Manuel Espíndola, Carlos Monsiváis -autor de la introducción-, Julieta Ortiz Gaitán, la investigadora y Américo Sánchez como moderador, el martes 30, a las 18:30 horas, en el Museo Mural Diego Rivera (Balderas y Colón, Centro).

Un dato que no se incluye en la edición es la verdadera fecha de nacimiento de Montenegro. Hace un mes, "por fin" Balderas, con sus propios medios, se fue a Guadalajara, donde en el Registro Civil consiguió el acta de nacimiento del artista conocido por quitarse los años. La investigadora revelará el dato mañana, en el contexto de la exposición de José Antonio Gómez Rosas El Hotentote, ya que en uno de sus telones se mofa de diferentes creadores de la época y sus "autorretratos".

Encuentro casual

Fue casual el encuentro de Balderas con Montenegro. En 1994, recuerda, una de las subdirectoras del Cenidiap le dijo que "podía empezar a guardar algunas cosas que había en desorden" del jalisciense. Primero estuvo bastante tiempo con las publiciones periódicas. Luego buscó los murales. Montenegro hizo el primer mural del movimiento nacionalista, El arbol de la vida (1922), en el ex colegio de San Pedro y San Pablo.

Ya para 1998, Balderas empezó a trabajar la faceta de Montenegro como ilustrador, esfuerzo que desembocó en una exposición en la Biblioteca México. La investigadora publicó Roberto Montenegro, ilustrador, para la serie Círculo del Arte del CNCA.

roberto_mural_1Respecto de su obra de caballete, la entrevistada señala que hay mucha, tanto en Estados Unidos como en México, que aún es inédita, porque no siempre hay la facilidad de acceder a los coleccionistas. Esto se debe a que Montenegro estuvo relacionado, "como decía Villaurrutia, con los ministros, con los políticos más importantes, y claro, son personalidades que a veces no tienen muchas ganas de proporcionar sus colecciones".

Preguntada acerca de las aportaciones de Roberto Montenegro. La sensualidad renovada, la autora dice que, por un lado, mucha de la obra reproducida es inédita, mientras que por el otro esos mismos trabajos muestran como ya en 1915, estando en España, el artista manejaba "las imágenes que van a ser el núcleo fundamental del muralismo mexicano". Eso, a pesar de que "las toma y luego las abandona". El libro también refrenda el virtuosismo patente de Montenegro en su faceta como ilustrador.

A Balderas todavía le falta trabajar la obra escenográfica del artista, tanto en cine como en teatro, ballet y ópera. Luego está la gráfica, así como su relación con la educación artística. Incluso, a los mismos murales ?en 1994 merecieron un libro de Julieta Ortiz Gaitán? dice haberles encontrado "otra veta", que sería analizar la iconografía.

En su texto ''Roberto Montenegro: el pintor muy conocido, el gran artista desconocido'', Carlos Monsiváis sostiene que en la historia del arte en México al artista jalisciense "se le regatean los méritos y se le prodigan las menciones". Reflexiona: "Tal parece como si la condición de Personaje Indispensable dispensara de la necesidad de valuar su obra, tan extensa, tan irregular, tan extraordinaria en sus grandes momentos, más numerosos de los que se admite". Afirma: "Algo tiene que ver con esto el estilo de vida de Montenegro, a contracorriente de las ambiciones épicas y alejado de las ideologías. De acuerdo con los criterios de la cultura de la Revolución Mexicana, Montenegro es un frívolo y un conservador, sin que la contradicción planteada en estos términos se advierta".

LA JORNADA VIRTUAL

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ROBERTO MONTENEGRO: ILUSTRADOR (1900-1930)
 

de: ESPERANZA BALDERAS
sección: Arte Mexicano

La Jornada 14 de noviembre de 1998

Ser ilustrador, primer modus vivendi de Montenegro: Balderas

Merry Mac Masters ¤ No son desconocidos los saltos estilísticos de Roberto Montenegro (1885-1968). Un botón de muestra serían dos libros ilustrados por el pintor jalisciense en 1919: El ejemplo, de Artemio del Valle Arizpe, que es ``totalmente'' art nouveau, y la iconografía del anónimo La lírica mexicana, que es prehispánica.

Desde temprana edad, Montenegro fue influenciado por las nuevas tendencias europeas, desarrollando una mezcla de ``modernismo, simbolismo y art nouveau'', afirma la investigadora Esperanza Balderas. Su primo, Amado Nervo, regalaba a Montenegro libros del ilustrador británico Audrey Beardsley, a la vez que el joven cursó estudios en su natal Guadalajara con Félix Bernardelli.

De hecho, el art nouveau fue un estilo que Montenegro dejó para retomarlo una y otra vez, aunque ya para los años sesenta sólo quedaban los ``rasgos''. Unas piezas de cerámica ``al final de su vida'' tienen todavía reminiscencias de aquellas líneas sinuosas y alargadas.

Esa influencia europea jugó un ``fuerte'' papel en los principios de la llamada Escuela Mexicana. Pero, ¿a qué se debió el apego de Montenegro a estas primeras imágenes, si Diego Rivera, también iniciador del muralismo mexicano, pronto las dejó? Claro, Montenegro también participó del nacionalismo y comprendió la necesidad de forjar una ``identidad mexicana'', pero ¿por qué no continuó por allí como lo hicieron los Tres Grandes (Orozco, Rivera y Siqueiros)?

Esta circunstancia es algo que Balderas acabó ``rescatando'' al retomar hace tres años el proyecto ``global'' iniciado en 1980, en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas, del Instituto Nacional de Bellas Artes, a fin de elaborar un catálogo de obra del artista jalisciense, que incluiría una ``actualización documental''.

Durante su investigación Balderas localizó materiales de ilustración. Entrevistada, dice haber contactado a Mercurio López, vendedor de libros de viejo y coleccionista de tomos ilustrados por pintores mexicanos. Al intercambiar datos con López, empezó a ``crecer'' la parte de la búsqueda de Balderas enfocada a la faceta de ``ilustrador'', al advertir que ésta fue el primer modus vivendi de Montenegro.

De adolescente, en Guadalajara, empieza a mandar viñetas a la Revista Moderna de México, colaborando al lado de Julio Ruelas, cuenta Balderas. Después de una estancia en la Academia de San Carlos (1903-1906), de la ciudad de México, el joven artista se va becado a Europa. Llega primero a Madrid, España, donde gana un concurso para ilustrar la portada de la revista Blanco y Negro.

Posteriormente, se dirige a París donde colaboró en la revista Le Temoin (El Testigo). Aunque Montenegro siempre cultivó su labor de ilustrador, nunca le dio ``importancia'' a ese trabajo.

Del art nouveau al nacionalismo

La exposición Roberto Montenegro. Ilustrador, 1900-1930 es el primer resultado de la investigación de Balderas, quien anota que en el periodo comprendido entre 1903 y 1919 es cuando el artista ``maneja'' el art nouveau de manera más fuerte. En 1911, al año de haber regresado de Europa, empieza con ``lo nacionalista''. En la revista Multicolor, donde trabajó García Cabral, hace caricaturas ``antimaderistas''. Después de revisar inumerables archivos, se dio cuenta que muchos de sus contemporáneos siguieron al pintor. En un ejemplar de Multicolor se publica una viñeta que se ufana de ser ``igual'' a una de Montenegro, El camino a la muerte. Tal vez sus ilustraciones más conocidas son las que hizo para el cuento La lámpara de Aladino (Barcelona, 1919), y para el libro Vlaselav Nijinsky, una interpretación de su obra en negro, blanco y oro por Roberto Montenegro, del mismo año en Londres. No obstante, la mayoría de los libros exhibidos en la Biblioteca de México, contienen portadas ``desconocidas'' que el artista ``facturó'' en México.

El art nouveau y los ``estereotipos mexicanos'' son los ejes de la muestra. Del segundo, Balderas afirma que Montenegro empezó con esa línea antes de que se iniciara el proyecto nacionalista de José Vasconcelos. El pintor realizó el primer mural encargado por el entonces secretario de Educación Pública, en el antiguo edificio de la ex Hemeroteca Nacional, El árbol de la ciencia (1921-22). También a instancias de Vasconcelos, el artista realizó algunos murales para diferentes oficinas de la SEP.

La curadora señala que la exposición comprende algunas obras relacionadas directamente con sus murales. En la portada del libro Lecturas populares, de Esperanza Velázquez Bringas, hay un ángel ``idéntico'' al que aparece en el mural de 1924 que está en el Centro Escolar Benito Juárez, en la colonia Roma.

De las 119 piezas que comprende la exposición (seleccionadas entre más de 500), ``pocas'' son originales. Entre éstas se incluyen las portadas para las partituras de músicos jaliscienses facilitadas por el Conservatorio Nacional de Música.

Por su parte, el Centro de Estudios Políticos, Filosóficos y Sociales Vicente Lombardo Toledano prestó revistas de la CROM, en las que Montenegro colaboró en 1916. Tampoco podrían faltar ejemplares de Revista de Revistas. Si Balderas limitó el contenido de la muestra de 1900 a 1930, fue por ser el periodo en que el expositor trabajó ``continuamente'' estas piezas de ilustración. Acota que en 1962, Montenegro ilustró dos libros de texto gratuito, pero ya no son ``ni en calidad, ni cantidad''.

Para la investigadora, el artista siguió cultivando el art nouveau como ``consecuencia de su educación y su clase social''. Montenegro también forma, junto a muchos artistas más, esa ``otra parte'' de la historia del arte mexicano, aún por revisarse.

(Roberto Montenegro. Ilustrador, 1900-1930 se exhibe en la Biblioteca de México, en la Ciudadela. La exposición concluirá el 15 de diciembre.)