RETRATOS EN BARRO


La tradición alfarera de trabajar barro en San Pedro Tlaquepaque,
población cercana a la ciudad de Guadalajara, Jalisco, se remonta a
la época prehispánica, pero encuentra una importante transformación a
partir del proceso de fusión cultural que sufre nuestro país con la
conquista española.
México, al consolidarse como una nación independiente en la segunda
década del siglo pasado, surge a modo de posibilidad de aventuras,
como una tierra llena de fantasías y exotismos que los exploradores y
viajeros Europeos, buscaban con interés particular para narrarlas en
sus crónicas literarias.
Son estos viajeros con alma de trotamundos los primeros en plasmar la
imagen de este México nuevo, y hacer referencia entre otras cosas, al
trabajo y la obra de un alfarero escultor de nombre Pantaléon Panduro.
Originario de San Pedro, Tlaquepaque, nace el dia 26 de Julio de
1847, y su nombre completo es el de Pantaléon de la Trinidad Panduro
Martínez, dotado de cualidades innatas extraordinarias para el
modelísmo en barro, ya que nunca recibió educación artística ó formal
alguna, ejecutaba figuras y esculturas humanas con un realismo
singular, es éste personaje quien le da a esta población el carácter
de tradición escultorica en barro, además del de ser una villa
alfarera en cuanto a la producción de la cerámica de uso.
Don Ventura Reyes y Zavala en el año de 1882, en sus apuntes
titulados Las Bellas Artes en Jalisco , haciendo alusión a Pantaléon
Panduro, y a otro escultor de barro de nombre Guillermo Pajar,
llamado "Pajarito," dice: "Si un Cimabúe (maestro florentino de
grandes artistas plásticos), los sorprendiera en su pajiza
habitación, con un poco de barro entre sus toscos dedos, de los
cuales sale al fin una bella figura, si los llevara consigo y los
aleccionara, acaso vendrían a ser artistas de fama europea!"
El escritor y periodista mexicano de origen ingles E. Gibbon, en
1893, escribió lo siguiente de las esculturas de Panduro: "en ellas
se encuentra la observación y el conocimiento de ciertas reglas muy
precisas, que forman, digámoslo así, al verdadero artista y al
correcto modelador, y de éste al escultor."
Desde grandes Mandatarios de la política nacional, pasando por
personajes cotidianos de la escena pública, y celebridades de su
tiempo requerían de sus servicios, debido a su gran habilidad de
escultor.
Entorno a su vida se comentan cosas tan fantásticas y anecdóticas,
sin comprobar, como las siguientes:
Que el Presidente Don Porfirio Díaz, en una visita a la ciudad de
Guadalajara, se le realizo un convivió al cual fue invitado Don
Pantaleón, quien sentado en un rincón de ese lugar, empezó a jugar
con un poco de barro que llevaba con el, al pasar una persona observo
el trabajo que este realizaba, se trataba de un busto de
extraordinario parecido al Presidente Díaz, lo hizo saber de
inmediato al Mandatario, quien al ver una imagen de él mismo,
elaborado con tanta perfección y plástica por aquel humilde indígena,
asombrado por su gran parecido, le concedió un deseo, "Pide el que
sea." Don Pantaleón, se dice, que no dudo en pedirle que lo hiciera
Presidente de la Republica, por lo cual Don Porfirio Díaz,
comprometido con su palabra, se lo otorgo por una hora. El Historiador
Ramón Mata Torres, escribe en esta mismo sentido que el Presidente
Díaz, en pago a un retrato en barro de gran notabilidad, lo invito a
vivir en su palacio en la ciudad de México (El Castillo de
Chapultepec
).
Se cuenta también que en solo treinta minutos, era capaz de captar
los rasgos de un personaje con gran lujo de detalle, con solo sus
dedos y unos pequeños estiques de madera, que era capaz de hacer
hablar el barro, es por eso que los demás artesanos y pueblo en
general lo llamaban "El Brujo."
Algunos investigadores Norteamericanos, amantes del barro de esta
región, mencionan que el nombre de Panduro es sinónimo de "Figuras de
Barro."
Efectivamente, como lo dice el Escritor, Curador e Historiador de
Arte, Don Gutierre Aceves Piña, en la "Villa de Tlaquepaque," a partir
de Panduro, hay "Una Tradición Observada," en cuanto al oficio de ser
escultor en barro, ya que los descendientes de su familia han
continuado el camino iniciado por él, unos modelando directamente el
barro y otros a través de moldes y no solo ellos sino que algunas
otras familias del pueblo en general.
A la muerte de Pantaléon Panduro, en 1909, la tradición alfarera de
esta región ya se encontraba plenamente arraigada y consolidada, tan
es así que en la década de los treinta los escritores que criticaban
los estereotipos nacionalistas de la literatura de aquella época la
llamaban "literatura de jicarita." (Haciendo alusión a las vasijas de
barro de Tlaquepaque.)
Pintores de la talla de Gerardo Murillo (Dr. Atl), ó Roberto
Montenegro, además de ser coleccionistas de figuritas de barro, dieron
relevancia al oficio del artesano en barro como símbolo de nuestra
manera de ser, de nuestra propia identidad.
Debemos de dar la importancia debida a las tradiciones del pasado,
que forman parte de nosotros mismos presente y futuro, de nosotros
mismo, como parte de la cultura universal, que nos identifica ante
las demás naciones.

Oscar Ibarra