El manifiesto
personal de Mathias Goeritz,
inspirado en los salmos bíblicos, se presenta a partir de hoy en el Museo El
Eco de la UNAM.
La muestra es un conjunto de Mensajes, donde la abstracción formal da cuenta
de la divinidad etérea, concentrada en láminas doradas y perforadas que se
pueden interpretar como escoriaciones, llagas o
estigmas, según explica Daniel Miranda, curador de la exposición
Su propuesta se bifurca formando cruces, estrellas, círculos y otros símbolos
que enuncian “la casa de Dios en la Tierra” a la manera de los retablos novohispanos, traduciendo el hecho religioso en uno
plástico que deviene en una propuesta estética.
Miranda precisa que estos mensajes conforman un intento por reconciliar la
historia de la humanidad con sus valores más estables, retomando la milenaria
tradición de representar lo sagrado.
Señales y reflexiones
Para Guillermo Santamarina, director de El Eco, Goeritz no fue el primero en agujerar la superficie
pictórica, como lo hizo en su serie de láminas doradas y perforadas, que
ahora se exhiben.
Para recalcarlo adjudicó a estas hojas sublimes o simplemente elegantes la
consigna de ser mensajes. Esos aparecieron en 1958 tras la consideración de
llamarles sudarios (cambió de opinión cuando se acordó que no hacía mucho Rothko había coincidido en esa mención religiosa).
Aunque resulte evidente, debe afirmarse que estos mensajes no son explícitos;
su caligrafía no asimila ningún sistema semántico específico y poco tiene en
común con el código Braille.
El despliegue de señales y de las reflexiones que arrancan con ellas las ha
precedido la afortunada visita de uno de los fragmentos matrices del discurso
del artista: el mensaje colosal (ca, 1968) que ha
cedido Tubos de Acero de México para su exhibición pública, antes de ser
colocado de forma permanente en las instalaciones de esa corporación. El
Museo El Eco se localiza en Sullivan 43 en la
Colonia San Rafael. |