Lunática de la creación 

 

Por Mariana Islas

 

Mural

 

(10 Mayo 2004).-

Esquina con... Karla Aparicio

 

Todo empezó como un juego de niños. Primero fue una galería para exhibir sus diseños artesanales, luego introdujo clases de sensibilización al arte para niños y la idea poco a poco cristalizó en un centro cultural que invita al disfrute de los sentidos.

 

Así es como Karla Aparicio formó Luna Tika, el taller, oficina, centro cultural y café que permite a la tapatía nacida el 30 de agosto de 1968 ofrecer un espacio de paz y tranquilidad alejado del ajetreo de la ciudad, pues está instalado en Los Gavilanes (Hidalgo 33-C).

 

"Todo lo que es Luna Tika trae un mensaje para vernos adentro, para volver a los principios, a tus raíces, para no abandonarlos con tantas influencias que tenemos, abandonar lo básico que son los valores, la sensibilidad. Va enfocado a reencontrarte", afirma.

 

"El espacio es muy grande, empecé a meter yoga, pilates..., se nos ocurrió hacer un cafecito muy bohemio, muy a gusto, chiquito. Todo va dentro de lo mismo, buscar en tu interior. La vida está tan ajetreada que se te olvida ir más lento".

 

A la par de Luna Tika, Aparicio cuida de sus tres hijos, Bernardo, de 14 años, Itzia, de 12, y Yatzini, de 9, básicamente su motor para levantarse más temprano y vivir, por lo cual a veces anda "como loca, como pulpo", pero lo bueno, dice, es que sabe delegar responsabilidades.

 

Con este as bajo la manga, fue como la egresada de la Univa, de la carrera de Ciencias de la Comunicación, con estudios de diseño durante la prepa, comenzó este proyecto hace más de 10 años.

 

"A mi la Luna es algo que me inspira muchísimo, es femenina, es mujer, tiene muchísima fuerza, mueve mareas.

 

"Veo la Luna y me inspira mucho; por eso busqué algo con Luna".

 

La historia inicia cuando recién casada, cuenta, decoró su casa con sus propios diseños y adornos.

 

Les gustaban tanto a sus amigas, que de plano le pedían que se los vendiera, así que comenzó a hacerlos en serie y, sin querer, se inició en el ramo de la venta de artesanías diseñadas por ella misma.

 

"Fui a llevárselos a mis amigos que tenían tiendas de regalos y en ese entonces entró el boom de la exportación y la artesanía mexicana que estaba de moda y la llevaba a quienes tenían empresas y estaban exportando. Era rapidísimo la forma en que los vendían.

 

"De repente ya era una empresota, pero siempre como un hobby, un juego, nunca pensando que fuera una empresa, ni un negocio, por el amor a hacer las cosas y la fascinación de que a la gente le gustara".

 

Entonces se vio obligada a rentar la finca que alberga ahora a Luna Tika que, por lo alejada de la Ciudad, servía de lugar ideal para su taller y tienda.

 

Aunque en aquel entonces a la creadora le comieron el mandado y reprodujeron en masa uno de sus diseños, "Reflejos", un portavelas con cristal que matiza la luz, lo sigue exhibiendo en su tienda, junto con "El Péndulo", que ya patentó por si las dudas, y paquetes educativos que unen lo artesanal con lo educativo, los cuales distribuye también en el Museo Interactivo Trompo Mágico.

 

Sus diseños han llegado a muchas partes de la República, ya que uno de ellos fue seleccionado como galardón del Festival de Cine Internacional de Mazatlán y otro como el reconocimiento del Evento Planeta en varias ocasiones.

 

De la alberca a la televisión y al arte

 

Antes de llevar las riendas de Luna Tika, Aparicio daba clases de natación, porque siempre le ha gustado combinar el arte con el deporte.

 

Un buen día una amiga le pidió que llevara a su equipo a hacer bola en un programa de televisión en el Canal 4, en donde encontró trabajo como la conductora de los programas Las Manualidades de Karla y El Librero de Karla, además de salir a cuadro en el programa del Mago Granel y Estrellita.

 

"Era multiusos porque salía dando aeróbics; era de concursos, pero tenía mi sección de arte, ponía a los niños a hacer y deshacer con un montón de materiales".

 

Y cómo no iba a tener esa vena de artista, si su padre es el pintor Raúl Aparicio, encargado de las clases de iniciación a la pintura en Luna Tika.

 

"De ahí viene todo, porque desde chiquita, cuando vives con un papá bohemio, que todo el tiempo está pintando, ya es como tu medio, llegas a platicar con él y está pintando y tú te pones a pintar".

 

Además, la hermana de su padre es Clara Aparicio, viuda de Juan Rulfo, a quien recuerda como un hombre por demás serio, que cuando hablaba se le entendía muy poquito.

 

Con su primo, Juan Carlos Rulfo, colaboró en el trabajo de fotografía de la cinta El Abuelo Cheno.

 

¿Lugar de locos?

 

- En más de una ocasión, Aparicio ha contestado el teléfono de su centro cultural y le han colgado.

 

- El motivo es que más de algún interesado en sus servicios se ha sentido aludido cuando ella contesta con el nombre del lugar.

 

- "Es muy chistoso, porque a veces contestas '¿Luna Tika?', y te dicen '¡estará usted!' y me cuelgan".