Lucía Maya lleva el paraíso al tutelar

 

o                           “Maestra”, le aclamaban los jóvenes con quienes compartió Lucía Maya los pinceles, el color, los trazos...

Han pasado ya 16 años desde que Lucía Maya vertió un profundo dolor en Mártires del paraíso.

ZAPOPAN, JALISCO.- Han pasado ya 16 años desde que Lucía Maya vertió un profundo dolor en Mártires del paraíso, instalación que pintó en homenaje a uno de sus amigos artistas que murió de VIH-Sida en la década  de los 80. Ahora la pintora ha desempolvado esas memorias para compartirlas en lugares donde normalmente no llega el arte, como el centro Tutelar para menores de Jalisco, donde la pieza fue inaugurada ayer ante más de 200 internos, como parte de las actividades de mayo de los Derechos Humanos en Zapopan.

Alegre, vestida de negro  y tomándose fotos por aquí y por allá. “Maestra”, le aclamaban los jóvenes con quienes compartió Lucía Maya los pinceles, el color, los trazos, pero principalmente, su espíritu para pintar en colectivo algunas de las paredes del sitio donde permanecerá este fin de semana la instalación.

Poco después de las 16:30 horas, Lucía Maya proyectó un video en el que explicó el proceso de creación de la pieza. Los “chavos” la escuchaban atentos. “Éste es mi amigo que murió en los 80, habíamos planeado hacer una instalación en el Museo del Chopo, pero como murió de Sida, hice Mártires del paraíso como un homenaje a él y a toda la gente que en ese momento murió por la misma enfermedad. Es un homenaje a la libertad y aunque mi amigo era totalmente libre, la enfermedad lo privo un poco”.
Simultáneamente llegaron 20 jovencitas y Lucía Maya se disculpó por no haberlas invitado a pintar los muros laterales, “no sabía que también había mujeres, pero les prometo que después haremos otras actividades”.

Las imágenes siguieron proyectándose hasta que aparecieron las recientes. Los jóvenes se reconocieron en compañía de Lucía Maya. Y se desataron rumores, carcajadas y secretos en voz baja. Todo circulaba discretamente en complicidades secretas de los adolescentes. La experiencia les arrancó por lo menos un par de sonrisas, algunas liberadas, otras más modestas.

Como cualquier recuerdo que sale del cajón y hay que revivirlo, la instalación Mártires en el paraíso tuvo que ser restaurada, misión que asumió la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO). La pieza itinerará por distintos lugares “marginales”, donde el arte no llega comúnmente, concluyó la artista.