Kraeppellin: Bajo el signo de Acuario



foto Roberto Antillón
Corina Preciado

Guadalajara,  México MURAL (4 febrero 2006)

 

 Juan Kraeppellin se pintó hoy los labios de negro y las uñas con esmalte rosa.

Trae una pluma de ave colgada de una oreja, que presume también una enorme imitación de diamante.

El cabello lo trae teñido de un color oscuro y brillante.

No quiere hablar sin tener una cerveza resbálandole por la garganta.

Un sonoro eructo que presume minutos más tarde es señal de que la bebida ha hecho efecto en el pintor tapatío, que carga sus pertenencias en una bolsita del mercado.

"¿Qué signo eres?" pregunta.

El cuestionamiento es un mero pretexto para que Kraeppellin comience con un largo y elaborado discurso sobre los astros, a los que atribuye todas las condiciones de su existencia.

Al universo le achaca sus problemas circulatorios y culpa a su carta astral de que en ocasiones la sangre esté a punto de reventarle las venas.

El destino, según él, le impuso sufrir cuando lo hizo nacer bajo el signo de Acuario.

"Yo como Acuario vivo en los planetas superiores. Acuario es el saber; entonces yo vivo en un plano en donde sufrí un shock porque yo soy de la generación del 68; pero nací en 1948 cuando entraba a regir sobre nuestro sistema solar planetario Acuario", dice.

"Me dio como un putazo, como un flamazo de luz, un impacto tremendo el haber nacido en ese tiempo, como que fui tocado, señalado por una mano divina que dice 'tu vas a sufrir más que los demás; pero vas a entender más que los demás'".

Aunque los otros signos también deben de tomar precauciones, advierte.

Los Tauro deben tener cuidado porque son muy prolíficos en actos carnales, señala.

Con un saco negro, adornado por una insignia militar y unos calzones, que asegura, son de mujer, Kraeppellin asegura que su reputación de monstruo terrible, al que le gusta escandalizar, es un mito.

Aunque esa negación no hace que se olviden las leyendas urbanas que cuentan que le gusta pasear una carreola que carga dentro una cabeza de cerdo maquillada.

"¿Fama? ¿Fama de qué?, si yo soy un santo, un santo taoísta, un santo de la madre, ¿De cuándo acá? porque yo tengo cuatro años que no me acuesto con una mujer, de que hago mis intentos y eso les causa pánico a las mujeres... es que yo soy de la cultura de los hippies del 68, allí todo era paz libre, amor libre y trabajo libre", se defiende.

Kraeppellin, que después de cuatro años de no exponer muestra una selección de su obra en la galería Haus der Kunst, acusa a su ascendente en Escorpión de su apetito sexual, que no se casa con una sola orientación.

"A mí no me gustan los hombres, me gustan los maaaa.. riii... cooo... nes, los hombres a lo más que pueden llegar es a ser buga, como Helmut", dice refiriéndose al director de la galería donde actualmente está montado su trabajo.

"Buga es como buganvilia, te digo que Helmut es como una especie de buga, y tu... apunta todo ¿Se está grabando?".

Nacido bajo el nombre de Juan José Ávila Aceves, el artista es un personaje de la Ciudad que causa curiosidad entre sus compañeros de pesero por su apariencia estrafalaria.

Conocido por sus ocurrencias, y porque su look pintoresco es coherente con su trabajo, es respetado por sus colegas e incluso considerado como un maestro por creadores como Juan Carlos Urive.

Trompas de falopio en forma de flores, partidos de ajedrez en los que el perdedor se despoja de su ropa y luchadores con cara de pescado forman parte de este universo único fabricado por un hombre, que precisa que tomó su nombre artístico de un colega de Sigmund Freud.

Alumno del instituto Unión, Kraeppellin recuerda que el signo de la bestia, el de la rareza, el de la extranjería lo persigue desde que era niño.

Era tan especial, dice, que lo consideraban retrasado mental y lo trataban como tal.

Jura que ahora agradece esa maldición que lo ha convertido en un pintor naif al que le gusta que lo retraten sin ropa.

Brochazos
Nació en el barrio de la capilla de Jesús.

Su primera exposición fue en el Ex Convento del Carmen en 1977.

Participo en el Salón de Octubre del Instituto Cultural Cabañas en 1989 y en 1992, años en los que obtuvo mención honorífica en pintura y escultura respectivamente.

De su obra se dice que tiende al expresionismo abstracto.

El Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara tiene obra de Kraeppellin.

Fuente: La Pintura Jalisciense en el Siglo 20 de Guillermo Ramírez Godoy.