JESUS
GUERRERO SANTOS
CERÁMICA Y METAL . OBRA RECIENTE
La exposición Jesús Guerrero Santos. Cerámica y Metal. Obra reciente
muestra cómo la cerámica y alpaca
combinadas pueden producir objetos originales en diseño, color y forma que
permiten preservar el arte tradicional mexicano, y podrá ser vista a partir
del 9 de
febrero a las 20:00 horas en
el Museo de Historia Mexicana, donde permanecerá hasta el 13 de marzo.
El tema del trabajo del artista jalisciense es el rescate y recreación de las costumbres y tradiciones artesanales a través de la
cerámica, “mi arte es mitad mayólica que viene de Italia y que hoy se hace en Jalisco; y mitad talavera, que usa el blanco y el azul, que significan
alcurnia y honorabilidad en la España del siglo XVI”, indica Jesús Guerrero
Santos quien exhibirá a través de 95 piezas su producción
artística de los últimos 14 años.
Tras de dedicarse durante veinte años a la promoción del cine de arte
en Guadalajara, el artista nacido en San Martín, Hidalgo, encontró su
pasión en la cerámica en 1988, luego de
una ardua investigación sobre su historia, que culminó con la
apertura de su taller en Tonalá, Jalisco.
"Mi
contacto con la cerámica es un placer... es (como si estuvieran presentes
al mismo tiempo) el pasado y el presente. Es revisar nuestra historia: cómo
el hombre estuvo servido siempre por cerámica en nuestro pasado y
confrontarlo un con el presente, donde más bien somos servidos por el
plástico, por materiales menos dignos... Este es uno de los sabores de mi
contacto con la cerámica, de ver las diferencias de atención, de servicio
al hombre... creo que con la globalización tenemos que intensificar... insistir en lo mexicano, recreando lo
nuestro y dándole vuelta a lo nuestro...", para que las raíces del
mexicano no se pierdan.
Para Guerrero
Santos, hacer artesanía es “manejar la comunicación entre el diseño y el
oficio. Reconociendo el gran valor del oficio y el
patrimonio artístico que tenemos los mexicanos. Lo digo así porque
creo que lo que estoy haciendo es una recreación de todo lo que los
antepasados nos dieron”.
“La artesanía
es el carácter de nuestras tradiciones. De alguna manera todo está tomado
del Renacimiento italiano o del barroco español, pero finalmente está
interpretado a lo mexicano”.
Aunque
considera su trabajo una artesanía, su obra responde a un rigor de
producción estricto, formas perfectas, contrastes
armoniosos, utilidad explícita, que se exhibe en galerías y museos en un
"constante esfuerzo por presentarla en lugares donde comúnmente la
artesanía no se ha mostrado... La insistencia de exhibirla es como dejar
claro que lo mexicano bien hecho puede estar en esos lugares...", como
el Museo Franz Mayer,
el Museo Regional, en Guadalajara; Museo de Monterrey, Museo de Arte del
INBA, entre otros, donde ha expuesto sus creaciones.
Y sostiene:
“El arte popular se vive: yo diseño, estoy observando la forma y luego la
entrego -ya que la concebí y la dibujé- al artesano quien obedece y en
ratos desobedece... Ahí empieza la magia de quienes nos estamos prestando,
habilidades en el resultado de una buena obra, o bien, en arte popular. La
autoría se queda entre el artesano y yo, yo y el artesano”.
Y es por ello
que en su taller de Tonalá, junto con un grupo de artesanos crea
piezas únicas en las que reúne la tradición, haciendo uso de la heráldica,
los temas religiosos y alegóricos, la pintura mexicana del siglo XIX y la
modernidad con las aplicaciones metálicas de alpaca, hierro o cobre, como
sello distintivo de su producción.
El proceso
llevado a cabo por Jesús Guerrero Santos y sus artesanos en su taller
consiste en once pasos. Inicia con la mezcla de tierras y talcos, amasando
luego con los pies durante siete u ocho horas, para después hacer paquetes
de la masa que se dejarán reposar. Posteriormente, se levanta la pieza en
el torno, dependiendo de su diseño. La pieza se deshidratará por uno o dos
meses y tras este lapso se someterá a su primera cocción, de 900 a 600
grados. A continuación, la pieza se esmalta para su conservación, este paso
es más novedoso, ya que durante el siglo XVI sólo se bruñían o pintaban las
piezas.
Tras el
esmaltado, se inicia la ornamentación con los dibujos. Se pintan las piezas
con óxidos para luego someterlas a su segunda cocción. Finalmente, Jesús
Guerrero Santos aplica en sus creaciones el metal necesario para darles la
majestuosidad que las caracteriza.
“Definitivamente
mis piezas son caras, pero suponen una considerable inversión en tiempo y
materiales y trabajo manual de un artesano. Mis compradores asumen que si
las piezas tienen pequeñas fallitas, es porque están hechas completamente a
mano, pero también tienen que entender
el contexto en el que aparece un tibor o un lebrillo.
Se necesita cierta cultura y cuando la gente es culta aprecia lo popular,
cuando están a medio camino aprecian sólo a Rembrandt
y a los museos bellos, cuando pasan
por eso, las personas también se reconocen a sí mismas, a través de lo
popular.
Entre sus
innumerables obras destacan el relicario que se utilizó para la ceremonia
de canonización de los mártires de la Guerra Cristera en nuestro país, en
mayo de 2000, así como los objetos de uso personal y los utilizados por el
Papa Juan Pablo II durante la misa de canonización de San Juan Diego, en el
año 2002, en la ciudad de México.
Además,
durante la Cumbre Iberoamericana de Guadalajara algunas de sus creaciones
fueron obsequiadas a cada uno de los mandatarios asistentes, su obra
también figura en las colecciones del
Papa Juan Pablo II, la Casa Blanca de Estados Unidos y
Grupo Vitro de Monterrey.
El Museo de
Historia Mexicana se encuentra ubicado en Dr. Coss 445 sur,
con estacionamiento gratuito por Diego de Montemayor
444 sur, Monterrey NL para mayores informes puede comunicarse al teléfono
83459898.
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