Se despide un artista de lo cotidiano

EL INFORMADOR, Guadalajara, Jalisco, México - Viernes 31 de Marzo de 2006



Paco Ochoa se queda en Jamay



• La obra de Paco Ochoa

mostraba situaciones cotidianas

con tintes de humor.

 

                            

 

 Ayer se dio el último adiós a Paco Ochoa, pintor jalisciense que falleció el pasado miércoles en manos de una insuficiencia respiratoria. El artista heredó su obra al municipio de Jamay, Jalisco, tierra que lo vio nacer.
Paco Ochoa regresó a Jalisco después de habitar en la capital del país casi toda su vida. “Se fue como a los cinco años”, comenta Rosy Garibi, quien hizo amistad con él a partir de una exposición en el Exconvento del Carmen. “Pero adoraba Jamay. Me contaba que cuando salió de allí, se le partió el corazón, y hasta recordaba la melodía que sonaba en el quiosco en ese momento”. Y así, poco a poco, se desgranan recuerdos alrededor de él. “No tenía familia. Y era una persona amable, encantadora, profesional. El día que quedaba de entregar su obra, la llevaba. Jamás se retrasó y eso es algo raro entre los artistas”.
La pintora Carmen Alarcón y el promotor Francisco Barreda coinciden en que el artista quería volver a su tierra y esto sucedió, quizás, a partir de que le diagnosticaron su enfermedad. “Como que el cambio le ayudó a sentirse mejor. Tanto que a la gente se le olvidó que estaba delicado de salud. Él era muy singular, aunque no era sociable y se dedicaba sobre todo a trabajar, se mostraba optimista, con un carácter alegre”.
Carlos Maldonado difiere un poco, pues opina que en algunas conversaciones reflejaba cierta nostalgia, misma que se respiraba en su casa. “Pensaba que por eso pintaba a tanta gente, recuerdos, momentos cotidianos y de barrio, de hecho él era de barrio, vivía por la Capilla de Jesús”.

El pintor

Como pintor, Paco Ochoa podía ser identificado sin problemas. Fijaba situaciones de todos los días para agregar un trazo de humor. Se puede decir que se reía de sí mismo, de lo que sucedía en su entorno, de la quinceañera de barrio, del cumpleaños de una doña, de la lucha libre, de la muerte.
“Tenía un estilo muy identificado”, comenta Francisco Barreda. “Reflejaba la tradición y tenía su carácter urbano. Él era contador de una galería y la dueña lo animó a dedicarse a la pintura. Con el tiempo se convirtió en dueño de un estilo y humor propios”. El director de Artes Visuales de Secretaría de Cultura se encargó de llevar al Exconvento la obra del pintor y dice sentirse satisfecho de haberlo conseguido a tiempo. “Él estaba feliz con esa muestra”.
Para Carmen Alarcón, Paco Ochoa era un cronista de la pintura, “porque documenta hechos y acotenceres de la vida de la ciudad y el país. Es importante saber que desde Guadalajara hizo buena parte de su producción plástica”. A lo anterior, la pintora y amiga agrega que la obra puede ser antropológica o histórica, con una carga de ironía. “Recuerdo un cuadro de Jacobo Zabludowsky, donde aparece con los actuales reyes de España, además de Maximiliano y Carlota. Tiene ese tipo de lenguaje que sirve para hacer más llevadera la cotidianidad”.

La herencia,  a Jamay

El cariño por su tierra permaneció hasta el último momento. Paco Ochoa decidió donar su obra al municipio de Jamay. Carmen Alarcón aclara que el artista se preocupó por el buen manejo de sus piezas al nombrar tres albaceas. Elvia Jiménez, Ofelia Zahagún y la propia Carmen Alarcón, no pueden actuar de manera independiente ante la obra. “Es para que quede un comisariado”, aclara la pintora. “Se abrirá una sala con su nombre y podemos hacer que la obra viaje para que la gente conozca la obra”.

 

 

 

OCHO COLUMNAS 31 DE MARZO 2006

La Cultura

 

Fallece Paco Ochoa, pintor jalisciense

Juan Toscano | OC Originario de Jamay, Paco Ochoa estudió pintura, escultura y grabado en La Esmeralda, en la ciudad de México. Desde muy joven presentó exposiciones individuales y colectivas, destacando «El baile del encuentro», que montó en el Salón de la Plástica Mexicana en 1992, con motivo del Quinto Centenario del Encuentro de dos Mundos. La obra de Paco tenía una oleada de frescura y de humor mexicano.
Afecto a presentar temas cotidianos del pueblo llano, como cantinas, barrios, vecindades, lupanares, rumberas, luchadores, mariacheros etcétera. La sencillez de Paco y su ausencia de pretensión lo hacía ruborizar cuando sus admiradores le llamaban maestro.
Académico del naif, el maestro Ochoa será recordado por su obra que está ya en las más importantes colecciones públicas y privadas, y pasa ya a engrosar el Olimpo de los pintores jaliscienses.

 

 

PUBLICO 31-Marzo-06

Falleció el pintor Paco Ochoa
Se fue el "cronista de México"

El artista originario de Jamay dejó de existir el miércoles, en su casa de Guadalajara. Su legado será donado a la Casa de la Cultura de Jamay, para exhibirlo en una sala creada en su honor.

 


Una de sus últimas exposiciones se
presentó en el ex convento del Carmen

 

 La pasión de Paco Ochoa era plasmar imágenes de la vida cotidiana del México popular, de sus personajes y sus costumbres. Nació en Jamay el 4 de septiembre de 1943, pero cuando tenía cuatro años de edad, su familia se trasladó a vivir a la ciudad de México. En la capital descubrió una fuente de inspiración inmejorable y en las calles de la Santa María la Rivera encontró estampas, rostros y tradiciones que pinceló en muchas de sus obras. Este miércoles a las 22:10 horas, a sus 62 años falleció en su casa de Guadalajara, a causa de una insuficiencia respiratoria, pero sus pinturas y dibujos cargados de humor e ironía, quedarán como un registro de la vida cotidiana y del acontecer del país.

 

"Era el cronista de México, de los sucesos diarios, de las cantinas, de las calles, de los personajes históricos y de la actualidad. Su trazo reflejaba una ironía única que es muy importante para la plástica contemporánea", detalló la pintora Carmen Alarcón, quien fue amiga cercana de Ochoa durante muchos años.

 

"Queremos que se le dé un buen uso al acervo que dejó Paco y estamos viendo la posibilidad de donarlo a la Casa de la Cultura de Jamay, para que se exponga en una sala dedicada a su obra", detalló Alarcón, quien junto con Elvia Jiménez y Ofelia Guadalupe Sahagún, son las albaceas conjuntas del legado dejado por Ochoa.

 

Alarcón agregó que "la colección de Paco es muy extensa, no sabemos cuántas piezas son porque tenemos que hacer el inventario junto con un notario público y ver diversas cuestiones legales, pero queremos hacer la donación para que el pueblo de Jamay y de Jalisco conozca y aprecie su obra".

 

Paco Ochoa estudió contaduría pública, pero su pasión era la pintura. A principios del decenio de 1980 ingresó a la Escuela de Artes Plásticas La Esmeralda en la ciudad de México y su primera exhibición fue en 1984. Fue artista exclusivo de la galería Estela Shapiro y expuso su obra en diversos espacios culturales de la capital, así como en diversas galerías de Estados Unidos.

 

En 1992 regresó a Guadalajara y montó exhibiciones en el Museo Regional de Guadalajara, en el Centro de Arte Moderno, en el Museo de la Ciudad, en el Cabañas y en el ex convento del Carmen, espacio en el que en marzo de 2005 mostró Las joyitas de la familia, una de sus últimas exhibiciones en la que presentó 32 piezas cargadas de humor. En esa ocasión el artista se definió: "soy un poco extrovertido y muy bromista".