PÚBLICO CULTURA   Domingo 30-octubre 2005

Soy como un músico que pinta

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Este artista tapatío obtuvo, la semana pasada, el primer lugar del Salón de Octubre.

 

 

  

Abstracto o minimalista. Quizá un poco figurativo. Cuando se trata de Eduardo Mejorada (Guadalajara, 1969) los calificativos salen sobrando. La semana pasada, este artista tapatío obtuvo el primer premio del Salón de Octubre con su cuadro “Back”. En él, como en casi toda su obra pictórica, el lienzo está divido y asoman, con líneas blancas, las pequeñas figuras de un ave y dos nidos. Actualmente, combina su carrera como creador con su trabajo como maestro en la Escuela de Artes Plásticas del Cabañas.

 

¿Cuándo decidiste ser artista?

En la niñez. En mi casa siempre se vivió un ambiente apegado al arte. Mi papá tenía una imprenta y cuates que se dedicaban a la pintura. Además mi abuelo fue pintor. Una de mis grandes frustraciones es que no pude estudiar arte cuando fui adolescente. Cuando falleció mi papá mi madre se quedó a cargo de nosotros y no pude entrar a la carrera. Cerca de mi casa estaba el taller de Juan Ávila, el Kraepellin. Fue mi primer maestro de pintura.

 

¿Es difícil hacerse un lugar en el mundo del arte?

Sí es difícil. Hay mucho talento y personas que tienen la inquietud de dedicarse al arte. Hay que ponerse bien la meta y tener mucho amor por lo que uno hace. El trabajo te va dando la certeza. También los estímulos y los premios. Eso te hace pensar que vas por buen camino. Yo he conocido gente que ha dejado el arte porque económicamente es difícil llegar a vivir de esto.

 

¿Se puede concebir una carrera artística sin premios?

Sí. Los premios son muy estimulantes, pero todo es relativo. Un premio es un parteaguas, pero tú puedes lograr crecer solo, porque finalmente el trabajo es el que habla por ti. Yo tuve la oportunidad de exponer y hacer la carrera poco a poco.

 

En Guadalajara el arte figurativo es casi la regla. ¿Por qué te alejas de eso?

Al principio hacía figura, pero toda mi vida tuve mucha atracción por lo abstracto. Recuerdo que de pequeño jugaba a ser arquitecto. Me gustaba pasar la tarde construyendo casas y le tiraba a la onda de la pureza en la línea. Intento decir un millón de cosas y sentimientos con la ausencia total de referencias obvias. Debo aceptar que no soy un buen dibujante. Y uno se ajusta a sus capacidades. Ahora, con lo que he vivido, encuentro cosas maravillosas en lo figurativo y quiero permitirme enriquecer mi trabajo con eso.

 

¿A qué se debe que tus trabajos casi siempre estén divididos?

Me parece algo atractivo. Aunque la línea esté cargada en un ángulo siempre ha representado una especie de horizonte. Yo siento que estoy en un paisaje, en el campo o el mar. De un lado está la vida y el desmadre y del otro el cielo, con un estado de calma. A veces es al revés, cuando quiero que la carga de sentimientos sea superior. Dividir el lienzo es un buen camino para despertar incógnitas.

 

¿Qué te atrae de la docencia?

He descubierto que los alumnos te enseñan mucho. Me recuerda cuando yo era joven y tenía ganas de conseguir algo. He tenido la fortuna de que la mayoría de mis estudiantes tengan esa inquietud. Aunque la academia es fundamental, ahora estamos apostando por la experimentación. Siempre aprendes algo nuevo viendo cómo trabajan los chavos.

 

¿Está saludable la plástica en Jalisco?

Por supuesto. Lo acabamos de ver en el Salón de Octubre. Yo tengo años participando y ahora me dio mucho gusto que 70 por ciento de los seleccionados fueron muy jóvenes, algunos ya con dos o tres exposiciones. Se está gestando una nueva generación. Considero que, creativamente, siempre hemos estado en un buen lugar.

 

¿Existe alguna idea que no hayas podido plasmar en el lienzo?

Hasta ahora no. Siempre soñé con hacer que un cuadro sonara como si fuera música. ¿Cómo pintar una melodía? Creo que lo he logrado. Siempre he cumplido lo que me propongo. No me he quedado con ganas de nada.

 

¿Cuál es la relación de tu obra con la música?

Si hay algo en este mundo que es maravilloso es la música. Creo que mi pintura tiene que ver con la música porque a la hora de trabajar siento ritmo. Desconozco todo lo relacionado a la ejecución musical, pero cuando termino un cuadro es como si se terminara una melodía. Soy como un músico que pinta. Mi pintura depende mucho de los estados de ánimo, del entorno y de lo que esté escuchando.

 

¿Te divierte ser pintor?

Mucho. Cuando hay algo con lo que no estás contento de la vida, tienes la chance de jugar y sentir que estás haciendo algo. O puedes soñar que eres pintor. A mí me encanta ser pintor. Ahora que mis hijos son un poco más grandes me divierte ver cómo juegan con la pintura. Hay lados que no son divertidos, como cuando no hay billetes. nn

 

 

Mariño González