Biografia  FoLé

 

Eduardo Fonseca-Lopez tras el seudónimo de FoLé nació en la Ciudad de México el 2 de noviembre de 1966.  Es el menor de cuatro hijos de Marco Antonio y Martha Fonseca, también originarios del Distrito Federal pero con raíces en Chiapas y Guadalajara, Jalisco respectivamente.

 

 

 

El Primer acercamiento: Diego Rivera y Frida Khalo

Más o menos a la edad de cuatro años, FoLé tuvo su primer acercamiento al arte y fue mediante las constantes visitas que por años hicieron sus padres a Casa de Diego Rivera y Frida Khalo en Tlalpan y que ya estaba convertida en Museo. El motivo de las visitas era cualquiera, ya que a aquella vieja casona la envolvía un especial misticismo y la magia que ha rodeado a estos dos reconocidos pintores. El Museo quedaba a sólo unas cuadras de la casas donde habian vivido su madre y padre, en la colonia El Reloj. Sin embargo la visita más esperada por FoLé y sus padres cada año era el 2 de noviembre, no por su cumpleaños sino porque era un dia de verdadera fiesta nacional, el Dia de los Muertos.  La casa-museo, se vestía de gala y fiesta y se montaban altares en honor a los niños muertos  y a los adultos. FoLé recuerda que lo que más le impactaba era ver en el que fuera dormitorio a un lado de la cama de Rivera, aquellas botas de obrero pisadas por largo tiempo por los pies del gran pintor y verlas tan vacías y ausentes de vida. Además, el viejo y usado overol azul marino que el muralista mexicano habia utilizado múltiples veces y al que alguna vez había dado vida, se encontraba entonces tan quieto. Por supuesto, objetos de Frida Khalo había también por todos lados pero Diego predominaba en aquella mansión. Pero hubo algo misterioso en FoLé que lo identificó con él.  Sus pinceles yacian quietos y FoLé confiesa que siempre tuvo la tentación de usarlos y que incluso en una de sus visitas burló, con la inocencia de un niño la vigilancia y se animó a tocar las viejas y deformadas botas y los largos pinceles con que Diego alguna vez pintó.  El haber visto que esos objetos inanimados alguna vez los uso alguien con tanta creatividad, fuerza, dedicacion y pasión, ahora permanecían inmóviles, también “muertos”. Incluso FoLé, ya mayor, cercano a los 11 años de edad, escapaba frecuentemente con el pretexto de ir a la tienda a comprar dulces, se desviaba un poco con el fin de  visitar la ofrenda permanente a las memorias de Diego Rivera y Frida Khalo.

 

 

El segundo acercamiento: su abuelo,  Dalí,  Picasso, Magritte

 

 

Desde la primaria hasta la preparatoria, FoLé realizó sus estudios en la Ciudad de México.  A partir de los 12 años de edad se interesó por las Artes haciendo sus primeras intervenciones mediante el teatro, la danza y el cine, y a través de las anécdotas que su padre contó a FoLé sobre su abuelo paterno Pascual Carmelo Fonseca, quien en los años 20’s  se desempeñó como un exitoso empresario tanto en la Ciudad de México como en Toluca y sus alrededores. Fue presidente municipal de Ocoyoacac, Estado de México, y pionero del cine en esta ciudad y llevando por primera vez películas para que la gente tuviera una forma de diversión. Proyectaban películas mudas actuadas con personalidades reconocidas o de dibujos animados sin embargo una de sus grandes pasiones de Pascual Carmelo era ser actor de cine. Y lo hizo, alternando con grandes actores de talla nacional entre ellos Jorge Negrete.  Esto había sensibilizado a FoLé pero no fue suficiente ya que quizás le faltó la fuerza y el contacto frecuente con su abuelo con quien en su vida habló escasas tres veces. El ambiente de la actuación era difícil y más para un joven de 13 años. Era un tiempo en que la droga y el libertinaje comenzaba a molestarle a su alrededor y optó por alejarse. Nunca más pisó un escenario en el Distrito Federal.  No obstante lo anterior, en el periodo entre los 8 y los 15 años de edad, ocurrió algo que sin duda marcó tajantemente la vida de FoLé. Fueron aquellos libros que su padre tenía en la biblioteca de su casa en Santa Cecilia al sur de Distrito Federal. Había decenas de libros de todo tipo. Pero dos de éstos atraparon su atención. Uno pequeñito, El hombre ilustrado de Ray Bradbury y uno enorme, Los Surrealistas, en donde destacaban obras de Dalí, Picasso y Magritte entre otros. El primer libro creó en FoLé sus primeras imágenes en la mente que lo hicieron viajar tan lejos como la genialidad y ficción de Bradbury a través de la literatura y el segundo le dejó huella. Era un manjar para el espíritu , al ver las singulares imágenes de obras maestras del surrealismo. Libro que observó por años con detenimiento al lado de su padre y su hermano Antonio, de quien FoLé siempre pensó sería un gran pintor por la facilidad que mostraba ante el dibujo. FoLé aprendió mucho de él.

 

Lo que más impresionó a FoLé de los  pintores “Surrealistas” e incluso de Bradbury, fue la maestría, la irreverencia y la valentía para atreverse a decir  pintando y escribiendo lo que pensaban. Eso era fantástico. Poder pensar y decir mediante formas, colores, líneas y palabras, lo que se quiere. Verdaderamente, eso era de admirarse. 

La semilla estaba sembrada y el deseo por pintar en él, permaneció latente.

 

FoLé es una persona impredecible, siempre dispuesta, entregada pero lo que se pueda decir de él siempre estará rodeado de rebeldía, una rebeldía que lo ha llevado con coraje a lograr lo que ha querido. Hacia los 17 años de edad decidió cambiar de aires, cambiar de vida, y como un gato partió de casa, independiente, buscándose a sí mismo y la primera escala fue la ciudad de Guadalajara, Jalisco en el Occidente de México a finales de1985.

 

 

 

El tercer acercamiento: Cuevas, Orozco, Tamayo y Toledo

 

 

 

A Guadalajara llegó  FoLé con una vieja y pequeña maleta negra en la que llevaba un traje de vestir negro, una camisa formal, un par de calcetines, ropa interior suficiente y las plumas de su perico llamado “Pepe”, que había muerto días antes de neumonía por una intensa lluvia y granizo que lo sorprendió. Doscientos pesos, en su cartera, una fotografía de su madre cuando era pequeña y con la que hasta la fecha viaja. Era todo lo que llevaba consigo. Y muchas ilusiones. Llegó a una casa de huéspedes que sería el inicio de su estancia por Jalisco.

 

En Guadalajara, se encontró con una ciudad no muy grande en ese entonces, lo que siempre le permitió recorrer muy prácticamente museos, galerías y librerías. Y efectivamente, eso hizo, a través de los libros se hizo gran amigo de José Luis Cuevas, de Tamayo y Toledo, y de Orozco, a través de sus murales en el Hospicio Cabañas. Pese a la familiaridad con la pintura y como una de sus metas profesionales, decide en 1987 ingresar a la Universidad Autónoma de Guadalajara para cursar la carrera de Periodismo (1987-89) sin embargo después de ejercerla hasta 1996, la abandonó por la pintura. En ese entonces decidió ingresar a la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara en la cual fue rechazado por recomendación del propio director, Jesús Camacho quien le argumentó que perdería mucho tiempo estudiando toda la carrera estando ya tan avanzado por su cuenta. Y sí, FoLé desde 1989, se inició en forma autodidacta en la pintura, su avance fue impresionante comenzó en lo näif y paulatinamente llegó al hiperrealismo. Entonces Camacho le sugirió concentrar sus esfuerzos y recursos para acudir a estudios de pintores destacados como Jesús Mata Espinoza,  Jesús Carrillo Tornero  y a las clases del propio Camacho como oyente en  la escuala de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara. Además tomó clases en el estudio del argentino Ricardo Hirschfeldt  y del extraordinario y ya fallecido Ramiro Torreblanca con quien además compartió una corta pero sustanciosa amistad.Gracias a todos estos destacados maestros y artistas hubo grandes progresos en la estructura de la obra de FoLé. Y claro, mayor compromiso con él mismo y su nueva familia ya que en 1990 contrajo matrimonio con la escultora Cristina Rodríguez de quien surgieron Maros y Camilo, sus dos hijos. En 1995,  FoLé recibió el segundo lugar del Premio Estatal de Ilustración  por parte del Museo de Periodismo y las Artes Gráficas en Guadalajara. En 1997 obtuvo el segundo lugar nacional de dibujo e ilustración del Premio de Ilustradores de Publicaciones Infantiles y Juveniles en la ciudad de México por parte del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Su obra comenzó a viajar como parte de este premio por numerosas exhibiciones colectivas e individuales en museos y galerías de países como Cuba, Colombia, Italia, España, Alemania, Suiza, Costa Rica y los Estados Unidos.

La obra de FoLé ahora se encuentra entre importantes colecciones en diversos países de los Estados Unidos, Asia, Europa y Latinoamérica.

 

En 1998 FoLé inicia una nueva etapa en su vida y es invitado por la Universidad Estatal de Arizona a una exhibición individual en Downtown Center Gallery, oportunidad que le abrió las puertas en Phoenix y Scottsdale y sus relaciones con el Consulado y Centro Cultural Mexicano. Durante 1999 realizó talleres sobre creatividad y en 2000 es invitado como el primer latinoamericano al programa de artista en residencia por el Heard Museum de Phoenix. En 2001 es invitado por el Distrito escolar de Queen Creek, Arizona para la realización de un mural en la preparatoria de esa comunidad. Ha realizado diversos talleres como artista-residente en los Distritos escolares de Phoenix y Glendale y ha impartido conferencias sobre creatividad y su obra en el Heard Museum de Phoenix y la Universidad Estatal de Arizona. Recientemente recibió por parte del Gobierno de México a través de su Consulado General en Arizona el premio Sol de Nuestra Comunidad por su contribución con a la sociedad arizonense. Durante enero de 2002 se presenta FoLé45/synopsis, una muestra que recopila de colecciones privadas en los Estados Unidos y personal, 45 trabajos realizados durante 1999 y 2001 y que fueron presentadas en la Memorial Union Gallery de la Universidad Estatal de Arizona.

 

Claudio Jiménez y FoLé: “El Ángel”

 

Entre 1995-96, FoLé conoció un verdadero ángel, llamado Claudio Jiménez Vizcarra  quien actualmente tiene un importante museo virtual que lleva su nombre. En él se encuentran alojadas imágenes de obras de múltiples artistas entre ellas las de FoLé.

Claudio Jiménez y su esposa Inés Palomar, grandes e importantes coleccionistas de la ciudad de Guadalajara cruzaron por el camino de FoLé mientras la esposa de Jiménez-Vizcarra, participaba en un concurso de ilustración de tarjetas navideñas organizado por Museo del Periodismo y las Artes Gráficas de Guadalajara. Claudio Jiménez-Vizcarra tuvo el buen ojo para fijarse en la obra del entonces joven artista. Al conocerse durante la inauguración de la exhibición del propio concurso, Claudio le solicitó a FoLé una cita para conocer su estudio, el cual se encontraba en la calle de Belén 168, colonia Centro en Guadalajara, a media cuadra de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara y a media cuadra del famoso Teatro Degollado. Claudio Jiménez haría un viaje en ese entonces y fijó su cita con FoLé un 8 de diciembre a las 4 de la tarde.

Un mes después de conocerse, Claudio visitó puntualmente dicho estudio. Llegó en compañía de Inés su esposa y sus tres hijos Inés, Claudio y Ana. FoLé sólo contaba con unas 15 obras de diversos formatos, las cuales fueron adquiridas en su totalidad por Claudio y su familia.

Ese mismo día  Claudio cuestionó a FoLé respecto a sus intenciones dentro de la pintura. FoLé le confesó que pintaba desde 1989, pero que su mayor deseo era dedicarse de tiempo completo a la pintura y dejar el trabajo en el periódico Ocho Columnas de esa ciudad, en el cual se desempeñó exitosamente en diversas áreas, no obstante la pintura era el camino a seguir. Claudio le dijo a FoLé que se en realidad deseaba ser pintor con toda su alma, lo buscara en su oficina una semana después. Y así fue, siete días después, FoLé estaba a las puertas de la oficina de Jiménez-Vizcarra.

Claudio le propuso ser su mecenas y así comprarle toda la obra que produjera por los siguientes tres meses, pero para esto FoLé debía tomar la difícil decisión de renunciar por completo a comodidades, convecionalismos y al propio periódico en el que laboraba. Decisión que prácticamente no tuvo que pensar y no había tiempo para pensar pues de aceptar la propuesta de Claudio, FoLé iniciaría su gran sueño. Y así ocurrió.

FoLé presentó su renuncia al licenciado Gonzalo Leaño Reyes, propietario del diario, quien no aceptó la renuncia de FoLé y le propuso un pacto: tres meses de permiso sin goce de sueldo de modo que no perdiera FoLé su antigüedad en el diario. FoLé aceptó pues no había nada que perder y agradeció la comprensión y confianza del licenciado Leaño. Trasncurridos los tres meses del permiso, FoLé no hizo más que ratificar su vocación y convicción, por lo que renuncio a su empleo en definitiva. FoLé sin embargo, agradeció al licenciado Leaño Reyes su apoyo, y ese mismo día fue a surtirse de pinceles, pintura y lienzos pues al fin gracias a este buen “ángel-Jiménez-VizcarraFoLé empezaría a pintar de tiempo completo y con gran éxito sus sueños.

Después de estos tres meses de mecenazgo, vinieron otros tres y luego doce meses más en el que un grupo de coleccionistas que conocieron la obra de FoLé mediante Claudio Jiménez patrocinaron este periodo de producción del artista, mismo que sirvió de impulso para este creador plástico. Claudio Jiménez, para FoLé, después de todo lo que ocurrió, era más que un “ángel”, quien le dio importantes consejos y apoyo, como el de acercarse al gran maestro Ramiro Torreblanca con el que FoLé hizo una corta pero muy sustanciosa amistad y gozó de ser uno de sus discípulos más cercanos antes de su fallecimiento a finales de los años noventas.

Claudio Jiménez, como mecenas de FoLé, le obsequió grandes enseñanzas y aliento para el artista, con la clara advertencia de que hasta ese día, el vuelo del pintor había sido compartido pero, a partir de entonces, como artista plástico tendría que volar sólo. Según Claudio Jiménez era el momento adecuado, y acertó.

FoLé se fue abriendo paso y pronto logró un lugar en las Artes Plásticas de su Estado y de ahí saltó al extranjero, internacionalizando su obra mediante exposiciones individuales y colectivas, premios e invitaciones de instituciones culturales y educativas en los Estados Unidos de Norteamérica.