Lo emocional de la obra se refleja en la fuerza de cada una de las piezas de la artista

La cerámica y el erotismo se unen en la propuesta Las mártires gozosas, de Méndez

CECILIA DURAN

La artista Azucena Méndez expondrá en Guadalajara una serie de cerámicas de reciente producción titulada Las mártires gozosas, y también una instalación de 20 piezas que serán la escenografía de un performance que incluirá piano-boleros-jazz en vivo, canciones absolutamente populares e inolvidables, que han acompañado a la creadora desde la infancia.

Méndez se ha dedicado los últimos cuatro años a hablar en su obra sobre el erotismo, unas veces de una forma más luminosa, florida, más solar y otras veces más oscura.

Desde que me introduje en lo sexual supe que era mi tema, porque tiene muchas aristas en mi vida. Todavía puedo ver, acercarme y hacer muchas cosas. Quiero seguir hablando de lo sexual y del erotismo por mucho tiempo. Son una serie de esculturas que titulé en conjunto Las mártires gozosas. Rescato mucho mi esencia como ser humano, sobre todo rescato la forma de crear a partir del inconciente, dejar que surjan las imágenes. Después de muchos años de trabajar cerámica uno logra hacer fluir y hacer posible trabajar la obra a partir de las sensaciones. Mi obra siempre ha sido muy emocional, pero creo que estas piezas se nota más carga y fuerza, dijo Méndez.

“La serie se llama Las mártires gozosas porque hay una carga de erotismo, pero también por los colores y por algunos elementos, como clavos. Hay una carga de dolor por esa confusión que te da el gozo y el placer. Son transformaciones de cuerpos que en esencia son todos femeninos, se transforman algunos en árboles de los cuales los frutos son falos, los sexos están abiertos como una puerta a lo insondable o como una herida irreparable. Puede tener varias lecturas. Esta serie en sí de Las mártires gozosas son seis piezas de esculturas y una instalación de 19 corazones con clavos, pero esperanzados porque llevan una luz de vela”.

La creadora también presentará un performance para el cual las esculturas servirán de escenografía. “Me va a acompañar Janette Housman, una pianista que se educó en Berkely como jazzista. Le gusta mucho la música mexicana y la interpreta todo el tiempo. Yo crecí escuchando música romántica en mi casa con mi madre. Lo que más me marcó fue el bolero mexicano y cubano. En el 2003 hice un performance con música de Agustín Lara, pero la transformamos y también las piezas de la exposición de esa ocasión giraron en torno a su música. Ahora los boleros se ven conceptualizados por la escenografía y por el performance, que es una mujer que se desclava de un nicho de una santa para convertirse en una cabaretera. Es como algo que se estira para ver a una mujer en ambos polos, en toda su humanidad. Las canciones se interpretan tal cual, con piano y a ritmo de jazz. Son canciones que todo el mundo conoce, boleros inolvidables, que se ven conceptualizados con la obra”.

Radicada hace un año en Tepoztlán, Morelos, aseguró que en su obra se notará su exploración en la creación. “Haberme ido y descubrir muchas cosas nuevas que puedo hacer. Tengo ocho meses estudiando en una escuela de artes escénicas particular donde se maneja el teatro del cuerpo y donde llevamos una carga musical muy intensa. Eso enriquece lo que siempre he hecho”.

La exposición Las mártires gozosas se inaugura mañana a las 20 horas y a las 22 es el performance. Será en el Casa Coronilla (Morelos 666). Cooperación de 35 pesos

La Jornada, agosto 7, 2009