Crónica • Luz y tinieblas en nuestro andar
 

Enfadado, el pintor abandonó el Congreso del Estado debido al retraso de la ceremonia inaugural. El corte del listón fue hecho por un diputado.

Antonio Ramírez, autor del mural, expresó su indignación por el retraso de la inauguración. Foto: Paula Islas

El mural de Ramírez se inauguró sin el artista

 

15-Septiembre-07 PUBLICO




Antonio Ramírez no cortó el listón de la ceremonia en la que se inauguraría Luz y tinieblas en nuestro andar, mural que realizó en el vestíbulo del Congreso. Lo cortó el diputado Samuel Romero Valle, dos horas más tarde de lo previsto. “Es indigno estar aquí esperando dos o tres horas, esto debería tener su propio tiempo y toda la seriedad”, expresó el artista antes de abandonar el recinto, luego de esperar por casi una hora a que se suspendiera la sesión del Pleno para la inauguración.

El evento estaba programado a las 13:00 horas y entre el ajetreo de oficiales, diputados y un par de chicas que sostenían las tijeras para el corte transcurrieron 40 minutos, en los que la constante fue la desorientación. Ramírez preguntó en varias ocasiones por el comienzo. No hubo respuesta. “Aquí siempre es así”, expresó alguien en su paso por el vestíbulo.

Un par de manifestaciones, una del Movimiento por la Defensa del Adulto Mayor y el Migrante de Jalisco y otra de un grupo que gritaba a todo pulmón: “¡Queremos moto taxis!” “!Queremos trabajar!”, contribuyeron a la desorientación cuando ingresaron al edificio. “Es un caos, se revolvieron muchas cosas”, agregó Ramírez entre los gritos de los manifestantes, luego de que le avisaron, quince minutos antes de las 14:00 horas, que la espera se prolongaría, por lo menos, una hora más. “Como fue agendado por el Pleno, ya no pueden volverla a asignar. Que les encantaría que esperara, pero de todas maneras lo van a hacer”, indicó sobre el aviso que recibió.

El artista afirmó que las ceremonias no le interesan, que para él lo importante es que las personas puedan “pasar libremente y observar el mural sin restricciones. Eso es más importante que cualquier ceremonia”. Antonio Ramírez no cortó el listón. Tampoco esperó. “No me quedo, me parece indigno y mal organizado, no es mi manera de hacer las cosas”. Luego de despedirse de algunos conocidos y entregar a los medios de comunicación, impreso en papel revolución, el discurso que tenía preparado, abandonó el recinto. En esas hojas se lee: “Lo que intenté fue que al plasmar mi visión del mundo, la interpretación de la obra quedara abierta para que quien la vea quede libre para leer y sentir de acuerdo a su propia experiencia individual, social y política. Lo que pinté aquí es con la intención de hacer un arte realista, no en cuanto a hacer una imitación naturalista de la realidad, sino con la idea de que aquí en la Casa del Pueblo, éste vea, aunque sea parcialmente, lo que estamos viviendo y ojala sirviera para reforzar su deseo de cambiar las cosas para bien
”.

 

 

 

Karla Bañuelos Sáenz