“En la pintura no puedes echar
mentiras, no puedes engañarte y mucho menos al pincel”
Atmósfera emotiva, intensa y desconcertante,
en la obra de la pintora tapatía Ana Luisa Rébora En Guadalajara las galerías son
muy limitadas y no hay un espacio para la gente joven, dice RICARDO SOLIS Ana
Luisa Rébora, en entrevista con La Jornada
Jalisco Foto: JESUS HERNANNDEZ La pintora tapatía Ana Luisa Rébora, consciente de lo necesaria que resulta “la
crítica” para el trabajo del artista y el compromiso que conlleva dedicarse a
la pintura (recuerda, incluso, cómo desde sus inicios le hicieron ese
comentario en una de sus primeras exposiciones), sabe de sobra que poco le
corresponde referirse a su propio trabajo. Aunque reconoce que, por
momentos, ha estado tentada a incursionar en ‘lo que está de moda’, sigue
fiel a un trabajo donde predomina el dibujo y la silueta (por lo general, de
personajes femeninos) que invade el entorno de sus cuadros (sea en un paisaje
o espacio cerrado) en una difuminación que sostiene
colores en contrastes duros, firmes, que construyen ante el espectador
posible una atmósfera emotiva intensa, y, por momentos, desconcertante. En sus propias palabras, respecto
de su labor que ya es una obra, apenas dice: “yo lo que he intentado es poder
llegar al misterio, a que mis cuadros tengan un poquito de misterio. He
querido a veces poder pintar distinto, pero sería mentirme. Creo que en la
pintura no puedes echar mentiras, se debe ser honesto. No puede uno engañarse
a sí mismo, y menos con el pincel”. Actualmente, exhibe en Noruega 38
piezas que conviven con la obra de importantes artistas de aquella latitud,
como Reidar Fritzvold o Arne Ekeland (de la generación
de Edvard Munch).
Radicada en esa nación nórdica desde hace 10 años, y ya con 14 exposiciones
en los países escandinavos, la artista nos habla en entrevista acerca de su
trabajo, además de su visión acerca del estado de cosas en el universo de la
plástica en la ciudad de Guadalajara. –Regresas de manera reiterada a
este país ¿cómo se siente ahora? –Cada que llego a México (amo a
mi país, es algo que llevo en las venas) me da un poco de tristeza pensar que
hay pocas galerías ya… –¿Decir eso implica que hubo un
tiempo en que hubo más que hoy día? ¿Hubo más actividad para los artistas plásticos
en Guadalajara? –Realmente he visto como las
galerías han ido cerrando. Recuerdo Magritte, luego
fue Roxy, el Centro de Arte Moderno (que continúa),
Haus der Kunst, la galería de Jorge Álvarez, y a mí me pasa que –a
10 años de no estar aquí– llego a Guadalajara y me sorprende que cada vez hay más artistas, gente que se dedica al arte, pero no hay
promoción. Las galerías son muy limitadas, tienen sus propios artistas, y no
hay un espacio para la gente joven… –Es reclamo común que las
galerías privadas no sean de criterio muy abierto y por tanto su nómina de
artistas sea limitada, por otra parte, las galerías ‘públicas’ son tan pocas
que el propio espacio no resulta suficiente para tantos artistas emergentes… –Hay galerías –siento– que sí
deben de llevar una línea, pero se necesita que abran más espacios. Creo que
aquí en México hay muchas personas que están creando cosas, y muy
interesantes, pero necesitan de la oportunidad de mostrar su obra, porque es
muy fácil criticar o decir de alguien que ‘no es nadie’ cuando ni siquiera se
ha visto lo que hace. Es muy triste. Hay muchos pintores, que conocemos
muchos, que no reciben la oportunidad para exponer. –Pero, de su parte, ¿Qué hay por
hacer? –Cada que llego a mi ciudad
intento ayudar, estimular a quienes están haciendo algo, porque necesito que
pasen cosas. A veces necesito decir lo que me está pasando, lo que es mi
trabajo cotidiano, de algún modo para alentar a quienes comienzan (soy una
pintora un poco más vieja que algunos). Se debe tener mucha fe. Se debe creer
en el mismo trabajo, ‘a pesar de’. Hace poco hizo un viaje a Oaxaca,
y quedó vivamente impresionada por lo que ocurre en esa ciudad respecto de la
plástica: “Cuando llegué de Oaxaca pensé que, siendo tan pequeña, ofrece
demasiado. A pesar de los sucesos recientes uno puede disfrutar de muchos
espacios museográficos, todo está limpio, incluso. Cuando llego a mi ciudad,
siento que hay demasiada competencia. Allá (Oaxaca) creo que hay más
oportunidad, una videoteca impresionante en el IAGO (Instituto de Artes
Gráficas de Oaxaca) y muchas pequeñas galerías de importancia…” –Aunque allá parece determinante
la figura patronímica de un artista como Francisco Toledo, tan involucrado en
el proceso de desarrollo artístico de Oaxaca… –Pero a mí me gustaría que los
gobernadores lo hicieran aquí, que hubiera algo para el pueblo. Y no que la
mayoría de las galerías fueran privadas. Espacios públicos destinados a la
exhibición no sólo han cerrado sino que están en proceso de deterioro, eso no
se vale. Mucha gente tiene necesidad de cultura y se le cierran las puertas,
no hay para dónde. El tener espacios donde la gente pueda presentar su
trabajo –creo– es muy necesario aquí en Guadalajara, deben abrirse más. Estoy
conciente que pido algo quizá imposible, sé que la situación económica es
difícil… –¿Alguna idea de cómo podría
revertirse esta situación? –No sé cómo decirlo, pero se
necesita que la gente se interese más. Aunque eso es cosa de cada uno. Quizá
puede sonar a contradicción, no sé. Veo que hay una galería y falta
promoción, se hace una invitación, se anuncia en medios, y no pasa de ahí… –Por otro lado, no hay un
circuito crítico especializado para las artes plásticas… –No existe aquí en Guadalajara… –Sin embargo, existe una
tradición importante, de mucho tiempo… –Piensa solamente que de aquí
surgieron María Izquierdo, José Clemente Orozco, grandes pintores que
nacieron es este estado, Pero llega un momento en que uno se pregunta cómo es
posible que no haya una difusión real. Yo estoy viendo las cosas de lejos, y
ahora que llego, un poco con tristeza (aunque suene cursi), que se cierre una
galería tras otra. Y lo que se está exponiendo, no soy quien para criticarlo
(soy una pintora que entiende a los pintores por su pintura)… –En la actualidad hay muchos
pintores que desdeñan la tradición en virtud de la novedad que representan
los nuevos medios y tecnologías audiovisuales, acaparan titulares y… –Me he dado cuenta como muchos
pintores ‘de moda’ entran, salen, desaparecen y no vuelve a saberse de ellos
en años. Los que están, que realmente siguen pintando, están ahí. Siento que esos pintores también se quejan de que faltan
espacios, porque –se les llame como se les llame– se trata de artistas que no
han dejado de practicar su oficio. Tampoco hay una crítica fuerte porque los
curadores no se dan el tiempo para ‘ver’ la obra de los artistas… –Bueno, puede deberse a la
situación económica que obliga a enfocar el tiempo en virtud de la sobrevivencia… –Sé que la cuestión económica es
difícil, pero creo también que, cuando hay un trabajo serio, no importa mucho
realmente. Cuando se me cerraron las puertas (a mi llegada a Noruega) no me
quedó más que seguir pintando y, ahora, después de 10 años, la gente comienza
a responder. Si se es persistente en lo que se hace, tarde que temprano debe
suceder algo. –Lo mismo en términos de
compromiso vale para quien establece una galería, supongo… –No se puede abrir una galería y
cerrarla después de tres años por desespero. Ni modo. Sé que la situación es
difícil pero de debe aguantar. –¿Para el promotor igual? –Totalmente. Aquí no hay términos
medios, o es o no es. O se pone uno a trabajar en una galería, a promocionar,
a relacionarse con todos los medios y tener paciencia. Paciencia es –creo– la
palabra más importante dentro de todo este proceso (y en todo). Si no, nada
funciona. En lo personal, a mí me encantaría que en Guadalajara hubiera más
promoción, y más apertura para los nuevos artistas… LA JORNADA, febrero 19, 2009 |