EL INFORMADOR GUADALAJARA JALISCO
MEXICO 12 de Agosto de 1998
Ana Luisa Rébora
Una entrega al
arte definidamente como medio de expresión, una intensidad lograda en base al
uso de los materiales no sólo con las manos sino con el alma... el óleo ha
llegado hasta el corazón de la pintora extrayendo, casi con vida propia, el
sentir de una mujer que recibe una nueva etapa en la vida
Pintora desde la infancia, Ana Luisa Rébora
dominó los pinceles antes que el a,b c,: "Yo me acuerdo que iba a la escuela y no me
gustaba nada, los maestros me decían: ‘tú vete a pintar’, tenía como siete
años cuando empecé a trabajar, y desde entonces me encantó. Empezó como un
juego, como una diversión... pasó el tiempo y encontré que cada vez me
gustaba más hasta que se hizo parte de mi vida".
Disciplinada siempre porque es su trabajo, pasó también por dos años en la
Escuela de Artes Plásticas en donde ‘brincó de un lado para el otro’, de un
grado a otro, y de danza a música siendo adolescente.
Ahora ya es una vida en plenitud dedicada de lleno a la manifestación
artística que ha ido desde tintas chorreadas, texturas en el abstracto y un
poco de figurativismo. Así podría describirse la
primera etapa de Ana Luisa Rébora. "Luego vino
un cambio muy fuerte hacia lo que era mucho más abstracto de primera
intención, una sola mancha con mucho color". Posteriormente, regresó al
uso de las arenas en esta misma corriente para nuevamente ejercer un cambio
radical al acrílico. Ya con el dominio de estas técnicas, "tomé
nuevamente el óleo y me di cuenta de que no hay como el óleo, me apasioné con
él... me metí, me metí y me metí hasta que llegó un momento en que se volvió
un caos: todo era color y éste se metió a mi cuerpo." Continuó por el
abstracto presentando muestras de intenso cromatismo, tonalidades brillantes
y enérgicas "y hace un año tuve un cambio muy fuerte en el que mi
pintura se volvió en vela, renacieron las figuras, o volví a nacer yo a
través de ellas."
Reencontrando a su propia Ana Luisa, se da cuenta de que "es una mujer
que estuvo siempre acompañada, pero que su soledad fue más fuerte". El
lenguaje de su creación pictórica proyecta la simbología de sus miedos, sus
alegrías e incluso sus sentimientos y sus ataduras. "Me identifico mucho
con Anna Ajmatova
(seudónimo de la poeta rusa Anna Andreievna Gorenko nacida en
1889, principal representante del ‘acmeismo’, corriente literaria rusa que
trató de rebasar el credo simbolista) quien escribió algo que me encantó:
‘Son muchas las cosas que debo hacer aún, terminar de matar la memoria,
procurar que mi alma se vuelva de piedra y aprender de nuevo a vivir’".
Así, ella encuentra similitudes, pero también en la alegría: "a pesar de
que estoy atada en la ya no atadura... como que pintaba por el deseo (y el
deber) de pintar, y al mismo tiempo por la pasión del color y dije: ‘a ver,
¿qué sucede aquí?’".
El resultado lo define como una pintura en vela, sin tonalidades de alta
temperatura, "es la primera vez en mi vida que no uso color, estoy en
sepias, en un equilibrio entre las emociones y el color". Y ésta, es una
propuesta que no sólo rompe con ciertos lazos, sino en la que aparece la
compañía, el contacto humano y el roce con los demás.
Sobre exposiciones previas y curriculum Ana Luisa
comenta: "No me gusta mencionarlas porque creo que cada principio es un
fin. No soy una pintora que crea en el ‘ya expuse aquí o ya expuse allá’. En
una época como en la que vivimos hay que moverse y yo soy un pintor que
pinto, y el lugar no es lo importante para mí. Ahora que estoy en Televisa es
la oportunidad de verlos juntos y el motivo". La cita para la inauguración
de su nueva exposición es hoy, miércoles 12, a las 20:00 horas en el Pasillo
del Arte de Televisa.
"Quiero seguir pintando el resto de mi vida," dice con énfasis Ana
Luisa Rébora, "sólo se que la misma pintura me
pone en donde debo de estar. Lo más importante es que cuando cierro mis
cuadros veo mis ojos. ¿Por qué? Porque se vuelve tanto una pasión... ¿cómo
explicarlo? Es tan intenso que...", las palabras son muchas, pero Ana
Luisa vive pintando. Su casa, su estudio, es el de una pintora entregada las
24 horas del día a lo suyo. Donde lo que importan son las piezas, y los
restos de óleo por aquí y por allá no son manchas, son signos de actividad
casi ininterrumpida.
"Es una constante búsqueda, es como vivir en una época fuera de la
realidad, no hay parámetros, es un encuentro sin fin... Vivimos una vida muy,
muy a la carrera, no nos damos tiempo de tenernos, queremos competir, nos
acribillamos y no nos damos cuenta de que es un espacio lo que tenemos
aquí".
Por eso Pinturas en Vela está hecha con el corazón, con una verdad
transparente que dice: "Esto es mi vida", con fuerza y al tiempo
reafirma el compromiso por el oficio. Entereza y serenidad personal son el
matiz general de las piezas que en esta ocasión presenta Ana Luisa Rébora |