INDICE:

SOLDADOS DE PLOMO

MOLDES PARA FUNDICION EN PLOMO

ORDENES MILITARES

FIGURAS RECORTABLES

ESCALAS

UNIFORMES

 

SOLDADOS DE PLOMO

1. Introducción

El ser humano desde los mas remotos tiempos hasta la actualidad ha constatado, reproducido y acaparado multitud de representaciones y acontecimientos sociales: Instituciones, personajes, expresiones de la vida cotidiana... ¿Por qué esta actitud que parece impresa en la memoria genética del hombre y se perpetúa a través de los siglos, adaptándose a las nuevas técnicas que van surgiendo?

Posiblemente en los inicios de la humanidad tuviese unos significados religiosos y esotéricos, pero hoy, además de continuar con éstos, parece ser que hay un deseo de perpetuar o reproducir determinados momentos y actitudes, coleccionar objetos por su arte o su belleza, su historia, o por lo que representan para el carácter o la personalidad del individuo.

El coleccionismo o la afición por el soldado de plomo no deja de ser una manifestación de lo anteriormente dicho, como el que se decanta por la filatelia o por los discos de su cantante preferido.

Hecha esta salvedad, empezaré diciendo que los entendidos en estas materias hablan del soldado de juguete (llamado por los ingleses “Toy”, y desafortunadamente así aceptado entre los aficionados españoles) para el producido en el período comprendido entre el siglo XIX y principios de los años 70 del siglo XX., aunque esta modalidad siguen en fabricación.

Las figuras que aparecen a partir de ese tiempo, y se ha perfeccionado hasta el momento las llaman “miniaturas militares” y efectivamente son maravillosas y perfectas, pero para mí todos son soldados de plomo, con distintas funciones.

Los de juguete -me resisto a usar la palabra Toy- eran en su tiempo, para eso, para que los niños jugasen y por que no, que los papás también les acompañasen haciendo formaciones, batallas... pero ahora este tipo de figura ha encontrado su hueco entre coleccionistas, que buscan la inversión de lo antiguo, la nostalgia, pero es que por sus tamaños, adaptados a los gustos actuales y mejoradas en el detalle, se siguen utilizando para representar dioramas, batallas escenas puntuales, formaciones...

Las miniaturas militares de ahora en 54 mm o mayor tamaño, están dirigidas a un público adulto que busca el detalle en el uniforme, la figura exacta de una unidad desaparecida o existente en las que se pueden conseguir resultados fastuosos de pintura, detallado, ambientación, esto es se busca la perfección absoluta y no lo duden, casi se consigue.

Entiendo que en este mundo del soldado, todas estas tendencias, modalidades, estilos tienen cabida pues todas son distintas, distantes y sin embargo -para mí- compatibles, de hecho hay aficionados que se mueven en ambos campos y tienen muy claro lo que desean en cada momento o por que en un instante determinado se decantan por uno u otro tipo. Y créanme las dos modalidades les gustan por igual.

Por último decir que me dejo en tintero muchos nombres que por falta de tiempo no incluyo, lo cual no quiere decir que no están a nivel de los otros si citados.

 

2. Antecedentes arqueológicos

Las presentaciones de figuras militares mas antiguas son las encontradas en la tumba de un príncipe egipcio de la XIII dinastía, esto es en el Imperio Antiguo hacia 1970 A.C. los llamados OUSHEBTIS, representaciones de todas las clases sociales. Las piezas están realizadas en madera policromada, y en nuestro caso representando soldados de distintas unidades que se distinguen por la forma y el color de los escudos.

Las famosas figuras a tamaño natural, del complejo funerario de Xi’an, en China con un total de 7.000 unidades, están confeccionadas en terracota.

El túmulo funerario del emperador Jing de la dinastía Han 157-141 A.C. cuenta con un conjunto de figuras de soldados entre 10.000 y 1.000.000 (todavía no está totalmente excavado) con un tamaño de 60 cms., también en terracota.

Las primeras figuras metálicas conocidas, son de plomo y estaño fundidas entre 1950 y 1650 A.C. en Anatolia (Turquía).

En España existen muestras funerarias de guerreros en los yacimientos ibéricos del Cerro de los Santos, Santuario de la Luz y Santuario de Santa Elena. Son guerreros a pie, a caballo y en carros de guerra.

3. El soldado de plomo antiguo

Benvenuto Cellini (1500-1571) el famoso orfebre italiano realizó algunas miniaturas de soldados de su época en plata que no han sido superadas en este metal.

Luis XIII de Francia (1601-1643) es el primer coleccionista conocido, poseía un ejército en miniatura regalado por su madre Maria de Médicis median 70 mm pero sus figuran eran de plata con lo cual como es lógico su posesión no estaba al alcance de todos. Esta colección era incrementada con la incorporación de nuevos miembros de la familia real, pasando de padre a hijos.

El soldado con el concepto actual de juguete, coleccionismo, historia, juego, contemplación... nace en la ciudad de Nuremberg en Alemania a en 1775, de la mano de Johann Gottfried Hilpert, son figuras del ejército de Federico el Grande (1712 – 1786) que también era coleccionista. En los alrededores de esta ciudad el estaño era abundante por lo que se fundían en este metal en moldes de pizarra tallados por una sola cara, siendo conocidos con el nombre de “Zinnsoldaten”.

Dado que no es el motivo de esta charla sin en

trar en detalles, solo decir que en hay en el mundo fabricantes muy conocidos, mencionaremos de pasada que en Francia están Lucotte y Mingot, En Inglaterra Britains marca que ha llegado hasta nuestros días. En USA Barclay y Manoil entre otros muchos.

4. El Soldado de Plomo en España hasta después de la Guerra Civil.

El primer fabricante conocido es D. Carlos Ortelli y Dotti, Italiano de la región de Como, tiene como grabador primero a Salvatore Baciarini entre 1830 y 1839 y después a Francisco y Juan Pera desde 1841 a 1847.

El taller completo perdura, el propietario es el Museo Etnológico de Barcelona. La producción continuó hasta 1945. y actualmente sólo produce piezas para visitantes ilustres o acontecimientos importantes.

El volumen de sus moldes es de 481 en piedra pizarra, y 650 metálicos. La colección está formada por personajes civiles y militares.

Sobre 1880 abre su taller de figuras en estaño y plomo José Lleonart sus figuras son planas y están inspiradas en las de Ortelli, representan el ejército español de 1860 y la famosa serie de la procesión de la Virgen de Monserrat cotizadísima en el mundillo del coleccionismo.

Al principio del siglo XX aparecen en Barcelona dos fabricantes en tamaño de 54 mm Antonio Pascual y Baldomero Casanellas Nogué, cuyo grabador era Eulogio González. Cuyas figuras de gran prestigio se ha dado en llamar “Eulogios”.

Eulogio una vez independizado y ayudado por su hija mantuvo su actividad hasta 1960 falleciendo en 1974 a avanzada edad y habiendo quedado como uno de los grandes de esta artesanía.

El período de oro del soldadito español va de 1920 a 1936, en este tiempo aparecen grandes fabricantes y el interés por el coleccionismo de soldados de plomo se consolida.

Tanto Casanellas como Eulogio iniciaron la producción en 45 mm el tamaño clásico español, esta pauta la siguen otros fabricantes como los hermanos Capell, que al fallecer Casanellas en 1925 se hacen cargo de su taller. Palomeque y TEO son otros fabricantes a tener en cuenta.

Palomeque que inicia su producción en Madrid en 1922 y rompe el monopolio de Barcelona en esta materia está considerado como el primer uniformólogo dedicó mucho tiempo a la investigación y plasmar ésta en la confección de sus figuras. Su fábrica estaba en Leganés, tenía un fundidor, un soldador y un encargado, contaba también con mujeres del pueblo. La marca Palomeque aún perdura, pero dedicada a la imaginería religiosa.

Los hermanos Sánquez, de Madrid que aplican a su producción que está en actitud de desfilar lo que hoy llamaríamos sinergias, las figuras tienen brazos postizos, que se pueden mover a fin de modificar algo la posturas, además una misma figura puede usarse para varias armas, con lo cual simplifica el número de moldes y el coste. Su actividad permanece en vigor hasta 1946.

En Barcelona destaca ampliamente la producción de Teodoro Rodríguez . Su tamaño es en 45 mm Se comercializa en la Navidad de 1930 en los almacenes JORBA, sus figuras son de gran calidad y realismo, están consideradas de los mejor de la producción española.

En la posguerra se reinicia la producción y aparecen de nuevo las figuras de Capell, Eulogio y Castresana.

También hay un nuevo fabricante José Gutiérrez Comp

te a mediados de los años 50, que creó esbeltas y ligeras figuras en 45 mm. Cuya producción se sigue actualmente por su hijo José Gutiérrez Solana. Aparecen de nuevo las figuras de Sánquez así como los soldados de semibulto de procedencia alemana adaptada al gusto español .

José Admirall de Barcelona, tiene una cuidada producción que no solamente servia a tiendas sino a particulares muy exigentes. Trabajó los 45 y 54 mm siendo de las mejores y mas variadas figuras de su tiempo.

Ramón Labayen, alcalde en su día de Bilbao, tiene una buena producción de figuras en 54mm, sobre todo de la época napoleónica, que es muy buscada entre los aficionados alcanzando sus piezas sobre todo las mas antiguas, precios astronómicos.

Angel Comes Plasencia, introduce en 1944 la figura de 20mm. Este hecho tiene lugar por ser un gran aficionado al tren eléctrico en H0 (1/86) y al no disponer de figurar para la maqueta las crea. Al principio es personal civil y ferroviarios, pero luego se pasa a los soldados, caquis verdoso y casco que comercializa con la marca ALYMER, llamados MINIPLOMS, si bien trabajó otras medidas, entre las que destacan sus series de “Caballeros Heráldicos”, medievales diríamos ahora, su éxito es fulminante llegando incluso a la exportación.

5. La época actual, desde 1970 hasta nuestros días.

Durante el tiempo que transcurre desde mediados de los 50 hasta el final de los 60 el soldado de plomo es sustituido por el de goma, los americanos e indios desplazan a las figuras tradicionales, además los gustos infantiles derivan por otros derroteros. Se produce un declive mayoritario en esta afición, son pocos y nostálgicos los que se dedican a esta actividad.

 

En este período hay que hacer mención especial a Vicente JuliáChauve” de Madrid, es uno de los que mantiene la antorcha en alto, creando figuras en 54mm y se adelanta a los fascículos sacando series de figuras dedicadas a una unidad concreta, por ejemplo La Legión cuya entrega, por suscripción, se hace con una cadencia determinada. Su actividad ha llegado hasta nuestros días, habiendo cerrado su tienda en la calle Jorge Juan de Madrid en este año.

No quiero dejar fuera de comentar la obra de Lucio Sáez Alcocer, aficionado donde los haya, que no solamente creó una buena serie de figuras en los años 70 dirigida a coleccionistas, sino que escribió el primer manual de modelismo sobre soldados: aleaciones, pinturas, moldes, en el año 1978 y que hoy es un incunable de estos temas.

A partir de 1970, primero lentamente, y después como un fenómeno importante, reaparece la afición por el soldado de plomo, transformado ahora en figuras maravillosas, dirigidas a un público adulto no a niños, con amplia profusión detalles, casi todas en el tamaño de 54 mm. Pensadas como piezas únicas a exponer (generalmente no se pueden hacer formaciones). Las fundiciones comerciales son perfectas, y las piezas generalmente vienen en kits para montar y pegar. Esto es; el coleccionismo ha derivado por otros caminos, está dirigido a coleccionistas exigentes que desean uniformes los mas documentados posible.

También el soldado de plomo que podía interesar al niño ha cambiado, ahora están las figuras fantásticas, de mundos mágicos, dragones, orcos, etc.

Los fabricantes españoles actuales se pueden codear con los mejores del mundo, entre ellos podemos citar a Andrea, Beneito, El viejo Dragón...

Fernando Martín Beneito, cuyo taller está en Madrid es uno de los pioneros de esta nueva etapa, su producción es muy buena y además introduce las técnicas de la pintura acrílica seleccionando o creando el tipo de pintura idónea par las figura, hasta tal punto que hoy prácticamente todas las figuras se pintan con este sistema.

Miniaturas Andrea de Alpedrete (Madrid) fundada por los hermanos Fernando y Carlos Andrea, es posiblemente uno de los mejores fabricantes a nivel mundial, que nos sorprende periódicamente con nuevas creaciones. Son famosas sus reproducciones de personajes reales con una gran fidelidad de parecido.

El Viejo Dragón de La Navata (Madrid) produce figuras de muy buena calidad en 54 mm y es muy conocida su serie de las Guerras Carlistas.

Entre otros fabricantes actuales Son está el y El Infante, este último ha retomado además la producción en 45 mm de soldados de la Guardia Real y similares. Su publico objetivo está orientado a coleccionistas. En Cataluña está Art Girona, como su nombre indica radicado en Gerona es uno de los importantes fabricantes españoles en 54 mm., sus figuras son muy cuidadas y detalladas, con una gran expresividad de movimientos, cuentan con una extensa serie de soldados españoles y extranjeros de diversas épocas.

Existen mas fabricantes pero no quiero extenderme mas en este aspecto a fin de no alargar excesivamente la charla.

En otro orden aparte, con la aparición de las siliconas, el “amateur” actual puede además realizar sus propios moldes a muy bajo precio, lo que permite conseguir figuras que no existen en el mercado, para temas puntuales o simplemente para tener algo que no tienen los otros, o por que no obtener réplicas de modelos ya existentes. Todo esto hace pensar que el soldado de plomo tiene una larga vida por delante, ha evolucionado, y se presenta bajo otros aspectos y objetivos pero en el fondo sigue siendo lo mismo: Coleccionar, entretener y aprender historia.

6. Los tipos de figuras

  Planas: (Flats en inglés) En varias escalas, modeladas por ambas caras, se prestan muy bien para dioramas, cuadros. Etc. Existe un amplio sector de coleccionistas que se decantan por ellas. Su pintura requiere de una técnica especial muy depurada.

  Semibulto: esta confeccionadas en semirrelieve , hay que verlas lateralmente no puede ser vistas de frente por que están como aplastadas.

  Bulto: Es el último paso en el desarrollo del soldado de plomo, las figuras son corpóreas y pueden ser observadas desde cualquier ángulo.

7. Las escalas

Ante todo hay que puntualizar que la altura en milímetros y su trascripción a la escala es relativa, ya que para una persona de talla media se toma por 1,75m de altura para realizar el cálculo, pero no siempre se parte de esta medida.

Actualmente existen en uso las escalas que se relacionan:

20 mm (1/86) se utiliza para el juego de la guerra, o maquetas ferroviarias en H0, permiten desplegar grandes formaciones en muy poco espacio.

30 mm. (1/60) se usa primordialmente para formaciones y dioramas, también es el tamaño mas utilizado en figuras planas.

45 mm. (1/38- 1/40) Es el tamaño típico español, muy bueno para formaciones pues permite ciertos detalles está prácticamente desaparecido del mercado, por ello los coleccionistas se ven obligados a hacer sus propios moldes en esta escala. Parece haber actualmente un repunte en esta medida. Algunos fabricantes están incorporándola de nuevo en sus catálogos.

54 mm (1/32 –1/35) Es la escala mas abundante actualmente en el comercio, permite todo un lujo de detalles. Las figuras que se hacen en esta escala están pensadas como piezas únicas (no formaciones).

90 – 100 mm (1/20 – 1/18) No abundan en el marcado son de una calidad suprema, muy caras.

Hay que hacer la salvedad de que en algunos casos, existen entre fabricantes notorias diferencias de tamaño en las escalas concretamente en 54 mm. Lo que da lugar a serios problemas cuando se quieren realizar viñetas o dioramas con figuras de distintas procedencias.

8. Aleaciones

las primeras figuras se fundían en Estaño, después éste se aleaba con plomo para abaratar el precio, modernamente se alea el plomo en mayoría con estaño, antimonio y en ocasiones bismuto, en distintos porcentajes para mejorar dureza o calidad de reproducción.

 

 

9. Pinturas

Primitivamente se pintaban con esmaltes u óleo, actualmente se utilizan esmaltes específicos para maquetas, acrílicos “ad hoc” y el óleo. Cada una tiene sus ventajas e inconvenientes, a saber:

  Esmalte: Tiende a obscurecer con el tiempo es mas resistente que el acrílico, no se va con el manoseo.

  Acrílico: No huele, colores mas vivos que el esmalte, óptimos resultados en gradaciones, delicado de mantener, no hay que manosear el soldado.

  Oleo: Para mi gusto la mejor pintura, fácil de trabajar, la mejor resistencia al manoseo y al tiempo, muy buenos efectos de luces y sombras: Inconveniente la lentitud del secado.

No obstante lo dicho mas arriba, se pueden combinar entre si las pinturas aunque requieren distintas técnicas, de hecho, muchos aficionados así lo hacen.

10. Conclusión

El soldado de plomo hoy llamado por los fabricantes de “Metal Blanco” (en realidad aleaciones de plomo), ha llegado a su perfección total, ya no son tallistas sino modelistas, su público objetivo no es el niño, sino el coleccionista, las figuras son individuales, el tamaño mas aceptado es el de 54mmm (1/32).

Esta actividad se Está extendido con tanta fuerza y afición que se realizan periódicamente subastas de piezas en diversos países y alcanzan precios muy altos, asimismo existen los concursos de pintura y modelado a nivel mundial. También En España esta empezando a despegar estos fenómenos,

Nuestro certamen mas reconocido es el Premio Ejercito donde acuden aficionados cada vez mas preparados. Surgen asociaciones de miniaturistas y revistas especializadas, lo que a mi entender hace pensar que esta afición cada vez goza de mejor salud y se ha convertido, no ya en artesanía, sino en un arte.

Artículo  por: Fernando Abeilhe.

 

 

MOLDES PARA FUNDICION EN PLOMO

 

Cuando aparecen los primeros moldes en España, allá por 1828 de la mano de Ortelli, fundidor italiano que se afincó en Barcelona, estaban tallados en pizarra. Posteriormente mucho mas tarde, a finales del siglo XIX y principios del XX se hacen en aluminio, algo mas tarde en fundición de bronce o latón por ambas caras bien de bulto o semibulto, pero para un molde en bronce o latón su coste actual sería prohibitivo, equiparándole al nivel adquisitivo de 2003 sería entre 75.000 - 200.000 ptas o lo que es lo mismo 450 - 1200 €.

 

Un poco de historia

 

 

Cuando aparecen los primeros moldes en España, allá por 1828 de la mano de Ortelli, fundidor italiano que se afincó en Barcelona, estaban tallados en pizarra. Posteriormente mucho mas tarde, a finales del siglo XIX y principios del XX se hacen en aluminio, algo mas tarde en fundición de bronce o latón por ambas caras bien de bulto o semibulto, pero para un molde en bronce o latón su coste actual sería prohibitivo, equiparándole al nivel adquisitivo de 2003 sería entre 75.000 - 200.000 ptas o lo que es lo mismo 450 - 1200 €.

 

ORDENES MILITARES

 

2.1.- En Europa .

1.     Alemania .- Orden de Alberto el Oso.

Orden de caballería instituida el 18 de noviembre de 1836 por Enrique-Leopoldo-Federico y Alejandro-Carlos, duques soberanos de Anhalt-Bernburgo. Esta orden reemplazó a la del Oso, instituida por Segismundo en 1382. Tiene por objeto premiar el mérito, la fidelidad, el talento y los servicios de los vasallos en los ducados de Anhalt.

El nombre de Alberto el Oso se dio a esta orden en memoria del margrave Alberto el Oso, un antepasado de los duques de Anhalt. La orden está dividida en tres clases: gran-cruces, comendadores y caballeros. El primogénito de los duques de Anhalt es gran maestre de ella.

 

2.     Alemania .- Orden de la Paz .

Orden instituida por Américo, arzobispo de Auch, y por algunos caballeros del país, con el fin de reprimir las tropelías de los albigenses y de los vagabundos, conocidos con el nombre de Derroteros, que devastaban y saqueaban el territorio. se creó la orden de la Paz para formar una milicia que defendiera a los habitantes de los continuos ataques a los que estaban expuestos. En 1260 esta orden fue abolida.

 

3.     Alemania .- Orden de Livonia .

El primer obispo de Riga, Alberto de Brennes, instituyó en 1200 esta orden militar con el fin de crear una fuerza de lucha contra los infieles que habían invadido la Livonia. El papa Inocencio IV la confirmó en el mismo año y le impuso la regla cisterciense. Sus caballeros, en guerra contra los livonios que se habían sublevado, se unieron a la orden teutónica en 1238, con lo que adquirieron gran celebridad; más tarde, Alberto de Brandeburgo adoptó en 1525 la religión protestante, por lo se separaron de los teutónicos; poco tiempo después se extinguió la orden.

Los caballeros de Livonia fueron llamados Porta-espadas porque sobre su vestido blanco había dos cruces rojas en aspa, formada cada una por dos espadas.

4.     Alemania .- Orden de los Caballeros Teutones .

Orden fundada en el año 1190 por un grupo de caballeros alemanes con el nombre de Orden del Hospital de la Santísima Virgen María de la Casa Alemana en Jerusalén, cuyos miembros llevaban un manto blanco con una cruz negra. Surgió, bajo el modelo de las ya existentes de San Juan del Temple, como una hermandad militar, religiosa y hospitalaria para el cuidado de los enfermos, que fue aprobada en 1192 por el papa Celestino III, quien le concedió la regla de San Agustín.

En 1211 se trasladaron a Hungría, invitados por el rey Andrés II, para defender las fronteras de su país, y en 1226 marcharon hacia Polonia, reclamados por Conrado, príncipe de Mazovia, para defender esta tierra de los boruscios.

Se les concedió la ciudad feudal de Chelmno (Kulm en alemán) para establecer allí su sede; en 1223 incorporaron la orden de Dobrzyn y, en 1237, la orden de los Caballleros Portaespada, que llevaba instalada en el territorio de Livonia desde el año 1202. Hasta el año 1283 conquistaron todo el territorio boruscio (Prusia), gracias a la ayuda del papado y al imperio, y formaron un estado muy potente, para cuyo control construyeron decenas de castillos, el más grande de los cuales estaba situado en Marienburgo (Malbork en Polaco), donde establecieron su capital.

Entre 1308 y 1309 invadieron Pomerania de Gdansk (Danzig en alemán), con lo que comenzaron las guerras con Polonia (1308-1521). Frente a la política expansiva de la orden, Lituania y Polonia formaron la unión en 1385. El día 15 de julio de 1410 llegó a la batalla de Grunwald (Tannemberg) entre los teutónicos y las tropas unidas polaco-lituanas, que fue una de las más grandes batallas medievales y en la que pereció la flor de los caballeros de la orden, con su gran maestre Ulrich von Jungingen.

Las guerras subsiguientes con Polonia llevaron al enpobrecimiento del estado en el que se asentaba la orden, lo que motivó el nacimiento, en 1440, de la Liga de Prusia. Ésta organizó una insurrección y otorgó las tierras de Prusia a Casimiro IV Jagellón, rey de Polonia. Así empezó la guerra con Polonia, que vino a durar trece años y terminó con la paz de Torun (Thorn en alemán) en 1466, por la cual, Pomerania de Gdansk fue devuelta a Polonia, que desde entonces se llamó Prusia Real. La intención de cambiar las resoluciones del tratado de Torun provocó otra guerra entre 1519 y 1521, que terminó con la derrota de la orden, lo que también significó el fin de su estado.

En 1525, el gran maestre Albrecht Hohenzollern secularizó y transformó estas tierras en un feudo de Polonia y Lituania, al que dió el nombre de Prusia Ducal, mientras que en Livonia seguía existiendo una parte que se había hecho independiente del gran maestre, ya a finales del siglo XV, y que, finalmente, fue seculariza y rendida a su gran maestre Kettler en 1561. La orden, ya muy reducida, permaneció en Austria y en Alemania, hasta el año 1929, momento en el que se transformó en una orden eclesiástica.

5.     Alemania .- Orden de Ludovico.

6.     Alemania .- Orden de San Jorge .

 

 

7.     Alemania .- Orden del Cisne .

Orden instituida por la Princesa Beatriz, hija de Thierry, duque de Cléveris. Éste, al morir en el año 711, dejó sus bienes, que eran considerables, a su hija única Beatriz. Esta princesa no tardó en verse perseguida por vecinos señores que codiciaban sus riquezas y, al no poder sostener una lucha tan desigual, se encerró en el castillo de Neufbourg. Lejos de apaciguar a sus enemigos, éstos arreciaron sus ataques. Beatriz, con el fin de poner término a tal situación, solicitó el socorro de un caballero llamado Hélie, que venció a sus enemigos y le libró de ellos. Poco tiempo después, Beatriz contrajo matrimonio con su libertador, a quien ofreció su mano en recompensa del servicio prestado. A fin de perpetuar la memoria de este acontecimiento, fundó una orden de caballería en el ducado de Cléveris. La denominó del Cisne, en alusión a uno de los cuarteles de su escudo de armas en el que estaba pintada este ave. Los caballeros de esta orden prestaban juramento de defender la religión e impedir los desafíos. Su divisa era un cisne de oro pendiente de una cadena del mismo metal.

 

8.     Alemania .- Orden del Dragón Derribado .

Orden militar instituida por Segismundo I en 1418 en Alemania, a la que dio el nombre de Dragón derribado. Su fin era defender la religión católica de los ataques de los sarracenos y establecer un frente contra la piratería que ejercían los enemigos de Alemania.

Alfonso V, rey de Aragón, tomando en consideración los servicios prestados por esta institución, la estableció en sus Estados a fin de mantener la religión católica y defenderla contra la opresión de los infieles. Después de la muerte de sus fundadores empezó a decaer y pronto desapareció.

 

9.     Alemania .- Orden del Mérito de San Miguel .

Orden instituida en Munich el 29 de septiembre de 1693 por Clemente, príncipe electoral de Colonia y duque de Baviera. Su fin era proteger la religión y defender la patria.

El rey de Baviera, Maximiliano José, confirmó esta orden en 1812 y añadió a su primitivo objeto la obligación de socorrer a los militares pobres y enfermos.

El 16 de febrero de 1837, el rey cambió la organización y formó una orden del mérito; cambió el nombre de Orden de San Miguel, por el de Orden del mérito de San Miguel. La orden consta de grandes-cruces, comendadores y caballeros. El rey de Baviera es el jefe soberano y gran maestre de la orden.

 

10.                       Alemania .- Orden del Oso .

Orden instituida en 1213 por el emperador de Alemania, Federico II, bajo la protección de Santa Úrsula, en favor de los abades del cantón de San Galo, como una prueba de agradecimiento hacia ellos y hacia la nobleza por la buena acogida que le hicieron cuando fue a dicho cantón a cumplir un voto, y por haberle ofrecido su ayuda para derribar del trono a su rival Otón.

Los caballeros de esta orden se obligaban a defender a la Iglesia contra los ataques de los musulmanes. Su insignia era un collar de hojas de encina, de oro, del que pendía una medalla del propio metal en cuyo centro había un oso de sable.

Esta orden subsistió hasta que Suiza se declaró independiente y se constituyó en Confederación Helvética.

 

11.                       Alemania .- Orden Doméstica de la Fidelidad .

Por este nombre se conocen tres órdenes militares:

11.1) Orden de la Fidelidad, fundada por Carlos-Guillermo de Baden-Dourlack.

11.2) Orden de la Fidelidad, fundada por Cristiano VI.

11.3) Orden de la Fidelidad, fundada por Federico III.

 

12.                       Alemania .-Orden del León de Zahring .

Orden instituida en el Gran Ducado de Baden el 26 de diciembre de 1812 por el gran duque Luis-Federico, con motivo de ser el cumpleaños de su esposa, la duquesa Estefanía-Luisa-Adriana, y en memoria de la familia gran-ducal. El titular de esta orden del León de Zahringen fue como un recuerdo de las armas de la antigua casa de este nombre. La orden está destinada a recompensar a las personas que se distinguen por su mérito, talento, virtudes, o sus servicios prestados al Estado. Se compone de: grandes-cruces, comendadores de primera y segunda clase, y caballeros. El gran duque de Baden es gran maestre y jefe soberano de la orden.

13.                       Alemania .- Orden Internacional de San Huberto .

14.                       Austria y Hungría .- Orden del Toisón de Oro .

15.                       Bélgica .- Orden Hospitalaria de Aubrac .

Orden de caballería, instituida en 1120 por el Vizconde de Flandes, Allar. Fue llamada también de Albrac porque en una ocasión, hallándose atacado el vizconde por una banda de salteadores en un monte cercano a Aubrac, hizo voto de fundar un hospital para asilo de peregrinos, si salía salvo del peligro que lo amenazaba.

En efecto, habiendo escapado libremente del furor de los asesinos, cumplió su voto, fundando el hospital de Aubrac, en el que fueron admitidos caballeros religiosos y militares de dicha orden.

El obispo de Rhodas, Pedro II, aprobó esta institución, que fue confirmada por el papa Alejandro III, y señaló a sus individuos la regla de San Agustín. Estuvo en uso durante cinco siglos, hasta que Luis XIV, rey de Francia, la suprimió en 1697.

 

16.                       Chipre .- Orden de Chipre.

Orden instituida por Guy de Lusiñán en 1195, en el reino de Chipre, para oponer una tenaz resistencia a los ataques de los infieles. Esta orden militar es también llamada de la Espada o del Silencio. Los caballeros eran nombrados por el condestable y seguían la regla de San Basilio.

La orden tuvo gran celebridad mientras reinó la casa de Lusiñàn pero, una vez que Catalina Cornaro, viuda de Jaime de Lusiñàn, cedió el país a Venecia en 1488, y que los turcos lo tomaron a los venecianos en 1571, desapareció completamente.

 

17. Dinamarca .- Orden de Danebroch .

Orden instituida a principios del año 1219 por Valdemaro, rey de Dinamarca. Queriendo tributar el debido homenaje a la divina Providencia por los acontecimientos desarrollados a fines de 1218, Valdemaro, rey de Dinamarca, a la cabeza de la escuadra más formidable que hubiese surcado el Báltico, desembarcó en Estonia, cuyos habitantes, unidos a los rusos, amenazaban e inquietaban continuamente a los cristianos de la Livonia. Aunque poderosos, no pudieron los estonios estorbar el desembarco de los daneses, ni evitar que se apoderasen de algunos fuertes y levantasen otros, entre ellos el de Revél. Aparentando no tener mas recurso que la clemencia de Valdemaro, sus jefes le pidieron la paz y el bautismo, mientras que secretamente iban reuniendo sus fuerzas. El Rey, confiado, se avino a sus deseos. Tres días después se arrojaron de improviso sobre los daneses diseminados, que sin armas perdieron el estandarte, aunque al poco les llovió del cielo un color encarnado con una cruz blanca, y, alentados a la vista de aquel portento, se reunieron de nuevo, atacando entonces a los estonios, a quienes derrotaron completamente.

Habiéndose perdido en el año 1500 el estandarte de Danebrog, a consecuencia de los acontecimientos en Dinamarca, llegó la orden a un momento en que apenas se tenía memoria de ella. El rey Cristian V, deseoso de devolver a esta institución todo el esplendor e interés que había tenido al principio de su creación, cambió enteramente su organización y la dio nuevos estatutos el 12 octubre de 1671. Y por segunda vez fue modificada en 1812.

Actualmente está destinada para recompensar el mérito civil y militar, los actos de adhesión y fidelidad al rey y a la patria, y los progresos de las artes, las letras y las ciencias; se confiere, sin importar la edad o la clase a que pertenezcan los aspirantes.

Esta orden está dividida en cinco clases, a saber: grandes comendadores, grandes-cruces, comendadores, caballeros y hombres de Danebrog.

La condecoración de esta orden es una cruz de oro paté, esmaltada de blanco, pendiente de una cinta blanca listada de encarnado.

 

18. Dinamarca .- Orden del Elefante .

Orden instituida en 1478 por Cristiano I, consagrada a la defensa de la religión cristiana. El origen de la orden del Elefante se sitúa en el matrimonio que efectuó su hijo el príncipe Don Juan, con Cristina, princesa de Sajonia, para cuya conmemoración y honor se creó. Puso la orden bajo la protección de María Santísima.

Cristiano I, rey de Dinamarca, había hecho voto, en 1454, de emprender viaje a Tierra Santa. Por este tiempo, asustado el Papa por la toma de Constantinopla por los turcos el 29 de mayo de 1453, había escrito a todos los monarcas de la cristiandad para coaligarse contra los infieles. Sin embargo, estas exhortaciones no lograron el efecto deseado pues la experiencia les había demostrado que las cruzadas no aportaban ninguna compensación real, debido al alto número de víctimas que producía. Por circunstancias, Cristiano no pudo cumplir su promesa de visitar los Santos Lugares, y el 8 de enero de 1474 partió hacia Roma para hacerse absolver de aquel voto por el Pontífice. El Papa Sixto IV hizo un brillante obsequio a Cristiano. El Papa, prendado de los sentimientos religiosos de aquel monarca, le colmó de dádivas, pagó sus gastos durante el tiempo que permaneció en los Estados Pontificios, le dispensó del viaje a Jerusalén y confirmó una asociación fundada por Cristiano en 1462, con el título de Hermandad de la Santísima Trinidad, de la pasión de Jesucristo y de la Virgen María.

Esta fundación, consagrada a la defensa de la religión cristiana, vino a ser el origen de la orden del Elefante, que el propio Cristiano I instituyó en 1478. Le dio por divisa un collar de cruces patriarcales, sustituido, cuando el reino abrazó el luteranismo, por otro de castillos y elefantes enlazados, de oro; de este collar pendía otro elefante esmaltado de plata y un castillo mazonado de oro. Es la orden principal de Dinamarca, y sólo se concede a los príncipes, senadores y nobles del reino.

 

19.                       España y Francia .- Orden del Armiño .

Orden de caballería fundada por el rey de Aragón Fernando V cuando se apoderó del reino de Nápoles, tras expulsar de la Calabria al duque de Lorena al descubrirse la conspiración fraguada por su pariente el príncipe de Resana. Su insignia era un collar de oro con un armiño, con el epígrafe Malo mori quam fodari, que significa que debe preferirse la muerte que faltar a la fidelidad del soberano.

 

20. España y Vaticano .- Orden del Santo Sepulcro .

Orden militar española considerada como la más antigua entre las de su especie. Su insignia de cruzada era La Cruz patriarcal o de doble traviesa sobre el pecho.

 

21.                       España .- Orden de Alcántara .

Orden militar fundada en 1166 o, según otros autores, en 1156, por Suero Fernández Barrientos junto con un grupo de caballeros salmantinos. Fue, primeramente, aprobada por don Orduño, obispo de Salamanca y monje cisterciense. La bula de conformación fue dada por el papa Alejandro III en 1177 bajo el nombre de San Julián de Pereiro o del Peral, declarándose el rey de León, Fernando II, protector de dicha orden. Su primer gran maestre fue el mismo fundador. Su nombre cambió a raíz de la concesión que les hizo el rey Alfonso IX, de la ciudad de Alcántara, reconquistada en el año 1213, de donde tomaron la nueva denominación. Adoptaron la regla del Císter y en un principio dependieron de la orden de Calatrava, cuyo maestre tenía el derecho de visita. En 1183 obtuvieron del papa Lucio III jurisdicción propia y su maestre gozó de los mismos derechos y prerrogativas que los demás maestres de las otras órdenes militares. En 1994 los Reyes Católicos incorporaron el maestrazgo de la orden a la Corona de Castilla y obligaron al maestre Juan de Zúñiga a cesar. Poco después, en 1540, el Papa Pablo III dispensó a sus miembros del voto de castidad, por lo que desde entonces, como las demás órdenes militares, se fue convirtiendo en una institución puramente honorífica sin connotaciones monásticas.

 

22.                       España .- Orden de Borgoña .

Orden de caballería fundada en Borgoña, el 22 de junio de 1535 por el Emperador y Rey Carlos V, tras la conquista del reino de Túnez; con la que quiso perpetuar la memoria de este acontecimiento y dar público testimonio de reconocimiento a los favores recibidos de la Divina Providencia.

Su divisa era un collar semejante al

del Toisón de oro, del que pendía una cruz de aspa, con el epígrafe Barbarie.

A pesar de la decadencia de esta orden, la cruz de Borgoña ha seguido usándose en España en las banderas militares hasta nuestros días; aún hoy las personas agraciadas por S. M. con algún empleo de la Casa Real, al prestar el juramento, lo hacen por la señal de la cruz de Borgoña.

 

23.                       España .- Orden de Calatrava .

Orden militar hispánica que debe su nombre al castillo de Calatrava la Vieja (Ciudad Real), primer lugar que defendieron sus freires y cabeza visible de la organización militar. Su expansión territorial le llevó a controlar una enorme cantidad de territorios entre las actuales provincias de Ciudad Real, Toledo, Albacete, Valencia, Alicante y Córdoba, pues su función principal era la de controlar las rutas terrestre que enlazaban Toledo con Andalucía y defenderlas primero de la invasión almohade y, más tarde, del reino nazarí de Granada.

23.1) Origen y desarrollo de la Orden.

La orden de Calatrava surgió como consecuencia de la imposibilidad de los Templarios, asentados en la corona de Castilla desde principios del siglo XIII, de defender el castillo de Calatrava la Vieja contra la imparable maquinaria militar almohade.

En el año 1157, responsables de la orden jerosolimitana entregaron el castillo al monarca castellano Sancho III quien, a su vez, prometió entregar la custodia y la tenencia de la fortaleza a la persona que lo defendiera. El guante fue recogido por dos jóvenes toledanos: San Raimundo de Fitero, abad del monasterio cisterciense sito en esta villa, y su discípulo Diego Velázquez, un místico enamorado de los ideales cruzados encarnados por los milites christi. Ambos personajes, acompañados por muchos monjes y laicos toledanos acólitos a las indulgencias prometidas, tomaron posesión del castillo un año más tarde y lo defendieron con relativo éxito hasta 1160.

En ese año falleció San Raimundo, pero la orden ya vestía el hábito cisterciense y Diego Velázquez había redactado una regla para la convivencia de los freires basada en la benedictina. El nuevo abad monástico fue rechazado por los nuevos caballeros, quienes eligieron a un maestre laico, don García, y los monjes que desearon continuar con su vida religiosa regresaron a Fitero. En el año 1164 el maestre consiguió una bula de confirmación y protección por parte del papa Alejandro III, lo que sirvió de acicate para que el Capítulo general de la orden cisterciense los acogiese en su seno como orden militar, nombrando al abad de Scala Dei como patrocinador y aceptando la regla de convivencia redactada por Diego Velázquez.

Aún tuvieron que transcurrir algunos años para que la nueva orden quedase incorporada oficialmente al Capítulo cisterciense, prebenda que se alcanzó en el año 1187 bajo el maestrazgo de Nuño Pérez; desde ese año, el abad francés de Morimond quedó delimitado como máxima autoridad, mediante bula expedida por Gregorio VIII y la confirmación del Capítulo general del Císter en 1199.

Para los inicios del siglo XIII la orden de Calatrava ya tenía sus primeros estatutos, aceptados por Inocencio III el 28 de abril del mismo año. A partir de entonces, se dedicaron a su oficio militar con tan buenos resultados que el monarca castellano Alfonso VIII le concedió varios castillos y fortalezas manchegos (Caracuel, Malagón, Alarcos...), así como varias prebendas económicas. También el rey de Aragón Alfonso II, les cedió la fortaleza de Alcance, donde los de Calatrava organizaron una encomienda para ayudar a los aragoneses en su expansión por Valencia. Sin embargo, en el año 1195 resultaron derrotados en la batalla de Alarcos por los musulmanes, por lo que se replegaron hacia su cabecera de Calatrava esperando acontecimientos.

23.2) De las Navas de Dolosa a la conquista de Andalucía.

En los primeros años del siglo XIII los freires de Calatrava volvieron a actuar en territorio musulmán, capturando para las huestes cristianas el fenomenal castillo de Salvatierra, uno de los puntos estratégicos claves de los almohades. Este acontecimiento, inusual para la época, hizo reaccionar a los musulmanes de manera fulminante, que en el año 1211 armaron todo su ejército y se adentraron en territorio castellano no sólo para recuperar el castillo sino para dar un escarmiento ejemplar a los osados cristianos. La hábil maniobra de los ejércitos castellanos, asesorados estratégicamente por el propio maestre de Calatrava, Ruy Díaz, propició la derrota almohade en la célebre batalla de las Navas de Dolosa (1212), dejando el camino libre hacia la Andalucía musulmana. Desde el punto de vista interno, el perfecto funcionamiento de las tropas de la orden provocó que desde esta fecha su dominio efectivo de casi toda la región manchega fuese casi absoluto, entrando en diversas competencias con las autoridades urbanas de Ciudad Real.

Pese a todo, el siglo XIII puede definirse como el de la culminación de la orden en su labor militar, lo que implicó, a su vez, un enorme crecimiento económico de su organización. Efectivamente, la orden fue la responsable efectiva de la repoblación manchega, con sus concesiones de territorios y cartas de población o fueros a los pobladores. No obstante, el crecimiento económico más acusado se debió a la entrada de los freires en el negocio del ganado, causa devarios conflictos con obispados y ciudades que, generalmente, fueron resueltos gracias al prestigio de los freires.

Entre los años 1219 y 1222 la orden de Calatrava absorbió varias otras órdenes menores, como la de Monfrag, la leonesa de Alcántara y la portuguesa de Avis, además de iniciar una profusa labor de fundación monástica por toda Castilla la Nueva. Poco más tarde, durante el reinado de Fernando III el Santo, los freires de Calatrava fueron pieza indispensable en la conquista de Andalucía: participaron con éxito en las batallas de Víboras (1224), Sevilla (1225) y Baeza (1226), así como en diferentes asedios a las ciudades de Córdoba y Jaén, tras lo cual su función principal fue vigilar la frontera con el reino de Granada, labor para la cual se les cedieron tres importantísimas fortalezas sureñas: Priego, Cabra y Osuna.

El rey castellano Alfonso X el Sabio quiso trasladar el dominio solariego de la orden desde Calatrava hacia Osuna, en un intento de acabar con las innumerables disputas que el concejo de Ciudad Real y los freires mantenían por diversas cuestiones, pero los sucesivos maestres se negaron en rotundo: desde hacía tiempo, los maestres y altos cargos de la orden habían abandonado las incomodidades del castillo de Calatrava para residir en el confortable palacio de Almagro. Pese a todo, desde sus posiciones andaluzas la orden fue también importantísima para frenar el avance de los benimerines norteafricanos, a quienes combatieron y vencieron en las batallas de Algeciras (1309), Martos (1315) y El Salado (1340).

23.3) La orden en las luchas civiles peninsulares.

Ya se ha citado anteriormente cómo durante el reinado del Rey Sabio comenzaron los primeros problemas con la orden de Calatrava. Hacia finales del siglo XIII el maestre manchego era una de las personas más poderosas del reino de Castilla, por lo que el puesto, además de ser codiciado por multitud de nobles castellanos, tuvo que soportar la injerencia del cada vez más efectivo poder regio.

La culminación de los enfrentamientos con Alfonso X fue la fundación, auspiciada por éste, de la ciudad de Villa Real, en el pleno centro del señorío solariego de la orden de Calatrava; en contrapartida, los freires apoyaron la rebelión de su hijo Sancho IV en el año 1282 y, más tarde, defendieron a Fernando IV el Emplazado, de la facción nobiliaria que quería deponerle, aludiendo los derechos de los infantes de la Cerda y de los Manuel.

El duro contrincante del poder regio en esta época fue, quizá, uno de los maestres más importantes de la orden: don Garci López de Padilla (1297-1336), quien acogió, en el año 1319, de buen grado en el seno de su organización militar a las dos órdenes hispánicas, Montesa y Cristo, que quedaron huérfanas de cabecera después de que el concilio de Vienne (1312) declarase la disolución de los Templarios. Pese a todo, entre los años 1320 y 1335 el maestre se tuvo que enfrentar a un problema mayor, como fue la rebeldía de muchas encomiendas que, seducidas por falsos pretendientes al maestrazgo, provocaron una especie de cisma en la orden; fue necesaria la intervención del propio abad de Morimond, así como vicarios enviados para inspeccionar el problema, para que el cisma fuese resuelto, no sin provocar varias reformas de los primitivos estatutos.

Desde la subida al trono castellano de Pedro I (1350) hasta la entronización de la Reina Católica (1474), las continuas revueltas nobiliarias del reino hicieron bastante mella en la bien organizada orden. La importancia del puesto de maestre, aunque menor que Santiago o Alcántara, era tomado por los nobles como un trampolín desde donde acceder a las otras órdenes, verdaderas reservas económicas y militares de Castilla durante los siglos XIV y XV.

A pesar de la general neutralidad de la orden en la Guerra Civil Castellana (1366-1369), varias encomiendas ayudaron solapadamente al pretendiente Enrique de Trastámara en la batalla de Montiel (1369), librada en las tierras del Campo de Calatrava. Quizá esta ayuda desleal provocó que la orden de Avis portuguesa fuera retirada de la obediencia al maestre por el rey Juan I. El siglo XV, pese a continuar con las disputas civiles, significó para la orden de Calatrava la vuelta a su labor de lucha contra los musulmanes para la que había sido creada: los freires volvieron la luchar contra los granadinos en la toma de Antequera (1410), capitaneados por el infante Fernando, y en la batalla de la Higueruela (1431), bajo el mando del condestable de Castilla Álvaro de Luna. Sin embargo, los problemas internos persistieron, puesto que los nobles ambiciosos no cejaron en su empeño de controlar la orden para sus intereses privados; entre ellos destacaron especialmente tres maestres: Enrique de Villena (1405-1414) y, con especial y famélica ambición, Pedro Girón (1445-1466), hermano del poderoso Juan Pacheco, marqués de Villena, y el hijo de aquél, Rodrigo Téllez Girón (1466-1482). A pesar de que el proceso de absorción del reino de Granada cobró vida durante el reinado de los Reyes Católicos, la orden de Calatrava parecía más un quebradero de cabeza para los monarcas debido a la deslealtad de sus maestres que la punta de lanza de las campañas contra los musulmanes.

23.4) Declive y desaparición de la Orden.

Diez años antes de la definitiva toma de Granada, los Reyes Católicos intentaron persuadir a las diferentes órdenes militares peninsulares para que cedieran el maestrazgo a la corona, reservándose para la organización interna únicamente la administración. La orden de Calatrava aceptó la propuesta en 1485, lo que valora sustancialmente el tradicional espíritu religioso-militar de sus militantes.

Tras la muerte del último maestre, García López de Padilla (1487), Fernando el Católico acaparó también la administración, concesión legitimada por Alejandro VI en 1492 y concedida a perpetuidad a la corona española mediante bula de Adriano VI en 1523. No obstante, los Reyes Católicos no descuidaron una organización que, tomada Granada en 1492, se había quedado aparentemente sin motivos para su existencia; entre 1492 y 1516 hubo hasta siete Capítulos generales de la orden en los que se trataron, entre otras cosas, de su reorganización como fuerza policial en Andalucía, cuestión que contó incluso con el apoyo de su responsable cisterciense absoluto, el abad de Morimond. Sin embargo, la muerte del rey Fernando y la llegada a España de Carlos I acabó con las esperanzas de una buena solución para los freires.

Alejado de todo espíritu relacionado con la orden, el emperador Carlos intentó por todos los medios recortar el poder del abad francés, a la sazón estado enemigo de España, para lograr que el prior de Calatrava fuese español. La tenaz persistencia del Habsburgo logró la desvinculación de Morimond, pero la suerte de la orden feneció con ello: los sucesivos monarcas de la Casa de Austria únicamente usaron las propiedades de Calatrava con objeto de garantizar el pago de los empréstitos y deudas contraídas con las familias banqueras de Europa. La enajenación territorial y financiera del maestrazgo y de sus encomiendas fue total entre los siglos XVI y XVII; a pesar de ello, y teniendo en cuenta que Calatrava nunca fue tan rica como el resto de sus hermanas peninsulares, los freires vivieron una situación de desahogo económico durante estos siglos, a pesar del brutal despojo territorial, gracias a una casualidad: entre sus múltiples regalías estaba contemplada la explotación de las minas, y casualmente el mercurio de las de Almadén era necesario para refinar la plata que llegaba desde América. Todo ello supuso un enriquecimiento de la orden, aunque muchos de sus freires se tuvieron que convertir obligatoriamente en mineros esporádicos. Debido a la explotación de Almadén la orden de Calatrava consiguió sobrevivir durante el siglo XVIII, pero las leyes de Desamortización de los bienes de clero (1835) acabó con todas sus pertenencias, privilegios y regalías, como sucedió con el resto de órdenes militares en España.

 

23.5) Estatutos y funcionamiento interno

Como toda orden militar, los freires de Calatrava eran tanto laicos como eclesiásticos que juraban respetar los tres votos monásticos clásicos: pobreza, castidad y obediencia. Su estatuto principal derivaba de la transformación militar de la regla cisterciense, por lo que estaban obligados a deberes litúrgicos y ascéticos como cualquier observante del Císter, pero también se beneficiaban de sus contrapartidas, entre las cuales la principal era la de no estar sujetos a la autoridad de la diócesis correspondiente. A partir del siglo XVI las costumbres se fueron suavizando, sobre todo en lo referente al celibato (que fue eximido para los laicos por bula de Paulo III en 1540) y en los deberes litúrgicos (reducidos a unas cuantas misas y oraciones).

Al igual que el resto de órdenes militares, la célula básica de Calatrava era la encomienda, regida por un comendador. En la parte superior del organigrama se encontraba el prior, que debía ser monje y era nombrado por el abad de Morimond (quien se reservaba el derecho de aprobación de cualquier decisión); por debajo de él se situaba el maestre, elegido por la asamblea de comendadores y freires (Capítulo general) y que contaba con todos los poderes de un abad (salvo los espirituales, pues el maestre siempre solía ser laico). El brazo derecho del maestre, sobre todo en el campo estrictamente militar, era el comendador mayor, quien estaba capacitado incluso para regir la orden mientras se elegía un nuevo maestre o en ausencia de éste (hecho que aconteció muchísimas veces en la dilatada existencia de Calatrava). Otros cargos menores pero con relativa importancia eran los de clavero (guardián de la sede principal), obrero (encargado de la seguridad y el mantenimiento de todos los edificios de la orden) y el capellán mayor, que se encargaba de la correcta actuación de los que eran, como él, capellanes, es decir, aquellos freires clérigos que, sin ser monjes, acataban la regla de la orden y los mismos derechos de cura animarum (siempre con la autoridad principal del prior). En fin, un sencillo organigrama no exento de efectividad sino todo lo contrario, como se ha podido observar en este recorrido histórico por la orden de Calatrava.

 

24.                       España .- Orden de Isabel la Católica .

Orden instituida por el rey Don Fernando VII el 24 de marzo de 1815 bajo la protección de Santa Isabel, reina de Portugal, para premiar los ritos contraídos y servicios prestados en defensa de las posesiones de Ultramar.

El jefe soberano de la orden es el rey. En el momento de su fundación sus miembros se dividieron en tres clases: grandes-cruces, comendadores y caballeros; su número es ilimitado.

Los grandes-cruces tienen el tratamiento de Excelencia, en virtud de la Real Orden del 24 de marzo de 1815.

Según el artículo 16 del Real Decreto del 26 de julio de 1847, la orden americana de Isabel la Católica debe tener el mismo número y denominación de categorías que la de Carlos III y seguir las mismas reglas que ésta; no pueden pasar de doscientos los comendadores, ni de ochenta los grandes-cruces.

En el artículo 21 de este mismo real decreto, se señalan los derechos de títulos de esta orden.

24.1) Divisa.

La insignia de los primeros es una banda de seda ancha, que se lleva terciada del hombro derecho al costado izquierdo; es blanca en el centro, y de color dorado en los costados; está ribeteada de un filete blanco; une la banda un lazo de cinta más estrecha con los mismos colores, y de ella pende la cruz de la orden. Ésta es de oro, con cuatro brazos centellantes en sus extremos; esmaltada enojo y flanqueada de rayos de oro. En el centro hay un escudete con las columnas de Hércules, dos mundos cintados de oro y una corona real. Rodea el escudete una bordura blanca, y en ella, una leyenda en letras de oro: A la lealtad acrisolada. El reverso tiene la leyenda: Por Isabel la católica, Fernando VII; encima de la cifra de éste, en el centro del escudete sobre esmalte azul, hay una corona real. La cruz está surmontada de una corona olímpica de oro formada con ramas de olivo.

La placa, que sólo usan los grandes-cruces, es de oro de igual forma y esmalte que la cruz, con la diferencia de que en la parte superior de la bordura del escudete está colocada la leyenda del anverso, y en la inferior la del reverso; en el centro sobre esmalte azul, figura la cifra y la corona.

Los comendadores llevan la misma cruz que los de la categoría anterior, con una cinta más estrecha, rodeada por el cuello y pendiente sobre el pecho.

Los caballeros de la orden la ponen en el primer ojal de la casaca.

Los cardenales, arzobispos y obispos que pertenecen a la orden y categoría de grandes-cruces la llevan en sotuer sobre el pecho, con la cinta ancha ya explicada; la placa va colocada en la parte izquierda de la capa o manteo.

Los eclesiásticos que son comendadores la usan como los demás de esta clase, y los caballeros sacerdotes la llevan también en sotuer, pero pendiente de un cordón negro.

El traje de los grandes-cruces para las funciones solemnes consiste en: una túnica de tercianela blanca con un bordado de hilo de oro, manto de la propia tela, también de color dorado, muceta blanca, dos fajas del mismo color bordadas en oro, zapato blanco con lazo dorado, sombrero a la antigua española con plumas blancas y doradas, y un collar sobre la muceta.

El collar de la orden está compuesto de eslabones interpolados; unos forman un arco y una aljaba de oro cruzados, otros, un cuadrilongo también de oro con dos flechas puestas en cruz; unos y otros están unidos por medio de un óvalo de oro esmaltado de azur; el primer óvalo tiene en el centro la cifra F. VII, de oro; el segundo, dos mundos surmontados de la corona real, también de oro. Pendiente del extremo del collar, cae sobre el pecho la cruz.

En los días de gran gala puede usarse la venera adornada de pedrería, pero no es permitido hacer alteración ninguna en la forma ni en el tamaño de la cruz.

El secretario de la asamblea suprema de la orden usa la cruz pendiente del cuello, una banda como los grandes-cruces y la placa, aunque de menores dimensiones.

 

25. España .- Orden de la Azucena .

Orden de carácter benéfico y de caballería, instituida en 1413 por Fernando I, rey de Aragón; su objetivo principal era socorrer a las viudas y huérfanos, así como defender la religión católica.

Su divisa fue una jarra de azucenas, resaltada de un grifo, del que pendía la imagen de Nuestra Señora de la Antigua, esmaltada de azul, adornada de estrellas y con el Niño Jesús en su brazo derecho.

 

26.                       España .- Orden de la Banda .

 

Orden de caballería instituida en 1330 por Alfonso XI, rey de León y de Castilla, para dar una prueba de su magnificencia a los grandes señores de su corte y alentarles a defender la religión católica. Sólo eran admitidos en ella los hijos de las familias más ilustres; pero bastaba que cualquiera usase la banda, que era de tafetán carmesí, y saliese victorioso del duelo o desafío que dos caballeros de la orden se encargaban de sostener, para que se le admitiese en la misma. Abolida por los Reyes Católicos y restablecida por Felipe V, quedó pronto sepultada en el olvido.

La divisa de los caballeros de esta orden era una cinta roja de tres dedos de ancho puesta en forma de banda. Tras caer en desuso, muchos hijos de los que habían pertenecido a ella la trasladaron a sus escudos de armas. Los que se hallaron en la batalla del Salado, que el rey Alfonso XI ganó a los infieles en los campos de Tarifa el 30 de octubre de 1340, añadieron a sus escudos dos cabezas de dragones en ademán de tragarla, para simbolizar la fortaleza y valor con que en dicha batalla consiguieron gloriosos triunfos sobre sus enemigos.

 

27.                       España .- Orden de la Encina .

Orden de caballería instituida en el año 722 por García Ximénez, rey de Navarra, con la denominación de Encina, para dar un público testimonio de gratitud a Dios, pues en una batalla que libró contra los musulmanes, le pareció ver sobre una encina, una cruz resplandeciente adorada por dos ángeles. Con esta visión cobró gran ánimo, y habiendo ganado la batalla, tuvo la firme convicción de que debía la victoria a la aparición de aquella sagrada cruz. Los caballeros de esta orden tenían por divisa una encina verde, sobre un medallón de oro, y una cruz ancorada de gules. En el estandarte había bordado, por un lado tres coronas, y por el otro, una encina de la cruz y la leyenda: Non timebo millia circundantes me.

 

28. España .- Orden de la Escama .

Orden instituida por don Juan II, rey de Castilla, en 1420. Fue creada con el fin de que acudieran los nobles en su ayuda para luchar contra los musulmanes de Granada. La divisa de esta orden consistía en una cruz paté con escamas de gules.

29.                       España .- Orden de la Jarra .

Orden fundada por el infante de Castilla, Fernando el Justo, hijo de Juan I, en 1410, con el fin de perpetuar la memoria de la gran batalla que ganó a los musulmanes, y de la toma de la ciudad y castillo de Antequera, y con el objeto de defender la religión católica de los ataques de los infieles. Cuando Fernando el Justo subió al trono de Aragón estaba esta orden en su mayor auge, pero quedó en desuso después de su muerte.

 

30.                       España .- Orden de la Paloma .

Orden instituida por Juan I de Castilla en 1379, el día de Santiago, cuando se hallaba en Segovia, en cuya iglesia armó caballeros a muchos nobles del reino.

Los de esta orden se obligaban a defender la religión cristiana de los ataques de los musulmanes, a amparar a las doncellas, viudas y huérfanas, a rezar diariamente por los caballeros difuntos de la orden, a guardar la castidad conyugal y a observar pureza de costumbres. Usaban por insignia un collar de oro, del cual pendía una paloma del mismo metal, rodeada de rayos.

 

31.                       España .- Orden de la Razón .

Orden instituida en 1385 por el rey Juan I de Castilla, con los mismos estatutos que la orden de la Paloma, con la diferencia que en la de la Razón sólo eran admitidos los hijos de hidalgo que por sus méritos y buenas acciones se hacían dignos de esta distinción. Cuando acompañaban al rey, llevaban un estandarte blanco liado de gules y suspendido de una cadena de oro.

 

32.                       España .- Orden de la Redención .

Orden cuyos estatutos eran los mismos que los de la de Malta, y que en vano se trató de extender por Francia; se introdujo en Marsella por un caballero siciliano en 1813, donde muy pronto quedó olvidada.

 

33.                       España .- Orden de los Hermanos Hospitalarios de Burgos .

Esta orden fue creada en 1212 por Alfonso VIII, rey de Castilla. Sus caballeros estaban obligados a cuidar y socorrer a los peregrinos que iban de romería a Santiago y a Nuestra Señora de Galicia. Tras muchos años de existencia, quedó enteramente olvidada.

 

34.                       España .- Orden de los Lirios .

Esta orden, en la que sólo podían ingresar las personas reales y los caballeros de la alta nobleza, fue una de las más distinguidas de España. Mereció ser llamada la real de Navarra. La fundó el rey Sancho IV en 1023 en honor de la Inmaculada Virgen María y en defensa de la fe.

La condecoración consistía en dos ramos de lirios de oro esmaltados de azul celeste y en el centro, una imagen de la Anunciación de Nuestra Señora, con el lema: Deus primum christianum servet.

 

35.                       España .- Orden de Montegaudio.

Orden regular hospitalaria religiosa y militar, que fue aprobada en 1180 por el papa Alejandro III con el nombre de Monte-Gaudio, otorgándole la regla de San Basilio. Se instituyó con motivo de que un grupo de caballeros cristianos que se dedicaban voluntariamente a la custodia del Monte-Gioia o Monte-Gaudio -un lugar de peregrinación- se hicieron célebres por los socorros que prestaban a los peregrinos y por sus acciones piadosas. Tras la ocupación de la Tierra Santa por parte de los musulmanes, los caballeros de la orden se retiraron a España, y se asentaron en los reinos de Castilla y de Valencia, donde el rey Alfonso IX les dio el castillo de Mont-franch y las posesiones de Trujillo. Los caballeros de Monte-Gaudio aceptaron esta donación y, en reconocimiento, defendieron al rey Alfonso en las luchas que hubo de mantener contra los ataques de los musulmanes.

Además, para conservar un recuerdo de las liberalidades que les había prodigado el rey, resolvieron cambiar el nombre de la orden por el de Mont-franch.

Por los años 1220-1230, el rey Fernando incorporó esta orden a la de Calatrava. Su divisa era una cruz octógona de gules.

 

36.                       España .- Orden de Montesa .

 

Orden religiosa-militar fundada por el rey Jaime II en el año 1319, en el Reino de Valencia. Tomó el nombre de su sede y casa matriz, la villa valenciana de Montesa, donde se instauró la orden de Santa María de Montesa.

 

 

 
FIGURAS RECORTABLES
 

Los Recortables

 Artículo aparecido en: Asociación Dos de Mayo (Fernando Abeilhé)

 

En el mundo de la militaria el recortable ocupa un lugar prominente por derecho propio. En humilde papel impreso desde mediados del siglo XIX es una inestimable fuente de conocimientos históricos y sociales. Los niños que no podían jugar con saldaditos de plomo, o como complemento a éstos, obtenían la grata posibilidad de hacerlo con recortables, a lo que se unía la entretenida labor de recortarlos.

En España, la producción masiva de éstos se inicia con Abadall y Llorens en Barcelona y con Marés y Minuesa en Madrid, para continuar después con el Gran Palucie ó Palucié (1870) Y Hernando (1890). La producción de recortables en España desde su aspecto histórico comienza con la edición de láminas del ejército y Guardia Civil a partir de los uniformes de la época de Isabel II y paulatinamente se van incorporando nuevas ediciones con los uniformes más modernos hasta el estallido de la Guerra Civil. Este periodo es fecundo en la aparición de recortables en ambas zonas, reflejo de la situación en que se vive.

Se producen gran cantidad de pliegos de soldados para recortar que funcionan no solamente como elementos de juego sino primordialmente como propaganda de las fuerzas que se mueven en el campo de batalla. Éstos hoy día ha superado con creces su labor lúdica y representan con creces un documento histórico inigualable fiel reflejo de la sociedad del momento en que se editan. Marcas como "MARTE" ó "LA TIJERA" nos suenan a aquellos que tenemos más de 40 años. Afortunadamente aún se continúan editando láminas de recortables que incrementan el acervo de este medio. Algunas aparecen esporádicamente con motivo de algún acontecimiento importante y otros de forma más o menos periódica como hace la Oficina de Relaciones Públicas del Ejército, que nos sorprende agradablemente con láminas de singular y cuidada realización.

Existen verdaderos expertos en el recortable, desde aquellos que los compran hasta los que los dibujan para su propio deleite lo que hace que sean piezas únicas de valor incalculable en este mundillo. Como muestra de lo anteriormente indicado, tenemos el gusto de ofrecerles esta selección que sea del agrado de todos: A los más jóvenes les muestre un mundo anterior y desconocido y a los veteranos les traiga recuerdos.

 

Los orígenes de los pliegos de soldados en España

Artículo aparecido en: Napoleones de fin de semana (Autor; Tito Barrena)

 

Las láminas populares con hileras de soldados, aparecen en España, según testimonio de Amades, Colomina y Vila, en el año 1790, fecha de la Guerra del Rosellsn (1792-1795) para tomar un gran impulso en la Guerra de la Independencia (1808-1814) apareciendo exclusivamente en Cataluña. De esta época es la figura 1, lámina que corresponde a los Voluntarios de Castilla, un pliego estampado al bac en el año 1793 siendo de editor y grabador desconocidos.

 

 

 

En la figura 2 se representa uno de los "Granaderos provinciales de 1793", pliego que contenía tres hileras con siete soldados cada una, también estampado al bac de grabador y editor desconocidos. Cataluña se consolidó en aquella época como pionera de los pliegos de soldados recortables, ya que por aquel tiempo Francia no había aún generalizado ni consolidado la producción de hojas de soldados en hileras, sino que se mantenía en el campo de las figuras aisladas. Respecto al momento en que los pliegos de soldados recortables se convierten en un entretenimiento y juguete infantil parece ser que se remonta al siglo XIX. En 1860 Madrid comienza también a editar láminas recortables de soldados. A partir de 1854 se sustituye el estampado al bac por la coloración a la trepa, a la vez que la primitiva xilografía artesanal se mecaniza mediante el uso de la estereotipia, pasándose del primitivo molde de madera a una matriz de plomo.

Los pliegos de Paluzie

En 1860 se desarrolla la producción de la casa "Paluzie", de Barcelona que fundamentalmente tuvo tres etapas. La primera que duró hasta 1873, en la cual se solapaban láminas litografiadas y coloreadas a la trepa con otras en la que el color es litografiado. La segunda etapa, que se inicia en 1878 y finaliza en 1920, se caracteriza porque la coloración de las láminas es exclusivamente conseguida por técnicas litográficas. En esta época se industrializan y mecanizan totalmente los pliegos de soldados y los recortables en general. La tercera etapa repite parte de los pliegos de la segunda y se producen otras nuevas con los uniformes de Infantería y Caballería de 1927. En 1931 aparecen unos pliegos de temática militar con recortables mas pequeños. En 1940 se extingue la producción.


Fig. 3.- Primera época de Paluzie. Guardia Civil 1870

Editorial Hernando

La "Editorial Hernando" se creó en Madrid en 1828 desapareciendo en 1936 a causa de un incendio de su fábrica y almacenes, fuego producido por los bombardeos aéreos y la artillería, a los que fue sometida la ciudad de Madrid por el Ejército Nacional. La aportación de "Hernando" al mundo del recortable fue inmensa ya que produjo pliegos militares de una gran fidelidad que reflejaban los acontecimientos militares de la época.


Fig.4.- Soldado recortable de un pliego de Hernando posiblemente editado en 1932. Es el primer recortable que representa a la caballería con casco de acero. Estos pliegos presentaban la posibilidad de pegar la espalda con la cara de la figura.

Editorial La Tijera

Si "Hernando" supuso el desarrollo del recortable en general, "La Tijera" fue la editorial que popularizó y extendió al máximo dichos recortables. Pero a pesar de no sufrir los avatares de la guerra civil y de haber estado fabricando recortables hasta 1962, poco o casi nada se conserva de aquellos juguetes de papel. La editorial se fundó en 1924 y sus primeros recortables se caracterizaron por una peana doble que unía la cara y la espalda al recortar. Posiblemente el soldado de ingenieros de la fig. 5 sea de la primera lámina que "La Tijera" editó. La más famosa de las serie de "La Tijera" fue la número 10, que presentaba una gran estética. Esta serie se dividió en dos etapas; la primera que abordaba uniformes españoles de 1910 y de los ejércitos europeos antes de la primera guerra mundial, y la segunda que reprodujo otros uniformes españoles. Pocos meses antes de la entrada de las tropas de Franco en Madrid, "La Tijera" lanzó la serie 35, sin duda lo mejor de su producción.


Fig.6.- Infantería Española de 1910 editada después de 1931 al incluir el color morado en la bandera, la edición original sería de alrededor de 1924

Otras editoriales y recortables

Desde 1928 a 1936 proliferaron en España muchas editoriales, citaré las mas importantes. En Madrid la revista "El Macaco" incluía en sus páginas recortables militares logradísimos. Asimismo, la revista infantil "El perro, el ratón y el gato" también presentaba en sus páginas centrales todo el mundo mágico del recortable. En Barcelona existían dos marcas casi desconocidas hoy: "El Niño" y "Baby". También estaban las editoriales Salvarella y Seix y Barral. Durante la guerra civil española las editoriales de recortables reflejaron la situación bélica. "Bruguera" , de Madrid, editó su magnífica serie dedicada al Ejército Popular, mientras que "Uriarte", de Zaragoza, editaba sus series del Ejército Nacional. La editorial "Reicells", de La Coruña, lanzó un pliego de falangistas, y "Anel", de Granada, reflejaba en sus series fuerzas de: la Legión, los Regulares y los Requetés.

Recortables desde 1940 a 1982

Desde que terminó la guerra civil hasta 1973, aparecieron en España diversas editoriales que se ocuparon del recortable militar, entre ellas: Roma , Toray, El Cisne, Eva, Fher, Boga, y otros muchos más. A partir de 1973, surgen en España unos nuevos pliegos de recortables militares que en lugar de estar dirigidos a los niños se editan casi exclusivamente para los coleccionistas. Son pliegos planteados desde la óptica de la representación uniformológica, dibujados por magníficos artistas como el sacerdote Carlos García Iturri, o Delfín Salas, José María Bueno, Joaquín Pla Dalmau y Sanz de Anglada.


Fig.7 Motorista de la Guardia del rey Juan Carlos I, de Sanz de Anglada. 1982.

Curiosidades

Durante la guerra civil española, el recortable fue utilizado con fines propagandísticos. En la fig.8 dos marineros de un pliego titulado "La Armada Fiel", de la España Popular. En la fig.9 los dos mismos marineros pero de un pliego de la España Nacional denominado "Los alegres Marineros".


 

Los orígenes de los pliegos de soldados en España

Artículo aparecido en el número 7 del boletín modelístico de la Agrupación Cultural Escala

 

Los soldados de plomo eran el juguete preferido por la mayor parte de los niños de la era anterior al plástico. Aunque no alcanzaban las cuotas de precios actuales, que los convierten en piezas de coleccionista, no dejaban de resultar algo caros.

Por cinco céntimos se podían conseguir cuatro soldados, si bien la aleación no era demasiado buena y además estaban pintados descuidadamente. Por ese mismo precio se podía comprar un pliego con doce, quince y hasta veinticinco soldados de papel. El origen de estas láminas impresas o "pliegos de soldados" como comúnmente se les llamaba, fuese cual fuese su tamaño, hay que buscarlo en Francia a finales del siglo XVIII. En la ciudad de Epinal existía, desde muchos años antes, al igual que en otras ciudades de Francia y del resto de Europa, una importante artesanía de "estamperos" y grabadores sobre planchas de madera. Estos artesanos plasmaban, sin excesiva calidad dado el nivel medio de su clientela, representaciones de santos, reyes, personajes de cuentos e incluso escenas más o menos sofisticadas de la vida real, alegorías, ... Estos grabados aderezados de jaculatorias, refranes, rótulos y demás literatura sencilla, sustituían en las viviendas humildes a los cuadros y retablos de los pintores de época, que sólo lo más adinerados podían pagar. Al ocurrir la gran convulsión social derivada de la revolución francesa, era propietario de un taller de grabado en Epinal un artesano llamado Pellerín, quien por un momento vio en peligro no sólo su negocio, sino su propia seguridad personal, pues las estampas de reyes y santos no eran mercancía que pudiese asegurar nada bueno en aquel trance. Pellerín era un hombre de visión clara y conocedor del pueblo, así que de la noche a la mañana desaparecieron los grabados comprometedores y en su lugar hicieron acto de presencia con gran rapidez las figuras propias de la revolución: la carmagnola, el sansculotte, el soldado con escarapela tricolor, los nuevos abanderados y los "retratos" en actitudes heroicas o elocuentes de los personajes que estaban en la boca del pueblo. Poco importaba que el parecido físico con el modelo real fuese nulo. Los rótulos y leyendas inflamados de ardor revolucionario ilustraban sobradamente a quien fuese capaz de leerlos.

Alguien, para aprovechar trozos de papel, escaso en el momento, que por su tamaño era demasiado grande para una figura y demasiado pequeño para dividirlo, tuvo la ocurrencia de aplicar varias veces la misma plancha sin desperdiciar espacio y de ahí surgió la idea de que recortando estas figuras y dejándoles una base, que convenientemente doblada las mantuviese en pie, se podría proporcionar a los niños unos juguetes baratos con los que pudieran imitar a sus mayores en las grandes batallas en defensa de las nuevas ideas. Tuvo éxito el invento y la producción de tropas de papel fue creciendo a gran ritmo. Se pasó a reproducir toda clase de soldados franceses y consecuentemente hubo que hacer también al enemigo, imprimiéndose rusos, prusianos, austríacos, etc. En la época napoleónica se llegaron a reproducir ingentes cantidades de pliegos, que mejoraron ostensiblemente los modelos anteriores pues eran más rigurosos y artísticos. Muchas otras empresas siguieron en toda Europa el ejemplo de Pellerín y a los largo del siglo XIX y parte del XX se siguieron imprimiendo pliegos y pliegos de soldados de los que la mayoría desaparecieron en las grandes batallas que libraron sus propietarios. Otros simplemente desaparecieron por el propio paso del tiempo. Algunos lograron sobrevivir y han llegado hasta nuestros días formando parte de colecciones en las que son piezas apreciadísimas. El ejemplo francés pronto paso a Cataluña, donde a finales del siglo XVIII aparecen, elaborados por la estampería Simó de Barcelona, los primeros soldados españoles de papel, unos artilleros con su cañón. Inmediatamente aparecieron una gran diversidad de tropas de infantería, caballería, así como escenas de campamentos y acciones de armas que rápidamente se hicieron muy populares entre la chavalería española.

Reseñemos como datos que en el Archivo Histórico Municipal de Barcelona pueden contemplarse unas 35 láminas y pliegos recortables fechados entre 1790 y 1875. La guerra del Rosellón y la de la Independencia, dieron tema más que suficiente para que proliferaran las hojas de recortables. Además de la casa Simó, fueron punteros en el arte del recortable en esta época Adabal, Juan Llorens, que ofrecía láminas de depurado estilo, Martí,... Todos ellos proporcionaban a los niños no sólo tropas, sino también barcos, procesiones, nacimientos, ferrocarriles,... Durante la segunda mitad del siglo XIX con la llegada de modernos métodos de litografía e imprenta, toma gran auge la estampería barcelonesa de Paluzie, que, sin duda, fue la primera casa española en recortables hasta los años 30 del siglo actual. Durante sus 50 años de existencia Paluzie produjo soldados, equipos de fútbol, personajes de teatro, corridas de toros y hasta un combate de boxeo de Paulino Uzcudun. Durante la Guerra Civil siguieron imprimiéndose pliegos de recortables que reflejaban a combatientes de uno u otro bando según la zona en la que estuviese la imprenta en cuestión. Así Seix Barral, Roma, Toray, Bruguera, Ameller y El niño en Barcelona, imprimían a los soldados del Ejército Popular, mientras que Uriarte y el Toro en Zaragoza, Receils, el Faro y Marfranch en Galicia y Anel del Granada, retrataban a los soldados del Ejército Nacional. En Madrid destacaban en aquel tiempo Paellas, Hernando y la Tijera.

En los austeros años de la postguerra siguieron editándose láminas que hicieron las delicias de los niños de la época. Además de algunos de los ya citados, destacan en ese momento por su buen hacer: Gráficas Reunidas, Margino y Heraclio Fournier (el de las barajas). Modernamente destacaremos la producción del sacerdote bilbaíno Carlos García Iturri, que nos dejó una serie, con todo lujo de detalles, del Ejército del 1910; las carpetas dedicadas al desfile de la Victoria dibujadas por José María Bueno y editadas por la desaparecida Barreira Militaria; los carlistas de la gerundense Pla y Dalmau; y sobre todos, los excelentes dibujos del gran artista Delfín Salas a quien tuve la suerte de conocer hace muchos años en la Academia de Infantería de Toledo.

 

ESCALAS

Artículo: Napoleones de fin de semana (Autor; Tito Barrena)

Las escalas de los soldados de plomo se refieren siempre a su altura, siendo las más usuales las de: 20mm., 25mm., 30mm., 54mm., 75/77mm., 90mm. y 120mm.

Los de 20mm. (1/86) son los soldaditos favoritos por los amantes del juego de la guerra, que necesitan grandes cantidades de figuras para sus partidas. Existen numerosos accesorios militares expresamente creados para esta escala, desde carros de combates, árboles, carruajes tirados por caballos, hasta edificios en ruinas y fortificaciones. Los de 25mm. (1/72-76) son una derivación de los de 20mm. y son oriundos de Inglaterra. Se utilizan también para el juego de la guerra y disponen de los mismos accesorios.

La escala de 30mm. (1/60) se emplea generalmente para hacer dioramas, es el tamaño normal de las figuras llamadas "planas".

Los de 54 mm. ( 1/32) son los soldados de plomo más comunes y populares entre los aficionados. Casi la mayoría de los fabricantes se ajustan a este tamaño que permite muchos detalles y no son muy difíciles de pintar. Por supuesto cuentan con numerosos accesorios de todo tipo.

De 90mm. (1/20) hay relativamente pocas figuras, aunque todas ellas de una calidad máxima, la inconveniencia es que sus precios son altos. Los soldados de 120mm. son verdaderas obras de arte en todos sus aspectos, el problema es que no abundan y que son carísimos.

 

Del plomo al papel, en todas las escalas

En el mundo del miniaturismo militar y del modelismo cabe utilizar todos los materiales imaginables y los modelos se pueden representar en todas las escalas.

Desde la aparición del primer soldadito de plomo, en 1825 hasta nuestros días, las formas, los tamaños y los materiales han cambiado según su empleo y los gustos.

 

Los modelos o figuras, según su grosor, los podemos clasificar en tres categorías: Planos, Semibulto y Bulto, que a su vez puede tener distintos tamaños o escalas.

La figura plana nos permite la realización de grandes formaciones o batallas en espacio reducido. Estos modelos no tienen relieve, pero están muy detallados y su decoración requiere una buena técnica de pintura ya que hay que conseguir con ella el relieve que le falta.

Puede decirse que los de semibulto, fueron los clásicos juguetes de nuestros padres y abuelos. Suelen ser figuras con pocos rasgos y detalles por su composición y tradicionalmente son pintadas en brillo y como los planos, se coleccionan para formaciones, ya que resultan muy vistosos en conjunto.

El bulto es la figura realizada en proporción tamaño-grosor según medida. Tiene muchos detalles y grandes rasgos. Son las figuras preferidas por el miniaturista que a su afición une también la de la uniformología. Estas piezas se coleccionan individualmente pues al detalle de su ejecución suele sumarse una decoración cuidada. Es por ello por lo que no suelen utilizarse para grandes formaciones.

Cada una de estas categorías tiene asociada un tamaño característico. Así la figura plana suele ser de 30 mm (tamaño Nuremberg) y las de semibulto o bulto de 45 ó 54 mm. La escala nos relaciona el tamaño de la figura con la realidad, pero el miniaturista prefiere expresar el tamaño por la medida entre la línea de los ojos hasta los pies.

Los soldaditos de bulto, para algunos los más apreciados los podemos encontrar en gran variedad de tamaño, según el uso del mismo o el gusto del coleccionista. Siendo los más comunes 25, 45, 50, 90 y 120 milímetros. Por encima de estas medidas se pueden encontrar figuras decoradas, si bien no pueden considerarse "realmente" soldaditos o miniaturas. Figuras más diminutas de 15, 10 y hasta 5 mm. Suelen ser utilizadas en los juegos de la guerra o para representar batallas con grandes despliegues. Los usos más representativos de los tamaños comentados son;

 

  • 25mm. Entre otras cosas, para el juego de la guerra o confeccionar grandes batallas.
  • 45 mm. Para formaciones o complementos de las maquetas a escala 1:35.
  • 54 mm. Para coleccionar distintas épocas o países, ya que son de las que más hay en el mercado de miniaturas para decorar con detalle.
  • 90 y 120 mm. Permite una mejor decoración, puesto que tienen muchos detalles que en otros tamaños no se aprecian.

 

Cabe decir, para finalizar, que el tamaño por excelencia español es el de 45 mm. En esta escala se fabricaron deliciosos soldaditos de juguete con los que muchos pasaron tiempos felices en su infancia.

Hablemos ahora sobre los materiales. Si bien el componente por excelencia es el plomo, podemos encontrar figuras de estaño, plástico y resina que gracias a poder desmodelarse mejor permiten unos relieves perfectos. Los primeros soldados planos que salieron de las manos de artesanales de Ernst Heinrichsen fueron de estaño de ahí su nombre de Zinnsoldaten , pero en el museo del ejército de Madrid, puede admirarse la colección de figuras talladas enmadera por Tello, auténticas obras de arte.

Quién no recuerda los soldados de hojalata de los años 40 de Rico, los recortables de La Tijera o los indios y vaqueros de Nemrod, en plático blando o goma.

La técnica (importante tema para un miniaturista ), ya que en el mercado hay muchas lagunas y épocas totalmente olvidadas, el coleccionista tiene que moldear en ocasiones su propias figuras o puede conseguir una determinada pieza o posturas mediante la transformación de otro modelo. La técnica de transformación es muy variada, pues simplemente cambiando una prenda de cabeza ya tenemos un modelo de distinto regimiento. En otras ocasiones se puede obtener con el torso de una figura y las piernas de otra el modelo deseado. Son múltiples las composiciones que podemos hacer con las figuras para ampliar nuestra colección.

La creación de una figura parte de un cuidadoso estudio del uniforme, armamento y equipo del soldado e incluso de la postura o forma de llevar su arma al marchar. Después por modelado o transformación se consigue el modelo deseado para posteriormente hacer con siliconas especiales el molde o "torta" y realizar la fundición en aleación de plomo. A partir de entonces empieza el proceso de pintura, colocación de la peana, rotulación y finalmente la contemplación de la obra en una vitrina. Un largo proceso con un agradable y feliz final.


Pedro Orlando Ruiz Barrueco.
De la Asociación "2 de Mayo"
UNIFORMES

Guardia Civil Española

Artículo aparecido en: Web Oficial Guardia Civil

RESEÑA HISTORICA

El propio Duque de Ahumada, al tratar del Uniforme de la Guardia Civil, dispuso que éste debería de ser: (Higiénico, vistoso y elegante, dando con ello representación al individuo) Y estableció que debía tener un carácter genuinamente español, por ello se propuso el castizo sombrero de dos picos, comúnmente usado por los Cuerpos de Seguridad de principios del XIX, llamado popularmente " de medio queso". Por R.O. de 15 de Junio de 1844, quedó aprobado por el Ministro de la Guerra , el General Narváez, el uniforme del Cuerpo. Los Jefes, en lugar de charreteras usaban capones, fueron sustituidos por otras a base de galones y estrellas, usado desde entonces, por Jefes y Oficiales en los hombros, el clásico cordón trenzado de los Guardias, pero en hilo de plata. En esta primera época 1844-54, cinto y bandolera son de ante, pero sin el color amarillo-naranja que luego habrá de ser característico del Cuerpo. Las chapas del cinto y bandolera son de latón dorado, así lo establecían los Estados Militares de la época. Hacia 1850 se adoptaron unas polainas altas de paño negro para los servicios en despoblado. La Guardia de Caballería de 1844-46, lleva en los faldones las iniciales G y C, que en 1846 habían de ser sustituidas por los Castillos y Leones que se pueden ver en los uniformes de Gran Gala. Son de destacar los guantes de ante amarillos, así como la funda de hule que cubre el sombrero. Por R.O. de 28 de Noviembre de 1854 se introdujeron variaciones en el uniforme primitivo del Cuerpo. Se suprimieron la casaca de gala y el pantalón de punto blanco. El calzón de montar de caballería con las altas botas de montar, y la mantilla tapa-fundas y el maletín de gala del caballo. La levita quedó como prenda de uniforme para gala y diario, pero provista de una hilera de botones. Por R.O. de 15 de Octubre de 1856 se dispuso que se volviera al primitivo uniforme. En 1856 destacan las altas polainas de paño pardo usadas para servicios en despoblado. Por R.O. de 6 de Abril de 1859, la Guardia Urbana de Madrid pasó a denominarse "GUARDIA CIVIL VETERANA ", formando desde entonces parte del Cuerpo de Guardias Civiles. Su uniforme era igual al de los Guardias, sin otra diferencia que la de llevar una sardineta de galón blanco terminada en punta y rematada por un botón. Las divisas adoptadas en 1860 son a base de galones y estrellas, y en las hombreras figuran las cifras (2), entrelazadas con las Corona Real.

 
Guardias Civiles y Cuerpo de Carabineros

FUNDACION

El propio Duque de Ahumada al tratar del Uniforme de la Guardia Civil, dispuso que éste había de ser: «vistoso y elegante, dando con ello representación al individuo» y estableció que debía tener un carácter genuinamente español, por ello se propuso el castizo sombrero de dos picos comúnmente usado por los Cuerpos de Seguridad de principios del XIX, llamado popularmente de «medio queso». Por Real Orden de 1844 quedó aprobado, por el Ministro de la Guerra General Narváez, el Uniforme para el Cuerpo.


Subteniente de caballería Gran Gala (1844 – 54 )
Capitán en Uniforme de diario en verano para paseo ( 1844 – 54 )
Teniente Coronel en Uniforme de Gala pie a tierra en invierno ( 1844 – 54 )


Guardia en Uniforme de Gala en formación en verano (1844 – 54 )
Guardia en Uniforme de Servicio en despoblado ( 1850 – 54 )
Cabo en Uniforme de Gala para paseo ( 1844 – 54 )


Guardia de Caballería con Uniforme de Servicio (1844 – 54 )


Guardia de Caballería con Uniforme de Gala en formación ( 1844 – 54 )

PRIMERAS VARIACIONES ( 1854 – 56 )

Por Real Orden de 28 de Noviembre de 1854 se introdujeron notables variaciones en el primitivo uniforme del Cuerpo; se suprimió la casaca de gala y el pantalón de punto blanco, así como el calzón de montar en la caballería. Además de estas prendas, también para la caballería, se suprimieron las altas botas de montar, por «costosas e incómodas» y la mantilla tapa­fundas y maletín de gala del caballo. La levita quedó como prenda de Uniforme para gala y diario, pero provista tan solo de una hilera de botones, siendo las hombreras del cordón encarnado. Por Real Orden de 15 de Octubre de 1856 se dispuso que se volviese al primer uniforme.


Guardia de Infantería con Uniforme de Servicio
Guardia de Caballería con Uniforme de Servicio
Guardia de Infanteria con Uniforme de Servicio en invierno


Guardia de Infantería con Uniforme de Servicio en despoblado ( 1856 )
Guardia Civil Veterana ( 1859 – 70 )
Capitán en Uniforme de Gran Gala ( 1860 )

REFORMA DE 1909

Por Real Orden de 22 de Julio de 1909 se introducen en el vestuario de la Benemérita unas variaciones que van a dar lugar al actual Uniforme gris­verde. Por esta disposición se adopta una nueva guerrera de color gris que podrá usarse en los servicios en despoblado y en escolta de trenes; igualmente se da entrada, nuevamente, a las polainas de color pardo, que podrán usarse para servicios en despoblado. El cuello y bocamangas encarnados fueron abolidos por el Reglamento de 1911, quedando los cuellos y bocamangas de color gris con un vivo encarnado que los bordea. En 1912 se sustituyen los pantalones de color azul por otros de color gris. En el ángulo puede verse el nuevo emblema del Cuerpo que fue adoptado para sustituir a los números del Tercio que, hasta entonces, se llevaban en los cuellos.


Guardia en Uniforme de Servicio en despoblado ( 1909 – 11 )
Guardia 1º en Uniforme de Escolta de Trenes ( 1909 – 11 )
Teniente en Uniforme de Servicio.

REGRAMENTO DE 1943

El 27 de Enero de 1943, con el fin de compendiar en una sola disposición cuanto concernía al vestuario y equipo militar, se dió un extenso y detallado Reglamento de Uniformidad para la totalidad del Ejército de Tierra, estando en él comprendidos, los de la Guardia Civil. Posteriormente fue autorizado el uso del pantalón recto tanto en verano como en invierno y el chaquetón tres cuartos, que en sus orígenes fué prenda de las unidades de montaña. En 1958 el uso de las botas altas.


General de Brigada con Uniforme de Gala ( 1943 – 58 )
Teniente con Uniforme de Gala fuera de formación ( 1943 – 52 )
Comandante con Uniforme de diario ( 1943 – 52 )


Cabo 2º con Uniforme de Gala en formación (1943 – 73)
Cabo 2º de Conductores con Uniforme de Gala para Paseo (1943 – 73)
Capitán con Uniforme de Gala en formación (1943 – 58)


Cabo de Caballería con Uniforme de Gala en formación (1943 – 73)


Guardia con Uniforme de Servicio en despoblado en verano (1943 – 73)
Guardia con Uniforme de Servicio en despoblado en invierno (1943 – 73)
Especialista fiscal con Uniforme de diario para paseo (1943)


Guardia en Funciones con Uniforme de Policía militar (1943)
Guardia en Funciones con Uniforme de Campaña (1947 – 57)
Cabo con Uniforme de Campaña (1957 – 60)


Capitan con uniforme de diario y chaquetón impermeable ¾ (1957 – 58)
General con uniforme de gala en verano (1951 – 53)
Teniente con uniforme de cuartel (1957)

MARINOS, ESPECIALISTAS FISCALES Y MATRONAS

En el Reglamento de 1975 se establece la uniformidad para la Sección de Marinos, Especialistas Fiscales y Matronas.


Sección de Marinos, Uniforme de Servicio para diario
Cabo 1º en Uniforme de Servicio para diario
Matrona en Uniforme de Servicio

GUARDIA REAL


Teniente en Uniforme de Gala fuera de formación
Sargento en Uniforme de Gran Gala para Servicio (1978).
Guardia en Uniforme de Servicio en verano.

 

LOS REGULARES

 























































 

LOS TERCIOS ESPAÑOLES

Artículo aparecido en: Los Tercios Españoles

 

 

Al finalizar la Edad Media el influjo de la antigüedad clásica se deja sentir poderosamente en Europa promoviendo la aparición de profundas transformaciones políticas y sociales que marcan el nacimiento de los modernos Estados europeos. Como consecuencia de la superación de las estructuras medievales se crean ejércitos permanentes en cuya concepción y organización influyen no poco los principios constitutivos de la milicia romana.

En España ese tipo de ejército de carácter permanente se configura a finales del siglo XV con motivo de las guerras entabladas con Francia en Italia por Fernando el Católico, quien en 1496 organizó la Infantería en unidades tácticas denominadas compañías que constaban de quinientos hombres. Sin embargo estas unidades no poseían suficiente capacidad de combate para operar aisladamente por lo que más adelante se creó una unidad superior denominada coronelía, que constaba de veinte compañías y contaba además con elementos de caballería y de artillería. Tras las victorias del Gran Capitán sobre los franceses en Italia, las afortunadas campañas del cardenal Cisneros en África y la elevación de Carlos V al trono imperial de Alemania, España se convierte en pieza fundamental de la dinámica europea configurada por la expansión del protestantismo en el norte y por la amenaza turca en el Mediterráneo. Para defender la unidad espiritual y política de Europa, el César Carlos convierte al ejército que le legara el cardenal Cisneros en una formidable máquina de guerra, en la que la Infantería organizada en tercios asombrará en adelante a Europa por su eficacia y disciplina. Los primeros tercios creados en Italia a propuesta del Duque de Alba, fueron los de Lombardía, Sicilia y Nápoles.
En su génesis es preciso tener en cuenta tanto la doctrina y la práctica militares del Gran Capitán recogidas y asimiladas por sus oficiales y sucesores como la fusión del influjo de la antigüedad clásica con la tradición militar forjada en España a lo largo de siglos de enfrentamiento con el Islam así como las transformaciones en las tácticas de combate promovidas por la aparición de las armas de fuego portátiles.
La influencia de la antigüedad clásica se manifiesta sobre todo en la evidente filiación grecorromana de los órdenes de marcha y combate, en la disposición genuinamente romana de los campamentos, y en la preponderancia de la Infantería sobre la Caballería. Si durante el Medioevo la Caballería había constituido el elemento decisivo en las batallas quedando relegados los combatientes a pie a un papel meramente auxiliar. Durante el siglo XV esta relación de fuerzas comienza a cambiar de signo, convirtiéndose gradualmente la masa infante en la unidad fundamental de combate. El caballero se siente cada vez más impotente ante las formaciones erizadas de picas entre las que se sitúan tropas armadas con arcabuces, y, en un esfuerzo desesperado por no perder la hegemonía conservada en el campo de batalla durante siglos, se reviste de armaduras cada vez más pesadas que si bien le proporcionan cierta protección frente al impacto de los proyectiles, le van restando movilidad hasta el punto de dejarle inerme frente al enemigo cuando cae de su cabalgadura.
La tradición militar hispanoárabe se advierte fácilmente en la existencia en la España del Renacimiento de un ambiente belicoso propicio a fomentar la carrera de las armas. De esta forma, aunque Carlos V empleó el sistema de levas para organizar las tropas de Italia y las guarniciones de África, su ejército se nutrió en gran medida de voluntarios. A fin de regular el alistamiento voluntario la Real Hacienda hacía un contrato con un capitán cuya reputación garantizara su capacidad para alistar a un cierto número de soldados, y los inspectores reales determinaban si se habían cumplido las condiciones establecidas en el contrato antes de pagar a aquél. Los que voluntariamente se alistaban, llamados guzmanes, eran con frecuencia hijos de familias nobles que preferían la carrera militar a la cortesana o eclesiástica y deseaban ponerse al servicio de los oficiales de mayor fama.

 

 


Escudo

UNIFORMES Y ARMAMENTO:

Aunque durante el reinado de Carlos V se generalizó en el ejército el empleo de trajes de corte a la alemana con jubones y gregüescos amarillos acuchillados en rojo, sería inexacto hablar de verdadera uniformidad, puesto que a menudo los soldados vestían de forma arbitraria, ya fuera por dificultades en los abastecimientos o porque los atrasos en las pagas se paliaran, al menos en parte, mediante la entrega de prendas civiles tomadas de las ciudades ocupadas. Las tropas solían protegerse la cabeza con distintos tipos de cascos, tales como morriones, celadas, borgoñotas, capacetes, almetes y capelinas, y utilizaban, según los casos, media armadura o golas, cotas de malla y chalecos de cuero reforzados a veces con piezas metálicas. Los soldados recibían armas proporcionadas por el rey (Munición Real) sin verse obligados a desembolsar dinero en el momento ya que el precio de las mismas se les descontaba de futuras pagas. No obstante, aquellos que lo desearan podían adquirir y utilizar armas más de su agrado que las que les suministraba el ejército.

CASCOS USADOS POR LOS TERCIOS:

 

 

Distintas modalidades de cascos

 

OFICIALES: ( Alferez, Carlos V, Maestre )

Los oficiales vestían de forma similar a la de la tropa aunque gustaban de utilizar prendas más suntuosas, de acuerdo con su grado o con su propia disponibilidad de fortuna. Los generales se distinguían por el empleo de una ancha banda de color carmesí que les cruzaba el pecho. Entre los jefes y oficiales era frecuente el empleo de borgoñota, adornada con plumas rojas y blancas, media armadura o armadura completa. Durante el reinado de Carlos V tuvo considerable auge la armadura denominada "Maximiliana", que se caracterizaba por poseer multitud de estrías o acanaladuras muy próximas entre sí que imitaban los pliegues de las prendas de la época y cubrían toda su superficie a excepción de las grebas o parte inferior de las defensas de las piernas. Los zapatos metálicos, con bordes rectangulares, estaban inspirados también en el estilo civil del momento conocido como "pata de oso".
Las estrías, aparte de su función decorativa, se introdujeron para reforzar la armadura y tratar de desviar de las zonas vulnerables el impacto de los proyectiles o de las armas blancas. Carlos V vestía una armadura a la romana que se conserva en la Real Armería de Madrid. Fue labrada por Bartolomeo Campi, platero de Pesaro, y está compuesta por siete piezas de acero pavonado con adornos de bronce dorado, de plata y de oro. Se inspira en las armaduras grecorromanas, puestas de moda durante el Renacimiento. El casco es una borgoñota con yugulares a la romana, adornada con una diadema de hojas de encina en oro. La coraza se adapta a la musculatura del cuerpo, a la manera de las que utilizaban los emperadores romanos.
Además de la espada y la daga, de uso general entre los oficiales, los capitanes utilizaban pica y rodela o arcabuz al entrar en combate. Su distintivo de grado era una jineta sin punta acerada y guarnecida con "flecos galanes" que portaban durante las marchas o en las estancias en los campamentos.
Los sargentos mayores llevaban coleto de ante, musequíes o mangas de malla y morrión (prenda militar, a manera de sombrero de copa sin alas y con visera), e iban armados con espada y corcesca (arma semejante a la alabarda, rematada en una sola punta como las lanzas); la corcesca constituía también, junto con su bastón de mando, un distintivo de grado.
Los alféreces y los sargentos de compañía llevaban una alabarda como distintivo de grado, y en los combates solían utilizar, además de la espada, un gran dardo con punta de hierro fabricado con madera muy resistente (generalmente fresno). Con frecuencia los generales tenían a su servicio a un heraldo para que actuara como enlace entre las diversas unidades a su mando y transmitiera mensajes al enemigo. Los heraldos del Emperador vestían una dalmática de seda en la que iban bordados los emblemas imperiales, y portaban un bastón de mando blanco como signo de su misión de paz.


Alferez


Carlos V


Maestre

BALLESTERO:

Las tropas armadas con ballestas, que tan eficaces habían resultado como fuerza de apoyo y cobertura durante la Edad Media, continuaron empleándose durante el Siglo XVI. El ballestero iba protegido con casco, armadura para media pierna y una cota de malla con un chaleco de cuero superpuesto este último reforzado con piezas metálicas. En la parte trasera es visible el cranequín, sistema para tensar la cuerda de la yerga. Existía también el denominado "armatoste", formado por un conjunto de poleas. Al tensar la cuerda, ésta quedaba enganchada en un resalte llamado nuez del que se soltaba bruscamente cuando se oprimía la llave.
Las ballestas se fabricaban a veces con piezas de hueso y de madera ensambladas. Cuando la verga era de madera, la ballesta se llamaba "de palo". Estos materiales se fueron sustituyendo progresivamente por el acero a partir del siglo XVI.
En la figura de la derecha podemos observar, arriba: Ballesta provista de armatoste. En el centro: flechas o virotes de ballesta. Abajo: Ballesta con cranequín.

 


Ballestas

GUARDIAS IMPERIALES:

Estaban integradas por los alabarderos de la Guardia Española, los archeros de Borgoña y los alabarderos de la Guardia Alemana. Los alabarderos de la Guardia Española iban vestidos con jubones y gregüescos acuchillados de colores amarillo y rojo, calzas rojas y zapatos negros. Se tocaban con una parlota (gorra ancha y casi plana) negra adornada con plumas blancas, completando su vestimenta un capotillo amarillo forrado en rojo dispuesto de través sobre el hombro izquierdo. Los archeros de Borgoña procedían de la Guardia de arqueros de Borgoña, introducida en España por Felipe el Hermoso, y sus componentes prestaban servicio a pie en el interior de las estancias reales y a caballo en el exterior. En el servicio a pie vestían jubones y gregüescos acuchillados de colores amarillo y rojo, calzas amarillas, parlota negra, capotillo de igual forma y colorido que los alabarderos de la Guardia Española y zapatos negros con grandes lazos rojos. Su arma principal era el archa, especie de lanza con hoja en forma de cuchillo de gran tamaño. Los alabarderos de la Guardia Alemana vinieron de Alemania en 1519, rigiéndose siempre por fueros especiales. Acerca de su indumentaria existen varias versiones. Así, según Giménez llevaban parlota blanca y capotillo, mientras que el Conde de Clonard los representa sin capotillo y con el color de las medias (blanca una y amarilla la otra) alternando con el del Jubón y los gregüescos.

ARCABUCERO:

La indumentaria de los arcabuceros era mucho más liviana que la de los piqueros. Consistía habitualmente en un morrión, una gola de malla de acero y un coleto (vestidura hecha de piel, por lo común de ante, con mangas o sin ellas, que cubre el cuerpo, ciñéndolo hasta la cintura; en lo antiguo tenía unos faldones que no pasaban de las caderas) o chaleco de cuero. A los arcabuceros se les consideraba, en efecto, soldados ligeros respecto de los piqueros, cuyas compañías constituían el núcleo básico del tercio. Durante el combate las compañías de arcabuceros se caracterizaban por su gran movilidad, desplegándose rápidamente para situarse en las alas de los cuadros formados por los piqueros y tratar de envolver al enemigo hostigando sus flancos. El arcabuz se utilizó con sucesivas innovaciones desde el siglo XV al XVIII. El vocablo quizá derive del alemán hakenbüchss (haken: gancho o garfio. büchss, arma de fuego), aunque también podría ser una deformación del árabe al káduz (el tubo). Este arma consistía en un cañón montado en un fuste de madera de un metro aproximadamente, aligerado hacia la boca y reforzado hacia la cámara de fuego. La longitud del ánima oscilaba entre 0,80 y 1,60 metros. Al evolucionar el arcabuz hacia el mosquete, aumentando de tamaño y peso, fue preciso apoyarlo en una horquilla para poder hacer fuego. El equipo adicional de los arcabuceros consistía en una bandolera de la que pendían las sartas o cargas de pólvora en doce estuches de cobre o de madera (a los que se conocía como los doce apóstoles), un polvorín de reserva y una mochila en la que se guardaban las balas, la mecha y el mechero para prenderla. Iban también armados con una espada semejante a la que solían usar los piqueros. Cada arcabucero recibía una cierta cantidad de plomo o estaño para fundir sus propias balas en un molde que se les entregaba junto con su arma. Como cada pedido de armas incluía los moldes para fabricar la munición, el calibre de las balas fundidas tendría que coincidir con el del cañón. Sin embargo, esto no siempre ocurría en la práctica debido a imprecisiones en la manipulación de los moldes. Por otro lado, hay que tener en cuenta que muchos soldados empleaban armas que no eran normalizadas y que la dosificación de la pólvora se realizaba de forma subjetiva y más bien exagerada una vez que se habían utilizado los estuches predosificados de la bandolera, Esto ocurría con frecuencia cuando las circunstancias obligaban a mantener una cadencia de fuego rápida y el tirador no tenía tiempo de volver a llenar los estuches para dosificar sus cargas y vertía la pólvora en el bacinete directamente con el polvorín de reserva. De todo ello resultaba una considerable desigualdad de tiro.
En los primeros arcabuces se utilizaba el sistema de encendido por mecha que fue sustituido más adelante por el de rueda. El sistema de encendido por mecha se basaba en el empleo de un dispositivo denominado serpentín que inicialmente era una simple palanca en forma de Z montada a un lado del fuste de madera: si se oprimía su parte inferior, la superior se movía hacia delante. En el extremo del serpentín se fijaba un trozo de mecha de combustión lenta para provocar la ignición de la pólvora. Estas mechas se confeccionaban con cuerda de lino o de cáñamo empapada en una solución de salitre y puesta a secar. Más adelante se perfeccionó el modelo de serpentín simple incorporándose un resorte de manera que al aflojar la presión sobre éste el serpentín se separaba inmediatamente de la recámara. En las armas equipadas con el sistema de rueda, ésta accionaba un percutor con forma de quijada provisto de una pieza de ágata que al golpear a otra de pedernal inflamaba el cebo con la chispa producida.


Alcabucero

PIQUERO:

Los piqueros iban provistos generalmente de capacete, peto, espaldar, escarcela o falzete (especie de faldas metálicas que formaban un ángulo de 45 grados con el cuerpo para permitir al soldado libertad de movimientos), brazales, guarda-brazos y manoplas. Llevaban por tanto media armadura o coselete; su vestimenta se completaba a veces con gregüescos amarillos acuchillados en rojo, calzas rojas y zapatos de cordobán. Como arma defensiva utilizaban también un escudo metálico ovalado o rodela en cuyo anverso se representaban dos columnas enlazadas por una banda con la inscripción "Non Plus Ultra". Este escudo llevaba en su reverso un gancho que permitía al soldado sujetarlo a su cinturón.
Sus armas defensivas eran la pica y la espada. Del examen de las piezas que han llegado hasta nosotros y de la iconografía de la época se deduce que el tamaño de las picas variaba entre amplios márgenes. Así, mientras que en el Museo del Ejército de Madrid se conservan piezas que tienen una longitud aproximada de dos metros y medio, en grabados y tapices que representan las campañas de Túnez, se aprecian picas de hasta cinco metros. Aunque las grandes picas eran armas pesadas y de difícil manejo, sus ventajas en el plano defensivo eran notorias pues permitían guarnecer el frente de los escuadrones manteniendo controlado al enemigo con el mínimo riesgo. El empleo de la pica en formaciones cerradas requería gran entrenamiento y disciplina. Es preciso tener en cuenta que a causa de su gran longitud siempre existía el peligro de que los piqueros situados en posiciones retrasadas hirieran a los que formaban las primeras filas.
En las formaciones defensivas los piqueros de la primera línea se agachaban doblando una rodilla, con la pica apoyada en el suelo, y los de las líneas siguientes mantenían la pica en posiciones progresivamente más verticales. Durante las marchas es probable que las picas se transportaran en los carros de munición, ya que llevarlas sobre el hombro había de resultar fatigoso a causa de la vibración del asta, las picas estaban hechas con madera resistente para evitar que se quebraran. Cuando no se utilizaban en combate la punta de hierro se protegía por una vaina. La espada no solía medir más de un metro con objeto de que pudiera desenvainarse con facilidad. Sin embargo muchos soldados preferían espadas de mayor longitud que resultaban más convenientes en los duelos. Este arma se sujetaba por encima de la cadera con una correa ajustada para evitar que se bamboleara durante la marcha, el combate, etc. Los soldados españoles se hicieron famosos en toda Europa por su destreza en el manejo de la espada. No en vano era Toledo uno de los centros de manufactura de espadas más apreciados en el continente. Las espadas toledanas tenían doble filo y punta cortante, generalmente iban provistas de una guarnición en forma de S, con uno de los brazos curvado hacia la empuñadura con objeto de proteger la mano. Las hojas se sometían a controles muy rigurosos antes de considerarlas aptas para la venta, y se distinguían por estar afiladas como cuchillas y ser resistentes al tiempo que flexibles y ligeras. También son características de esta época las grandes espadas o mandobles, de más de metro y medio de longitud, que se manejaban con ambas manos.


Piquero

 


Piqueros

PIFANOS Y TAMBORES:

No iban armados sino con una pequeña daga y no usaban ningún tipo de casco ni de armadura. Como prenda de cabeza empleaban una parlota de paño amarillo adornada con un plumero rojo. Sus jubones y gregüescos solían ser amarillos acuchillados en rojo, las calzas rojas y los zapatos negros.
Los tambores, o "cajas de guerra" como entonces se llamaban, eran muy altos y voluminosos. La caja solía estar pintada en azul con dos bandas rojas en los extremos superior e inferior, aunque algunos autores opinan que, con frecuencia estas bandas eran del color de la librea de los maestres de campo, coroneles o capitanes. También es probable que en algunos casos se pintaran en la caja las armas imperiales.

Pifano

 

BANDERAS Y ESTANDARTES:

En las banderas de las compañías figuraba generalmente la cruz de San Andrés o de Borgoña, unas veces con nudos, lisa otras, con el aspa dispuesta de extremo a extremo de la tela. Esta bandera representada, blanca con la cruz de Borgoña en rojo, ondeó quizá por primera vez en la batalla de Pavía, y es la más característica de las utilizadas por las tropas de Infantería española durante los siglos XVI y XVII. Si bien en las banderas de compañía la cruz de San Andrés figuraba sobre fondos de muy diversa forma y colorido (en los que a veces se incluían jeroglíficos o motivos heráldicos del oficial que estaba al mando), el color blanco es el que auténticamente representaba al poder real.

 

 

La figura representa el estandarte de Carlos V Emperador, reproducción del que contiene el Inventario Iluminado que se conserva en la Real Armería de Madrid. En el mismo se distingue, en el extremo superior izquierdo, la figura de Dios Padre sobre Santiago Matamoros: en el centro se encuentran las columnas de Hércules rodeando al escudo imperial, y el extremo derecho lo ocupa San Andrés con la cruz de Borgoña y la inscripción "Plus Oultre" (en otros estandartes imperiales la inscripción figuraba en alemán: "Noch Weiter"),

Esta otra figura muestra las armas imperiales: las de Castilla y León (castillos y leones), de Aragón (barras), de Sicilia (águilas y barras) y la granada de España: de Austria (fajas), de Borgoña moderna (flores de lis) y antigua (bandas), de Brabante (león en oro) y, en escudete superpuesto, las de Flandes (león en negro o de sable) y Tirol (águila roja o de gules).

La siguiente representaba un estandarte imperial en el que el escudo con las armas descritas aparece sostenido sobre el pecho del águila bicéfala

Finalmente, la última figura muestra un pendón de la Santa Hermandad de Toledo que llevó Carlos V en la expedición a Túnez en 1535.

 

LA BATALLA DE TALAVERA (1809)

 

Artículo aparecido en: La Batalla de Talavera 1809 (Autor; José Manuel Rodríguez Gómez)
Ilustraciones de José María Bueno

OFICIALES GENERALES

Teniente General:

La casaca es la del uniforme de diario del reglamento de 1.805 de color azul oscuro, con ribete de galón de oro. Nótense las dos filas de entorchados de oro en las bocamangas, que son el distintivo de su rango. Este general lleva fajín, prenda hasta entonces desconocida en nuestro Ejército, aunque hoy sea precisamente distintivo del generalato.

Mariscal de Campo:

Basado en un retrato del mariscal Rafael Manglano. La casaca es del mismo tipo que la del uniforme anterior, pero este general lleva las solapas abiertas, al estilo impuesto por el generalato francés. El bicornio emplumado se parece al del modelo de gala, aunque no es el mismo. Quizá se trate de una prenda "personalizada" (algo muy común en los uniformes de los generales de la época. Nótese que sólo lleva un entorchado de oro en las bocamangas, como signo de su rango.

Brigadier (General de Brigada):

Este general lleva una levita de color azul oscuro. La levita era una prenda desconocida en el ejército español hasta la llegada de los franceses. Salvo la levita, el resto de su traje (bicornio, calzones, espada...) es completamente acorde con el reglamento de 1.805 A diferencia de los anteriores, el entorchado y adornos de este general son plateados. No lleva fajín, pues su uso estaba reservado para mandos superiores. Basado en un retrato pintado por Goya.

GUARDIA REAL

Caballería de la Guardia Real. Carabineros:

Antes de la guerra la Guardia Real contaba entre sus filas con una Brigada de Carabineros compuesta por seis escuadrones, cuatro pesados y dos ligeros. No sé cual de los dos luchó en Talavera, por lo que incluyo uniformes de los dos tipos. El equipamiento de este soldado es el mismo que el de la caballería de línea. Su diferencia con ellos es que porta la librea azul turquí y rojo grana de la Casa Real. Si se compara con el uniforme de la Guardia Valona se observará que el corte y colorido del uniforme es similar.

Aquí tenemos el uniforme de los carabineros de los escuadrones ligeros, cuyo armamento era similar al de los cazadores de caballería. Lleva un chacó de modelo francés como cubrecabezas, adornado por galones de oro. La casaca es de un modelo parecido al de los cazadores, con alamares de lado a lado. Creo que la lámina original presenta dos fallos en el color. El primero, el tono del azul del uniforme, que creo que debería ser el azul turquí de la Guardia Real. El segundo, el color blanco del galón del pantalón, que creo que debía ser rojo.

Guardia Real. Guardia Valona:

Se trata del uniforme de antes de la guerra. Es posible que los soldados del 4º Regimiento tuvieran un aspecto distinto al haber sido formados con posterioridad al 2 de Mayo. Este soldado lleva el uniforme del reglamento de 1.805, con casaca de solapas estrechas, cerrada y con chaleco de color rojo. Lleva asimismo unas polainas de color blanco por encima de la bota y el pantalón de servicio de color azul como el resto de la librea. Nótense las sardinetas de la bocamanga.

INFANTERIA DE LINEA

Infantería de línea:

Los granaderos de la infantería de línea vestían casi igual que sus compañeros de armas; llevaban el mismo color de la casaca (blanco para todos los regimientos de infantería con personal español, según el reglamento de 1.805) y los distintivos con los colores de su regimiento. La diferencia más notable estribaba en el gorro de piel de foca en forma de mitra, rematada por la parte posterior por una banda de seda en la que se bordaba el escudo del regimiento al que pertenecían. Además llevaban grabada una granada de oro en la pistolera. El detalle de la banda cosida al gorro de piel distinguía a los granaderos españoles de cualquiera otros granaderos del continente. El granadero aquí representado pertenecía al Regimiento de Guadalajara, y por ello no tomó parte en la batalla de Talavera. Pero esta figura ilustra bien el aspecto que tendrían los granaderos de los regimientos de a pie que tomaron parte en la batalla.

Infantería de línea. Regimiento de Irlanda:

Este soldado lleva el uniforme de 1.805 con bicornio y calzón blanco. Nótese el tono azul cielo de la casaca, privativo de las unidades de origen irlandés, y de las cuales había tres antes de la guerra, los regimientos Irlanda, Hibernia y Ultonia. Las tropas irlandesas estaban formadas por emigrantes católicos expulsados o exiliados de Irlanda por haber apoyado al pretendiente jacobita al trono. Otras naciones católicas continentales, como Francia, también dieron asilo a familias irlandesas, y también formaron regimientos de tropas con ellas. Hay que destacar que durante toda la Guerra de la Independencia los irlandeses se mostraron leales hasta la muerte a su patria de adopción, España.

Infantería de línea. Regimiento de Toledo:

El dibujo aquí presentado corresponde al uniforme de este regimiento vestido en 1.811. No he podido encontrar ninguna fuente que me permita representar a estos soldados tal como lucharon en 1.809. El uniforme mostrado es en gran medida tributario de la moda "francesa", esto es, en copiar modelos al ejército francés. Así, este soldado se toca con una chacó adornado con un pompón verde. La casaca, de color marrón, tiene ya muy cortos los faldones. El calzón blanco es similar al usado antes de la guerra. En cambio los botines en lugar de polainas para cubrir el calzado no eran utilizados con anterioridad.

INFANTERIA LIGERA

Infantería ligera. Regimiento 2º de Cataluña:

Este soldado lleva el uniforme que a partir de 1.805 sustituyó al anterior. El nuevo uniforme, de corte francés, está compuesto por un chacó en cuyo frontal lleva una chapa con el nombre del regimiento. La casaca, cerrada, sin solapas y con faldones más pequeños que los de la infantería de línea, es de color azul marino. El uniforme de servicio se completa con un calzón blanco y unas polainas negras sobrepuestas.

Infantería ligera. Regimiento 2º de Barbastro :

Este soldado lleva un capote de servicio sobre su uniforme, del mismo corte que el del soldado anterior, pero se toca con un bicornio de infantería de línea. Casi con seguridad no era éste el aspecto del 2º de Barbastro en Talavera. El calor les impediría llevar el capote y las polainas.

INFANTERIA DE MARINA

Infantería de Marina:

Infante de marina con uniforme para servicio de armas en tierra. Su apariencia es muy similar a la de los fusileros de línea en cuanto a su armamento y corte del uniforme. Las mayores diferencias radican obviamente en el color de la casaca, que en este caso es azul turquí y rojo, como la Guardia Real (por especial privilegio otorgado a la infantería de marina por la Corona). En el cuello de la casaca lleva dos anclas para señalar su origen naval. El sable que lleva al cinto no es el mismo modelo que el de la infantería, sino otro más corto y grueso, usado a bordo como herramienta rústica y para el combate cuerpo a cuerpo en los abordajes.

MILICIA PROVINCIAL

Milicia Provincial. Regimiento de Burgos:

Todas las unidades de la milicia provincial vestían un uniforme del mismo color: paño blanco con vivos, puños, vueltas y faldones de color rojo. Los botones de la uniformidad llevaban grabado el nombre de la provincia de origen. La figura representa a un subteniente (su grado está indicado por la charretera sobre el hombro izquierdo) con uniforme de servicio, lo que queda denotado por llevar puesta la gola. Al costado lleva su sable de ordenanza, más largo y recto que el de los infantes.

Milicia Provincial. Regimiento de Burgos:

Este otro dibujo muestra a un sargento de fusileros del mismo regimiento. Su grado queda indicado por la charretera sobre el hombro derecho, del mismo color que la divisa. Se toca con un bicornio, al estilo de antes de la guerra, y lleva polainas sobre el calzado de ordenanza. Al costado lleva la bayoneta y su sable de infantería.

Milicia Provincial. Granadero:

Finalmente aquí se muestra aun granadero de las unidades de la milicia provincial, tocado por el característico chacó de piel de oso. El momento del chacó es distinto al de los granaderos de las unidades de línea, es más bajo, no lleva ninguna colgadura por la parte posterior y no lleva ninguna granada, aunque sí dos cordones dorados.

CABALLERIA DE LINEA

Caballería de línea. Regimiento del Rey:

Teniente coronel del Regimiento de Caballería del Rey, en uniforme de campaña. Su graduación es denotada por las dos charreteras plateadas, una encima de cada hombro y los dos galones dorados sobre la bocamanga. El emblema que lleva al cuello es un león rampante, en aquella época el distintivo común de todos los regimientos de caballería de línea. Nótense las botas cortas a lo húsar y el sable, recto.

Caballería de línea. Regimiento del Infante:

Soldado de caballería del Regimiento del Infante. Nótese que pecho, cuello, puños y vivos son de la divisa propia de su regimiento, y por tanto distintos a los de la figura anterior.

DRAGONES DE CABALLERIA

Caballería. Regimiento de dragones de Almansa:

Teniente del Regimiento de dragones de Almansa. Su rango queda indicado por la charretera sobre el hombro derecho. Las casacas y pantalones de los regimientos de dragones tenían un color común, el amarillo, pero además cada regimiento tenía una divisa propia que hacía dispares los colores de puños, vueltas, vivos y faldones. Nótese que este oficial lleva las botas altas de la caballería de línea. Los adornos plateados del hombro no son reglamentarios. Quizá los lleve porque fuera el ayudante de un oficial superior.

Caballería. Regimiento de dragones de Almansa :

Soldado del miso regimiento, mostrando sus armas: el largo sable recto de caballería modelo 1.801 y la carabina modelo 1.798

Caballería. Regimiento de dragones de Lusitania :

Alférez (nótese la charretera sobre el hombro izquierdo) del Regimiento de Dragones de Lusitania. Nótese que en este caso las divisas del regimiento son de color negro y amarillo, colores reproducidos en la corbata anudada por encima de la bandera del regimiento. Compárese la bandera de este regimiento con la bandera del Regimiento de Calatrava. Las dos presentan parecidos obvios en lo formal, pero la aquí dibujada no es cuadrada. El escudo bordado en el centro es el escudo del regimiento.

Caballería. Regimiento de dragones de Villaviciosa :

Este soldado porta un banderín de escuadrón, de forma cuadrada y diseño mucho más sencillo que el estandarte de la figura anterior. Se observan perfectamente las flores de lis doradas en los ángulos de la tela. Este soldado muestra demás en su cuello el emblema de la caballería ligera: una espada cruzada con una pluma.

HUSARES

Caballería. Regimiento de húsares de María Luisa :

Este regimiento no llegó a luchar en Talavera porque fue disuelto en Marzo de 1.809. Sin embargo sus soldados constituyeron la base para formar los regimientos 1º y 2º de húsares de Extremadura. La uniformidad de estas dos unidades, hasta donde sé, seguía las líneas de su unidad madre: calzón y pelliza azules con los mismo alamares y adornos. La casaca puede que fuera de otro color distinto al rojo. Asimismo, es posible que se tocasen con un cubrecabezas distinto al mirlitón mostrado por la figura, quizá un chacó al estilo húsar francés. Nótese el emblema de la espada y la pluma cruzadas y el sable curvo.

CAZADORES DE CABALLERIA

Caballería. Regimiento de cazadores Voluntarios del Estado :

Este dibujo muestra las líneas básicas de su uniformidad: calzón y casaca corta (sin faldones) de color verde, chacó con viseras y cordones de plata. Al cuello la divisa de la espada y la pluma y al costado el sable curvo de la caballería ligera.

ARTILLERIA

Artillería de a pie:

Teniente de artillería de a pie en uniforme de servicio en invierno (denotado por el calzón de color azul oscuro). El uniforme es el de 1.805, con gran bicornio. Nótese la granada bordada en el cuello del uniforme.

Artillería de a pie:

Soldado de artillería en traje de campaña. Nótese el sombrero de ala ancha rematado por la pluma.

Artillería a caballo:

Este oficial pertenece a las unidades de artillería a caballo. Por eso, aunque su uniforme sigue las líneas generales del teniente antes descrito, éste tiene ciertos toques propios de su condición, como por ejemplo el chacó de cazador con cordones plateados, las botas cortas de caballería y unos faldones más cortos. El sable parece ser del mismo tipo en ambos casos.

INGENIEROS

Ingenieros:

No tengo datos sobre las fuerzas de ingenieros que tomaron parte en la batalla de Talavera, pero sí de que los hubo. Presento aquí a un coronel de ingenieros. Lo más destacado es el tono morado, que era el color del arma de ingenieros. Nótese el castillo bordado en el cuello del uniforme, que era la divisa del cuerpo, al igual que lo es ahora. Dibujo basado en un cuadro de Goya.

Ingenieros:

Zapador en traje de campaña. A diferencia del oficial antes descrito, este soldado lleva un casco de cuero modelo 1.805, junto con un mandil y una pala, casi casi los distintivos de su condición de zapador. El sable al costado es más corto y grueso que otros aquí mostrados. Era usado como cuchillo-machete y como herramienta de fortuna.

 

III Reich (Heer)

 

Artículo aparecido en: Uniformes del III Reich.

La uniformidad de las tropas alemanas durante la contienda es tan variada como diferentes fueron los países cuyos hombres lucharon también bajo las banderas del totalitarismo Nazi. Existe la errónea creencia de que los horrores del Nazismo fueron algo exclusivo de Alemania, cuando la realidad es que, junto a los alemanes, lucharon también gentes de otros pueblos y otras razas. Especialmente dentro de las Waffen SS se crearon muchas unidades compuestas por belgas, noruegos, croatas, rutenos, franceses, holandeses, húngaros, austriacos, finlandeses, italianos, eslovacos, daneses, estonios, lituanos, letones, indios, árabes o rusos que defendían las mismas ideas degradantes del Nazismo. El totalitarismo Nazi no es, pues, exclusivo de Alemania sino que extendió sus garras por toda Europa. En el ejército alemán, al lado de colaboradores serviles del régimen nazi, existieron también otros oficiales y generales que combatieron contra el nazismo y pagaron con sus vidas los intentos de derrocar el totalitarismo o simplemente su oposición a los métodos del terror. La verdad es que, tras el Juicio de Nuremberg en el que se condenó el Partido Nacionalsocialista y las organizaciones dependientes del mismo, como las SS, la GESTAPO y otras, el ejército alemán en su conjunto, salvo algunos generales y oficiales, no fue sometido a tal condena.

UNIFORMES DEL III REICH:

Heer:

Mariscales y Generales del Heer:


Mariscal
en uniforme de gala.


Mariscal
en uniforme de diario con capote de cuero


Mariscal
en uniforme de paseo


General de División
en uniforme de gala


General de División
en uniforme de campaña


General de División
en uniforme de parada


General de División del POA
(Ejército de Liberación Ruso) en uniforme de paseo


General de Brigada del Afrika Korps
en uniforme de campaña

General de Brigada de Tropas de
Montaña en uniforme de campaña


General de Brigada de Kosaken Kavallerie Korps
en uniforme de servicio

Jefes del Heer:


Coronel de Cosacos del
Terek del XV Kosaken Kavallerie Korp
en uniforme de gran gala 1944-45.


Teniente Coronel de Estado Mayor
en uniforme de servicio.


Teniente Coronel de Tropas de Montaña
en uniforme de diario.


Teniente Coronel de Panzer
en uniforme de servicio 1943-44.

Oficiales del Heer:


Capitán de Panzer
en uniforme de campaña.


Capitán de Caballería
en uniforme de verano
(generalmenre usado en concursos hípicos).


Teniente en uniforme de campaña
con capote de piel. Rusia 1943-44.


Teniente de la Legión de Vlassov
en uniforme de paseo. 1944-45.


Teniente de Panzer
en uniforme de invierno. Rusia 1944.


Alférez de Panzer
en uniforme de campaña.

Suboficiales del Heer:


Sargento Mayor de Tropas de Montaña
en uniforme de paseo.


Sargento de Infantería en uniforme de campaña
(Lleva un fusil ametrallador MP 44).


Sargento de Cosacos
en uniforme de campaña 1944-45
(Lleva un fusil ametrallador ruso PPSH M41).


Sargento 2º de Infantería
en uniforme de campaña.


Sargento 2º de la Legión India Libre
en uniforme de campaña 1943-44.


Sargento 2º de la Panzer División Grossdeutschland
en uniforme de campaña 1943-45.


Cabo 1º de la Legión Arabia Libre
en uniforme de paseo 1943.

Tropas del Heer:


Cabo de Panzer
en uniforme de campaña. 1940.


Cabo de Infantería
en uniforme de campaña en verano.


Cabo de Granaderos de la División Azul
en uniforme de paseo. 1942.


Soldado 1º de Caballería
en uniforme de campaña.


Policía Militar del Afrika Korps
en uniforme de servicio.


Granadero en uniforme de campaña.


Motorista de unidad de Panzer
en uniforme de ruta.


Soldado de Infantería
en uniforme de campaña con Zelthalm..


Soldado de una división Panzer del Africa Korps
en uniforme de campaña 1941-43.


Policía Militar
en uniforme de servicio.

 


III Reich (Luftwaffe)

 

Artículo aparecido en: Uniformes del III Reich.

La uniformidad de las tropas alemanas durante la contienda es tan variada como diferentes fueron los países cuyos hombres lucharon también bajo las banderas del totalitarismo Nazi. Existe la errónea creencia de que los horrores del Nazismo fueron algo exclusivo de Alemania, cuando la realidad es que, junto a los alemanes, lucharon también gentes de otros pueblos y otras razas. Especialmente dentro de las Waffen SS se crearon muchas unidades compuestas por belgas, noruegos, croatas, rutenos, franceses, holandeses, húngaros, austriacos, finlandeses, italianos, eslovacos, daneses, estonios, lituanos, letones, indios, árabes o rusos que defendían las mismas ideas degradantes del Nazismo. El totalitarismo Nazi no es, pues, exclusivo de Alemania sino que extendió sus garras por toda Europa. En el ejército alemán, al lado de colaboradores serviles del régimen nazi, existieron también otros oficiales y generales que combatieron contra el nazismo y pagaron con sus vidas los intentos de derrocar el totalitarismo o simplemente su oposición a los métodos del terror. La verdad es que, tras el Juicio de Nuremberg en el que se condenó el Partido Nacionalsocialista y las organizaciones dependientes del mismo, como las SS, la GESTAPO y otras, el ejército alemán en su conjunto, salvo algunos generales y oficiales, no fue sometido a tal condena.

UNIFORMES DEL III REICH:

Luftwaffe:

Mariscales y Generales de la Luftwaffe:


Mariscal
en uniforme de parada.


Mariscal
en uniforme de gala con capote.


Coronel General
en uniforme de paseo.

Jefes de la Luftwaffe:


Coronel de Vuelo
en uniforme de etiqueta.


Coronel de la Brigada Ramcke
en uniforme de servicio,
Africa 1942.


Coronel
con mono de vuelo invernal.


Teniente Coronel de Vuelo
en uniforme de gala.


Teniente Coronel de Artillería
en uniforme tropical.

Oficiales de la Luftwaffe:


Capitán de DCA
en uniforme de parada.


Capitán de Personal de Vuelo
en uniforme de servicio.


Capital de Control Aereo
en uniforme de servicio.


Teniente de la Escuadrilla Azul
en uniforme de vuelo.


Teniente de Panzer de la División Hermann
Goering en uniforme de servicio.


Alférez de Paracaidistas
en uniforme Tropical.

Suboficiales de la Luftwaffe:


Sargento Tropeta de Personal de Vuelo
en uniforme de parada.


Sargento de Paracaidistas
en uniforme de verano


Sargento de Artillería
en uniforme Tropical.


Sargento de Paracaidistas
en uniforme de paseo. 1942.


Sargento 2º
en traje de vuelo.


Sargento 2º de Paracaidista
en uniforme de campaña. Belgica 1940.


Sargento 2º de Personal de Vuelo
en uniforme de servicio.

Tropas de la Luftwaffe:


Cabo de DCA
en uniforme de servicio de armas.


Cabo de Personal de Vuelo
en uniforme de paseo.


Cabo de Artillería Autopropulsada
de la División Hermann Goering
en uniforme de paseo.
1944.


Paracaidista
en uniforme de campaña.
África 1941.


Paracaidista
en uniforme de campaña.
Tuñez 1942.


Paracaidista
en uniforme de campaña
Italia 1943.


Paracaidista
en uniforme de campaña de invierno.
Rusia 1944.

 


III Reich (Kriegsmarine)

 

Artículo aparecido en: Uniformes del III Reich.

La uniformidad de las tropas alemanas durante la contienda es tan variada como diferentes fueron los países cuyos hombres lucharon también bajo las banderas del totalitarismo Nazi. Existe la errónea creencia de que los horrores del Nazismo fueron algo exclusivo de Alemania, cuando la realidad es que, junto a los alemanes, lucharon también gentes de otros pueblos y otras razas. Especialmente dentro de las Waffen SS se crearon muchas unidades compuestas por belgas, noruegos, croatas, rutenos, franceses, holandeses, húngaros, austriacos, finlandeses, italianos, eslovacos, daneses, estonios, lituanos, letones, indios, árabes o rusos que defendían las mismas ideas degradantes del Nazismo. El totalitarismo Nazi no es, pues, exclusivo de Alemania sino que extendió sus garras por toda Europa. En el ejército alemán, al lado de colaboradores serviles del régimen nazi, existieron también otros oficiales y generales que combatieron contra el nazismo y pagaron con sus vidas los intentos de derrocar el totalitarismo o simplemente su oposición a los métodos del terror. La verdad es que, tras el Juicio de Nuremberg en el que se condenó el Partido Nacionalsocialista y las organizaciones dependientes del mismo, como las SS, la GESTAPO y otras, el ejército alemán en su conjunto, salvo algunos generales y oficiales, no fue sometido a tal condena.

UNIFORMES DEL III REICH:

Kriegsmarine:

Almirantes de la Kriegsmarine:


General Almirante
en uniforme de servicio con capote.




Vicealmirante
en uniforme de gran gala.


Contralmirante
en uniforme de etiqueta.

Comandantes de la Kriegsmarine:


Capital de Navío
en uniforme tropical de servicio.


Capital de Fragata de Artillería Naval
en uniforme de paseo con capote.


Capital de Corbeta de Submarinos
en uniforme de a bordo.


Capital de Corbeta
en uniforme de servicio en invierno.

Capitanes de la Kriegsmarine:


Teniente de Navío de Artillería
en uniforme de servicio, en verano:


Teniente de Navío de Submarinos
en uniforme de a bordo.


Alférez de Navío de Artillería Naval
en uniforme de parada.


Alferez de Fragata
en uniforme de diario.

Suboficiales de la Kriegsmarine:


Contramaestre Mayor de Dotación de un Submarino
en uniforme de a bordo.


Contramaestre
en uniforme de desembarco.


Contramaestre de Artillería Naval
en uniforme de servicio de armas.


Contramaestre
en uniforme Tropical.

Tropas de la Kriegsmarine:


Cabo 1º
en uniforme de desembarco.


Cabo de Artillería
en uniforme de servicio.


Cabo de Artillería Naval
en uniforme de paseo.


Marinero de la dotación de un Submarino
en uniforme de cuero a bordo.


Marinero en uniforme
de servicio a bordo.


Marinero en uniforme
de servicio a bordo para clima tropical.
( no reglamentario ).

 

 

III Reich (Waffen SS)

 

Artículo aparecido en: Uniformes del III Reich.

La uniformidad de las tropas alemanas durante la contienda es tan variada como diferentes fueron los países cuyos hombres lucharon también bajo las banderas del totalitarismo Nazi. Existe la errónea creencia de que los horrores del Nazismo fueron algo exclusivo de Alemania, cuando la realidad es que, junto a los alemanes, lucharon también gentes de otros pueblos y otras razas. Especialmente dentro de las Waffen SS se crearon muchas unidades compuestas por belgas, noruegos, croatas, rutenos, franceses, holandeses, húngaros, austriacos, finlandeses, italianos, eslovacos, daneses, estonios, lituanos, letones, indios, árabes o rusos que defendían las mismas ideas degradantes del Nazismo. El totalitarismo Nazi no es, pues, exclusivo de Alemania sino que extendió sus garras por toda Europa. En el ejército alemán, al lado de colaboradores serviles del régimen nazi, existieron también otros oficiales y generales que combatieron contra el nazismo y pagaron con sus vidas los intentos de derrocar el totalitarismo o simplemente su oposición a los métodos del terror. La verdad es que, tras el Juicio de Nuremberg en el que se condenó el Partido Nacionalsocialista y las organizaciones dependientes del mismo, como las SS, la GESTAPO y otras, el ejército alemán en su conjunto, salvo algunos generales y oficiales, no fue sometido a tal condena.

UNIFORMES DEL III REICH:

Waffen SS:

Generales de la Waffen SS:


Teniente General
en uniforme de servicio con capote.


General de División del Servicio de Seguridad
en uniforme de diario.

Jefes de la Waffen SS:


Coronel de Artillería
en uniforme de campaña.
1940-45.


Comandante
en uniforme de campaña
en invierno.


Comandante con capote.
Rusia 1942.


Comandante de la División de Montaña
Handschar” (voluntarios croatas)
en uniforme de paseo.

Oficiales de la Waffen SS:


Capitán de Batallón Paracaidista
de las Waffen en uniforme de campaña.


Teniente del “Leibstandarten Adolf Hitler
en uniforme de parada.


Teniente
en uniforme de paseo.


Alférez
en uniforme de campaña.


Profesor de la escuela de mandos
Hitlerjugend de la Waffen SS.

Suboficiales de la Waffen SS:


Brigada de Panzer
en uniforme de campaña.


Sargento 2º de Infantería
en uniforme de campaña.


Cabo 1º de Caballería
en uniforme de campaña.
Rusia 1942.

Tropas de la Waffen SS:


Cabo 2º de la “Legión Flanders
(voluntarios franceses)
en uniforme de campaña.


Tirador de la División “Kama
(voluntarios croatas)
en uniforme de paseo.


Soldados de Batallones de Montaña
de la División Viking
(voluntarios noruegos)
en uniforme de campaña.


Paracaidista de Batallón Waffen SS
en uniforme de campaña.

 

 

 

 

LA LEGIÓN

La Uniformidad de la Legión

Millán Astray, excelente psicólogo, se preocupó desde un principio de dotar a sus legionarios de un uniforme marcial, atractivo y cómodo al mismo tiempo. Ya se anunciaba en el primer cartel de enganche: "El uniforme es vistoso".

Una O.C. de fecha 4 de septiembre de 1920 establecía las prendas que habían de componer el uniforme de los legionarios. En ellas se especificaba:... "tenderá principalmente a ser práctico, cómodo, vistoso y económico". He aquí la relación de prendas que habían de componerlo según esta O.C.:

- Como prenda de cabeza, gorro y teresiana, quedando autorizados para ensayar el sombrero de paja en verano.
- La guerrera será de color Caqui verdoso, con cuello vuelto y bolsillos.
- El pantalón del mismo color y de forma breeche.
- Las polainas, de vendas, del mismo color que el traje.
- Los zapatos, color avellana, empleando dos tipos, uno para campo y otro para cuartel o campamento.
- El correaje, morral, bolsa de costado, etc., serán de los modelos usados por la Infantería.
- La prenda de abrigo será el capote-manta.
- El jefe de cuerpo, oyendo a la junta económica propondrá el uniforme que proceda a adaptarse como definitivo.
- Los jefes y oficiales destinados en el Tercio, usarán el de este Cuerpo.

Sobre estas prendas propuestas como reglamentarias, la práctica y un cuidadoso estudio, introducen algunos cambios que completarán la airosa silueta del Legionario. Así el sombrero de paja es sustituido por el de lona pespunteada, mucho más práctico, cómodo y duradero. La bota alpargata, tomada de los Regulares, se hace de uso general y desplaza a la sandalia, propuesta por el Fundador como "calzado de descanso". Para las primeras campañas se adopta el correaje inglés de lona, tipo "Mills", que tan excelentes resultados había dado en la gran Guerra Europea; y, sobre todo, se da entrada a la inmortal camisa legionaria que fue introducida a propuesta del Comandante D. Adolfo Vara del Rey, camisa de tipo deportivo abierta sólo hasta la mitad del pecho y con cuello abierto, cuello que la práctica legionaria hace llevar vuelto por encima de la guerrera, resolviendo así dos problemas: el de la comodidad y el de la limpieza. Otra prenda legionaria por excelencia la ha de constituir el gorrillo de borlita, llamado también "isabelino" por recordar el antiguo gorro de cuartel de las tropas de Isabel II; el Fundador decía de él: "es el clásico y castizo que usaron los militares españoles luengos años. Tiene un especial atractivo, es gracioso, airoso y muy marcial. Es, desde luego, infinitamente más estético que los bonetes circulares".

En las campañas de 1921 a 1925 el legionario consolida su silueta y así ha de permanecer hasta 1938, año en que se adopta el pantalón bombacho; hasta nuestra época poco ha variado su fisonomía; el sombrero alterna con el gorrillo, las vendas con la pernera abotonada; la guerrera con la camisa. Hacia 1927 se introduce el correaje de cuero, de idéntica forma al de lona, y la cartera-mochila; ambas prendas cambian su color al negro, así como el calzado, con las reformas del 38. El gorrillo se adorna con el emblema legionario en las clases y tropa, y, poco después de concluir la guerra, se adopta el barboquejo en el gorrillo, este barboquejo parece que fue introducido por las unidades motorizadas de La Legión (para evitar que se les volase) y posteriormente adoptado por el resto del Cuerpo, siempre atento a introducir modificaciones que configuren "spirit de corps" de tropa de élite.

En 1938 debió darse un reglamento de uniformidad para La Legión, ya que en la Subinspección del Cuerpo existe una colección de fotografías que representan a un legionario, de frente y de espaldas, vestido con una serie de prendas diferentes.

En el detallado reglamento de uniformidad para el Ejército publicado en Enero de 1943 se especifica solamente, refiriéndose a La Legión, que: "la única prenda especial usada por los Jefes, Oficiales y suboficiales de estas tropas es la "teresiana" y, más adelante,

añade que el uniforme de las clases de tropa será igual al de las tropas a pie. Según esto hay que pensar que en la mente del legislador estaba el equiparar el uniforme legionario al del resto de la Infantería, probablemente por razones económicas, dado la penuria de medios de la época, no figurando en el citado reglamento ni siquiera el gorrillo. De cualquier forma esto sólo debió de cumplirse en parte, pues La Legión volvió a sus prendas de color verde e, incluso, introdujo algunas nuevas, como el uniforme de loneta verde claro para los oficiales y el mono de instrucción de color parecido para la tropa. Pero ciertamente durante algunos años (1943-44) los oficiales llevaron el uniforme caqui con el cuello cerrado y los capotes fueron todos de este color, tanto en la oficialidad como en la tropa.

Es durante las décadas de los años 40 y 50 cuando el uniforme legionario adquiere su mayor vistosidad y elegancia: gorrillo con barboquejo; bota alta flexible con espuelas y guardapolvo; largas guerreras de colores claros; anchos cintos de cuero negro con hebillas de emblemas calados; galletas de variados y vistosos colores; galas de gastadores, cornetas y tambores, etc.

Un inciso interesante es la aclaración del uso del emblema legionario sobre el uniforme de paseo, adicionado con las barras de permanencia en el Cuerpo.

Esto fue regulado por O.C. de 26 de noviembre de 1923. Para Jefes y Oficiales el emblema habría de ir bordado en hilo de oro en el centro del bolsillo derecho de la guerrera, y, bajo aquél, podían llevar una barra roja por cada año completo de servicio en La Legión; por cada 5 años se sustituirían otras tantas barras rojas por una dorada (las barras rojas son de 2 mm. y las doradas de 5 mm.) colocadas en el lugar de la primera. Poco después se aprobaría el uso de este distintivo para las clases y tropa, pero en vez de ir bordado en hilo de oro tendría que ir en sus colores naturales, y las barras por cada 5 años habrían de ser amarillas.

Como condiciones indispensables para poder lucir este distintivo de antigüedad, era necesario:

- Un año de permanencia y 20 hechos de armas.
- Dos años de permanencia y 10 hechos de armas.
- Ser herido, quedando inútil o inválido.
- Un año de permanencia y herido en un hecho de armas.
- Ser herido en dos hechos de armas.

De esto se desprende que sólo podían llevar este distintivo los que habían tomado parte activa en los combates.

Las campañas de Ifni-Sahara y la guarnición de aquellos territorios imponen la adopción de nuevas prendas, tomando algunas de ellas gran arraigo. Se adopta la gorra de visera para campaña, con la adición de la siroquera; se vuelve a las sandalias ("nailas"); se introduce la bota "chiruca" de lona con suela de goma en sustitución de la bota-alpargata; se adopta el traje de campaña mimetizado; el rombo porta-emblemas ("pepito"), etc.

Los diferentes cambios de uniformidad sobrevenidos en el Ejército afectan también a La Legión, pero siempre con algo de retraso, por estar el legionario muy apegado a sus viejas prendas de uniforme. Así en 1952 quedó autorizado el uso del pantalón largo para paseo; en 1958 se suprimió la bota alta, el calzón breeche y el ceñidor de cuero, aunque La Legión continúa con ellas hasta 1966. En 1955 el largo capote "de montar" es sustituido por otro más corto y con solapas y, para la tropa, el tabardo sustituye al capote.

El uniforme de campaña, adoptado por las tropas paracaidistas en 1955, (camisola y pantalón) es copiado por La Legión, y aunque en 1968 se declara reglamentario para el Ejército, La Legión venía usándolo desde 1966.

La década de los ochenta es un época de grandes cambios en la uniformidad del Ejército Español. En mayo de 1886 se dicta una orden general para el Ejército de Tierra que modifica substancialmente los uniformes existentes; un gran número de reformas son introducidas. Todas estas reformas, adaptadas a La Legión, son recogidas en una orden de abril de 1987, por ella se modificaban los uniformes de gala y paseo. Las divisas desaparecen de la prenda de cabeza sea teresiana, gorrillo o boina; en la guerrera las divisas dejan de llevarse en las bocamangas y pasan a ser llevadas en las hombreras; de estas desaparece el emblema legionario; en la camisa se llevan hombreras del color del uniforme (verde legionario) excepto los componentes de la BOEL que las llevan de color verde de las C.O.E.; en el cuello-solapa de la camisa se lleva, en metálico, el emblema legionario; aunque se conservan los escudos de brazo (distintivo de destino en Tercio) estos son modificados, así como los distintivos de destino en Bandera o Unidad (los llamados "pepitos"). Todas estos cambios han de ser observados a partir del 30 de junio de 1988.

En noviembre de 1991 se adopta un cinto para gala; este ha de ser dorado con vivos encarnados para jefes y oficiales y de charol negro para suboficiales y tropa; en las chapas de una y otra ha de figurar el emblema del Ejército de Tierra.

El 7 de febrero de 1994 se publicó una nueva Instrucción General que regula específicamente los uniformes legionarios. En esta normativa se agrupan los uniformes en dos tipos: De Representación y Funcionales.

En los primeros (gala, paseo, etc.) se da cabida a peculiaridades del uniforme legionario tradicional, respetando prendas y colores propios de este Cuerpo. En los segundos (uniformidad principalmente de campaña) se procura una asimilación al resto del Ejército, de forma que, en caso de guerra, el enemigo no disponga de datos para la identificación de las unidades, y, a la vez, que nuestros uniformes sean lo más parecidos posible a los del resto de los países de la OTAN.

En la citada Instrucción General se agrupan los uniformes en diversos capítulos o clases: Gala para paseo (incluyendo los de Actos de Especial Relevancia); Diario en formación; Gala en formación; Campaña y Trabajo.

Bajo ese título han agrupado un ambicioso grupo de apartados que abarcan desde la uniformidad hasta el cancionero legionario pasando sus guiones y banderines, el sábado Legionario, y otros muchos contenidos que le invitamos a descubrir.

Del libro "La Legión, 75 años de uniformes legionarios" de José María Bueno

 

 

Guerras Napoleónicas 1804-1815

Artículo aparecido en: Uniformes del Mundo.

REVOLUCION FRANCESA
1792 - 1804

Francia:

 


Granadero Guardia Nacional
Francia 1795.

 


Fusilero, Rgto de Infantería nº 39
Francia 1792.

Austria:

 


Fusilero, Rgto Infantería Ligera nº 42
Francia 1792.

Alemania:

 


Oficial, Rgto de Caballería Ligera
Hesse-Darmstadt 1798.

 


Soldado, Batallón de Infantería Ligera
Hesse-Cassel 1793.

Portugal:

 


Oficial, Infanteria
Portugal 1798.

Rusia:

 


Suboficial, Granaderos del
Duque de Borbón del Ejército de Condé
Rusia 1797.

Gran Bretaña:

 


Soldado, Guardia de Coldstream, Compañía Ligera
Gran Bretaña 1794.

España:

 


Soldado, Rgto Suizo de Schwaller
España 1795.

Italia:

 


Oficial, Infantería Ligera
Cerdeña 1792.

En 1789 las ideas enciclopedistas y la mala situación económica y de las cosechas obligaron al rey Luis XVI a convocar Estados Generales (Parlamento). El Tercer Estado promovió una serie de peticiones dirigidas a terminar con el régimen absolutista. La negativa del rey a aceptar algunas desencadenó la revolución con la Toma de La Bastilla. El rey fue obligado a aceptar una constitución, lo que alarmó a las demás monarquías europeas.

La progresiva radicalización de la Asamblea frente a las amenazas de las demás monarquías obligó al Rey, en 1792, a declarar la guerra a Austria y Prusia. Aunque inicialmente los ejércitos de estas dos potencias penetraron en Francia, ese mismo año fueron derrotados decisivamente en Valmy y Jemappes. El rey, obligado a declarar la guerra, huyó de París, siendo detenido luego en Varennes, lo provocó la caída de la Monarquía francesa y su muerte en la guillotina.

En 1793, se formó la primera coalición contra Francia. Entraron en ella la Gran Bretaña, Austria, Prusia, los Países Bajos, España, Portugal y varios estados alemanes e italianos.

España, juntamente con Inglaterra ocupó Tolón donde comenzó a desecarse un brillante oficial de artillería llamado Napoleón. Las tropas aliadas avanzaban por todas las fronteras francesas. En los Pirineos, el ejército español, al mando del general Ricardos obtuvieron algunas victorias y llegaron hasta Perpignan. La revolución parecía acabada entre los enemigos externos y las sublevaciones promonárquicas de Bretaña y Vandeé en el interior. Sin embargo, la Revolución, sacando fuerzas de flaqueza, cambió las tornas.

En 1794, los franceses volvieron a derrotar a los austriacos en Fleurus y al año siguiente conquistaron los Países Bajos. En los Pirineos, la muerte del general Ricardos supuso el debilitamiento del ataque español. Pronto San Sebastián, Bilbao y Vitoria fueron ocupados por Francia. Los franceses lucharon con brillantez en todos frentes, y en 1795, primero los prusianos y luego los Países Bajos y España pidieron la paz. Los rusos fueron derrotados también.

La caída de Robespierre y su sustitución por el Triunvirato pareció detener la revolución ya que, en 1796, el Ejército francés fue rechazado hasta la otra orilla del Rhin. Sin embargo Francia decidió llevar la guerra a Italia. El ejército francés, al mando de Napoleón, consiguió sus magníficas victorias contra los austriacos en Lodi y Areola, en 1796, y en Rivoli, en 1797. Todo el norte de Italia quedó dominado por los franceses y, en 1797, Austria, Rusia y Portugal firmaron la paz con Francia.

Sólo Inglaterra permanecía enfrentada a Francia. En 1799 Napoleón se proclama Primer Cónsul. Finalizaba el periodo revolucionario y se abría en Europa el periodo de las guerras Napoleónicas.