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NICOLÁS RODRÍGUEZ JUÁREZ (1666-1734)
Nació en la Ciudad de
México. Su primera producción pictórica aparece hacia 1690 con la obra el
Profeta Elías. Parece ser que recibió el título de bachiller de teología en
1704 y después de esta fecha entró al sacerdocio. No obstante, se ordenó como
tal hasta la muerte de su esposa en 1713.1 Uno de sus cuadros más relevantes
es la Transfiguración de la cual aún no se determina su fecha, pero que
probablemente provenga del final de su vida puesto que a la firma añade Clericus Presbiter lo que nos
dice que para el tiempo de su realización ya era sacerdote. En esta obra, el
artista ha trabajado singularmente la figura de Cristo, la cual es
completamente blanca y parece en ocasiones que se transparenta. Podría
decirse que el pintor recurrió a una solución fácil puesto que se basó en el
texto de Mateo (XVII, 1-2): "y se transfiguró entre ellos; brilló su
rostro como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz".2 No
obstante, la realización de la figura, el manejo de los paños en sutil
movimiento y el rostro de Cristo manifiestan la gran devoción del artista. No
hay "ruido" en la configuración de las formas, no ha recurrido a
movimientos insipientes y la obra se nos muestra aquí como un excelente
conocimiento de los relatos bíblicos. ----------------------------------
Miembro de una importante
dinastía de pintores novohispanos, fue biznieto de
Luis Juárez, nieto de José Juárez, hijo de Antonio Rodríguez y hermano de
Antonio Rodríguez Juárez. Fue bautizado a principios del año 1667, por lo que
cabe suponer que nació a finales del año anterior. Contrajo matrimonio en
1688 con Josefa Ruiz Guerra, originaria de Zacatecas, con quien procreó 11
hijos, de los cuales subsistieron muy pocos. Antes de terminar la primera
década del siglo XVIII quedó viudo, después de lo cual decidió hacerse
sacerdote. Y aunque ello no le impidió seguir pintando, dado que firmó varios
cuadros como "clérigo presbítero", si es conveniente destacar que
la pintura dejó de ser el oficio con que se ganaba la vida y, por
consiguiente, quedó sin la posibilidad de tener tienda abierta al público, y
mucho menos, un taller con aprendices y oficiales a su servicio. Ello
explica, de paso, la calidad tan diferente entre las obras de su primera
etapa, y las que firmó en fases más avanzadas, menos cuidadas y de factura
más débil. Su primera obra firmada, en el año 1690, es el Profeta Elías.
Fue buen retratista y participó en la ejecución de arcos triunfales para la
entrada de varios arzobispos. Murió en julio de 1734 y fue enterrado en el
templo de San Agustín de la ciudad de México, donde su familia poseía un
sepulcro.
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En esta última etapa destierra las tonalidades oscuras y opta por una pintura más luminosa y suave. A ella pertenece un lienzo de la Huida a Egipto fechado en 1713 (Museo de Colorado Springs, EE.UU.); un Retrato del Rey Don Felipe V de las Españas sin fecha conservado en la Catedral de México, y un lienzo en el que aparecen Jesús, la Virgen María y los Santos José, Ana y Joaquín, con San Juan de Dios y San Lázaro, fechado en 1722 (Museo Regional, Querétaro). Ese mismo año estudió con detenimiento la imagen impresa en la tilma milagrosa custodiada en la Basílica de la Virgen de Guadalupe. En la inspección participaron también su her- mano Juan y el pintor Antonio de Torres. En 1722 tasó Nicolás los cuadros del difunto Don Domingo de Cuevas y Sandoval. En 1723 realizó algunos dibujos para lienzos. Para las fiestas celebradas en 1732, con motivo de la reconquista de Orán, diseñó el carro triunfal de los cere- ros, confiteros y tintoreros. En 1733 pintó la Virgen de San Cayetano de Thieme para la Capilla de Medina Picazo sita en la Iglesia de Regina Coeli de la ciudad de México. De su pincel es también una Virgen Dolorosa elaborada en esos años (Davenport Museum of Art, Davenport, Iowa, EE.UU.). Falleció el 10 de julio de 1734 en su casa de la calle Amor de Dios, recibiendo sepultura en la Iglesia de San Agustín de México. De alto contenido teológico es la Inmaculada9firmada por el pintor que se con- serva en la Catedral de México. Una composición cercana a las de las representa- ciones de gran formato de la Virgen de Guadalupe, con inclusión de escenas mila- grosas, se observa en el lienzo de San Nicolás de Bari de la Catedral de San Luis de Potosí Rafael Domínguez Casas
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