Acaba el cáncer con su rebeldía
Hace poco más de 30 años, Kraeppellin
(quien era el mayor de seis hermanos) se dio a conocer como artista. Foto: Archivo La presencia del
artista era inconfundible en la Ciudad, consideraron colegas y amigos Alejandro Alvarado MURAL.-Guadalajara,
México (14 febrero 2009).- Juan Kraeppellin,
uno de los artistas reconocidos por su aspecto estrafalario y la calidad de
su trazo sobre el lienzo, falleció ayer, mismo día que cumplió 61 años de
edad, a causa de cáncer de páncreas. Desde hace 15 años, Kraeppellin
--quien nació en el barrio de la Capilla de Jesús en 1948-- tuvo problemas de
salud que lo llevaron al borde de la muerte. Hace un mes el cáncer lo condujo
a su última etapa, falleciendo después de las 18:00 horas. La presencia del artista era inconfundible en la
Ciudad, consideraron colegas y amigos. Cabello teñido de colores, uñas y
labios pintados, y actitud rebelde, eran parte de su forma de ser lo que lo
convirtió en un personaje auténtico que logró reflejarse en su obra plástica. "Murió un ícono de Guadalajara,
un modelo de vida, alguien que vivió a sus anchas, con una fuerza espiritual
y plástica increíble, alguien que influyó en muchos artistas", dijo José
Ramón Vázquez, director de la Galería Ajolote, espacio donde expuso Kraeppellin. En su autobiografía, Kraeppellin
se señaló como un dadá, un surrealista que
trabajaba sobre el lienzo arduamente como albañil, empezando desde que se
levantaba de la cama, a las 9 horas y terminando a las 3 de la mañana del día
siguiente. Así fue hasta que se lo permitió su salud. Vázquez
recuerda que en el último mes, Kraeppellin no se
podía poner en pie y aún así, en cuclillas, seguía pintando. "Su trabajo fue súper expresionista, sicodélico
y espiritual. Iba más allá del lugar común y el convencionalismo, era una
explosión de imágenes y símbolos", agregó. Para Francisco Barreda, director de Artes Visuales
de la Secretaría de Cultura, antes de ser un artista reconocido, Kraeppellin ya era un personaje que destacaba en la
Ciudad por su aspecto exuberante. "Fue sorprendente cuando vimos que además de
ser un personaje estrafalario, también era un artista, un renegado de la
sociedad. Antes eran poetas malditos, él fue un pintor maldito" dijo
Barreda. Agregó que hace 10 años, cuando el artista realizó
un taller con creadores locales, su persona influyó tanto que generó en
Guadalajara una "kraeppellinmanía". Hace poco más de 30 años, Kraeppellin
(quien era el mayor de seis hermanos) se dio a conocer como artista. Primero
se dedicó mayormente a la escultura y después a la pintura. El coleccionista
José Aguilar Valencia, fue quien lo descubrió y apoyó para su desarrollo
artístico. Actualmente él es quien cuenta con más obras del artista en la
Ciudad. "Mi pintura guarda un secreto que te plantea:
¿dónde estabas antes de nacer? (cuando apenas empieza la obra) y ¿a dónde
quieres ir después de morir? (poco antes de finalizar la obra)",
escribió en su autobiografía Kraeppellin. Su primera exposición fue en 1977, en las paredes
del Ex Convento del Carmen; su última fue en el 2007, en el Museo de las
Artes de la UdeG donde presentó 30 años de
creación. En ese entonces, el artista fue claro, no se
presentaba toda su obra, pues sus creaciones remontan a sus primeros años de
vida. "Mi mamá cuenta que hice un action
painting cuando al nacer el hermano que me sigue
coloqué pedacitos de caca en cada uno de los barrotes de mi cuna, desde
entonces hasta nuestros días", apuntó en su autobiografía. Waldo
Saavedra, señaló que la obra del difunto es original, coherente a su persona.
Independientemente de que guste o no al público, es una obra auténtica. Laura Ávila, hermana menor de Kraeppellin,
recordó que la actitud y personalidad del artista se hizo notar desde chico,
siempre rompió con el esquema familiar. "Siempre fue una persona artista, siempre fue
artista, fue diferente, siempre se dio a notar de todo. Tiene cosas muy
hermosas que ha escrito, las tenemos, son poesías, cuentos, frases, cosas muy
hermosas que hemos estado encontrando (en su casa)", agregó. Siempre sorprendente Hay decenas de historias que rodean la fama de Juan Kraeppellin, pero la más contada data de 1983, en la
inauguración de la Galería Magritte. "Llega la hora de la inauguración y de repente
veo que entra el Kraeppellin con su atuendo
estrafalario, todo pintado de la cara, todavía con mucho pelo y su ropa
confeccionada por él; pero llevaba una carreola y
veo que la gente se apartaba y dice 'ayyy'",
cuenta Barreda. "La carreola vieja y
con unos foquitos de navidad, yo creo consiguió unas baterías, y se vía que
prendían y apagaban. Adentro de la carreola había
una chambrita, pero sobresaliendo... cuando pensabas que era un niño se
trataba de una cabeza de puerco, la había maquillado, con pestañas y
todo". Barreda apuntó que ha sido el mejor performance de aquellos tiempos. Así lo dijo "Murió un ícono de
Guadalajara, un modelo de vida, alguien que vivió a sus anchas, con una
fuerza espiritual y plástica increíble, alguien que influyó en muchos
artistas". José Ramón Vázquez Director de Galería Ajolote "Siempre fue una persona artista, siempre fue
artista, fue diferente, siempre se dio a notar de todo. Tiene cosas muy
hermosas que ha escrito, las tenemos, son poesías, cuentos, frases, cosas muy
hermosas que hemos estado encontrando (en su casa)". Laura Ávila Hermana de Kraeppellin |
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Y el Kraeppellin abordó la nave de los locos
Polémico, retador e irreverente, el artista
plástico fue uno de los personajes más singulares de la ciudad. Hace año y medio
el Museo de las Artes le realizó un homenaje por sus 60 años, ayer falleció
víctima del cáncer. Sáb, Foto:
Iván García PÚBLICO,-Guadalajara.- Viernes 7 de septiembre de 2007. El Museo de las Artes de la UdeG acogió un proyecto que no tenía antecedentes: todas
sus salas se abrieron para mostrar la obra de un solo artista. El elegido fue
Juan José Ávila, mejor conocido como Kraeppellin,
que con esa exposición celebraba, al mismo tiempo, 60 años de edad y 30 de
trayectoria. El título de la muestra retrospectiva fue peculiar: Caminando
por el muelle del existencialismo, descubrí un yate muy simpático y
misterioso que voceaba la frase: suban a la nave de los locos, que va a
empezar el viaje. Un año y medio después, el artista tapatío escuchó el
llamado y lo atendió: ayer falleció Kraeppellin,
víctima de un cáncer que lo aquejaba desde hace mucho tiempo. Se subió a la
nave de los locos. Y su viaje comenzó. En vida, Kraeppellin
(Guadalajara, 1948-2009) se distinguió por su estilo irreverente y
provocador, tanto en su obra como en el personaje que de sí mismo creó. “Me
parece que fue un artista muy congruente con su obra. Todo el tiempo, hasta
su última exposición en el Museo de las Artes, fue congruente, sensato y leal
con su obra. Eso pocos lo pueden decir. Fue auténtico en todos los sentidos”,
señaló ayer el curador y crítico de arte Carlos Beltrán. Sobre la muerte del
pintor, dijo que “hay una deuda con él, porque en momentos incluso fue
despreciado. Siento y lamento totalmente su muerte”. Una de las manos detrás de la exposición fue la
de Alicia Lozano. La curadora del Cabañas y amiga del artista afirmó que la
muerte de Kraeppellin es “una pérdida muy
fuerte. Estuve con él en el hospital el sábado, nunca pensé que fuera a morir
tan rápido. Juan siempre fue muy importante. Me empeñé en la exposición por
pagar una deuda que tenía no con él, sino con Javier [Campos Cabello]. Se va
un gran personaje de la ciudad, que pierde una parte de su ser, de su
paisaje”. Para Paco Barreda, director de Artes Visuales de
la Secretaría de Cultura, uno de los objetivos de Kraeppellin
y su obra fue siempre “escandalizar a la gente, porque su trabajo tenía una
carga sexual muy fuerte. Su misión era decir: ‘fuera los tabúes’. Esa
personalidad, ese atrevimiento para crear arte le ganó un lugar”. El artista Rubén Méndez, que conocía al artista
tapatío “desde hace 20 años”, coincidió en señalar que “es una pena su
ausencia”. No obstante, se dijo confiado en una cosa: “Creo en su relevancia
futura”. Y es que, aunque ayer Kraeppellin
subió a la nave de los locos, aquí se quedó su obra. Dolores Garnica,
Karla Bañuelos Sáenz y Édgar
Velasco |
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Despiden a Kraeppellin
Durante la ceremonia se rompió el silencio con una porra para el
artista.
Foto: Roberto Antillón
En su caja, el artista fue llevado al lugar poco antes de las 15:00
horas
Alejandro Alvarado
MURAL.- Guadalajara, México
(15 febrero 2009).- La despedida de Juan Kraeppellin
(1948-2009) no tuvo falsas sonrisas. En la misa de cuerpo presente el
carácter rebelde del artista tapatío fue evocado cuando un miembro de la
familia rompió con la tranquilidad de la capilla pidiendo a los presentes que
se le despidiera con una porra.
Amigos, colegas y familiares que se dieron cita en la iglesia del
Seminario de los Xaverianos, con lamento y
melancolía, gritaron "¡Kraeppellin, Kraeppellin!" y un fuerte telón de aplausos embargó
el espacio coronado con la imagen de Cristo.
En su caja, el artista fue llevado al lugar poco antes de las 15:00
horas. Hermanos de Kraeppellin, o por su nombre de
pila Juan José Avila, no tardaron en cargarlo y llevarlo
hasta el altar, espacio impregnado con el olor a incienso y breves rayos de
luz que se colaban entre los vitrales.
Carlos Ávila, uno de sus hermanos, tomó la palabra antes de iniciar
la misa.
"Persona polémica que nos enseñó mucho, decidió vivir una vida a
como se le diera la gana, también decidió cómo y cuándo despedirse, (murió)
el día que cumplió 61 años, (el viernes pasado)", dijo su hermano,
recordando al artista como alguien que vivió en contra de muchas cosas
establecidas.
"Pepe (como le llamaban sus cinco hermanos), Kraeppellin,
un personaje celebre, urbano, controvertido, un personaje de gran carisma.
Muchas personas nos han manifestado algo que nosotros entendemos y es el
hecho de que nuestra sociedad pierde un personaje único, a un amigo, un
artista y un hombre auténtico".
A la ceremonia no faltaron amigos de Kraeppellin.
El pintor Rodolfo Pérez, mejor conocido como "Lobho",
fue una de los primeras personas que llegó a la capilla, pero también de los
últimos en dejarla. No sólo se despidió de su amigo que conoció hace 10 años,
sino que agradeció el apoyó que le entregó alguna vez.
"Soy un pintor auto didacta, empecé a
indagar y me encontré a Kraeppellin en el Centro,
le pedí de favor que me ayudara, yo empezaba a pintar, y sí, me ayudó, me
invitó a su casa. Todo lo que él te enseñaba lo hacía con el verdadero
interés de que lo aprendieras", relató "Lobho",
quien se consideró parte de la 'kraeppellinmanía'
que hubo entre los creadores locales hace años.
En el altar, delante de un sirio de luz pequeña, se montó un cuadro
con la fotografía de Kraeppellin. Joven, de barba
larga, sombrero y camisa negra, se veía feliz, con una mirada concentrada y
fija. Al frente de la imagen, su cuerpo recostado era acompañado por
familiares.
Como la mayoría de estas ceremonias, la tristeza invadía a los
presentes. El padre que ofició la misa, propuso una reflexión de la vida y la
muerte, algunos dudaban en responder, otros en que existiera la eternidad.
Alicia Ávila, hermana del artista que en sus pinturas plasmaba
expresionismo cargado de sicodelia, compartió con
los presentes, un poco de los últimos momentos de Kraeppellin,
quien mencionó estar "recorriendo los senderos de la liberación".
El cuerpo de Kraeppellin será cremado y el
lugar del descanso de sus cenizas será decidido por la familia.
"La principal carga del hombre es cumplir con el destino que le
da la vida", escribió Kraeppellin en su
autobiografía.
Así lo dijo
"Él si algo amaba era a la vida y a las personas, aunque tenía
un carácter fuerte amaba a las personas. Trabajar con él fue algo
emocionante, era impredecible, su pintura se basa en experimentos, su pintura
es bien locota, dejó un espacio bien cab.., va a estar difícil que alguien lo llegue a cubrir".
Rodolfo Pérez, "Lobho" Pintor
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Luto por la pérdida de un artista irrepetible El artista plástico tapatío Juan
José Ávila, mejor conocido como Kraeppellin,
falleció en Guadalajara el viernes por la noche. S. NÚÑEZ
De característica personalidad,
transgresora e irredenta, Juan José Ávila mejor conocido como Kraeppellin falleció a causa del cáncer de páncreas EL
INFORMADOR.-GUADALAJARA, JALISCO.- La comunidad artística tapatía se ha vestido de
luto. Juan José Ávila, mejor conocido como Kraeppellin,
falleció el pasado viernes por la noche -el mismo día que llegaba a su
cumpleaños número 61- a causa del cáncer de páncreas que padecía desde hace
más de 15 años. La repentina noticia del fallecimiento de "El
investigador de lo prohibido", como solía definirse a sí mismo, ha
conmocionado a admiradores, amigos, galeristas y
público por igual. Su característica personalidad, transgresora e irredenta,
será recordada por los cientos de personas que conocieron y vieron de cerca
las extravagancias de este peculiar artista nacido en Guadalajara en 1948.
Queda de consuelo una vasta obra plástica (alrededor de dos mil piezas en
poco más de tres décadas de trayectoria artística) que, de la misma forma que
aquel que la concibió, lleva una marca única. |
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Muere Kraeppellin víctima del cáncer * El artista tapatío era un símbolo de
irreverencia de la Ciudad Falleció el mismo día que
cumplía los 61 años a causa de un cáncer de páncreas EL
INFORMADOR.-GUADALAJARA, JALISCO.- El artista plástico Juan José Ávila,
popularmente conocido como Kraeppellin, falleció
ayer a los 61 años de edad, a causa de un cáncer de páncreas. Famoso por su rebeldía y
extravagancia, el pintor se había convertido en todo un icono de Guadalajara,
ciudad a la que sorprendía con sus obras surrealistas y sus más descaradas performance. Su primera exposición se
llevó a cabo en el Ex Convento del Carmen en 1977. El año pasado celebró sus
30 años de carrera con una espectacular muestra en el Museo de las Artes de
la U de G. La muerte de Kraeppellin deja un vacío creativo entre los amantes del
arte, pero su obra mantendrá siempre vivo su rompedor estilo. |
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Recordarán a Kraeppellin Permanecerán hasta marzo los mensajes Jonathan Lomelí MURAL.-Guadalajara,
México (17 febrero 2009).- Sobre su cama, Juan José Ávila, Kraeppellin, solía colocar ritualmente una colcha de
terciopelo rojo. Sólo era un fetiche, porque él solía dormir en el piso. Tras el fallecimiento del artista plástico este
viernes, víctima de un cáncer, el Museo de las Artes (MUSA) de la Universidad
de Guadalajara le rendirá un pequeño homenaje a partir del jueves a las 11:00
horas. "Como tenemos mucha información de Juan José
Ávila, Kraeppellin, decidimos hacerle un homenaje a
uno de los artistas locales más importantes, y a un personaje tan diferente a
los que nosotros vemos en la cotidianidad", refirió Suny
Ramírez, directora del MUSA, espacio que, en septiembre de 2007, presentó la
última y más importante exposición en la vida del pintor, con una
retrospectiva sobre sus 30 años de carrera que incluyó más de 200 piezas
entre pinturas, dibujos y esculturas. "En el área del foyer,
que es la entrada por López Cotilla, vamos a poner un muro de terciopelo
rojo, color granate, porque es el color que él tenía sobre su cama",
explicó. Sobre ese muro granate, los amigos y admiradores de
su obra, podrán escribir un mensaje de adiós sobre papel, o lo que deseen,
para luego fijarlo con un alfiler. Allí permanecerá hasta el 1de marzo que se
desmonte. Se incluirá la proyección de un video documental
sobre la vida cotidiana de Kraeppellin, filmado
para su retrospectiva, junto a una pintura en gran formato, titulada "Un
Homenaje a Galeano", pieza única prestada por
un coleccionista privado. "Esa pintura la vieron una sola vez, el día que
se inauguró la gran exposición de Kraeppellin, y
esta es la segunda vez que se va a exponer, nadie la conoce", aseguró
Ramírez. "Este detalle de hacerle el gran homenaje, la
gran exposición, como que le dio energía para continuar más tiempo porque me
decía: me volviste a revivir, me regresaste a creer que todavía hay algo para
mí en este mundo". La retrospectiva dedicada a Kraeppellin
en el MUSA, comentó la directora, llegó en un momento muy oportuno, porque ya
para ese entonces se sabía de la salud delicada del artista. "Nosotros ya sabíamos que él estaba malito, que
cuando no tenía una enfermedad tenía otra", manifestó Ramírez. "Tengo mis deducciones de que después de esta exposición
tuvo una energía, la euforia le duró un tiempo y eso evitó que muriera tan
pronto, pero él ya estaba muy malito, yo creo que ya tenía el cáncer",
indicó. |
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Exploran sus
últimos días
Roberto Morleghem y Germán Laris, ambos
artistas plásticos, relatan que los útimos trazos
de Kraeppellin estuvieron cargados de abstracto. Foto: Emilio de la Cruz Kraeppellin falleció el día de su cumpleaños, el pasado 13 de
febrero a la edad de 61 años Alejandro Alvarado MURAL.-Guadalajara, México (21 febrero 2009).- La constante
exploración que Juan Kraeppellin realizaba en su
campo de trabajo, el lienzo, se reflejó hasta en sus últimas pinturas,
recuerdan dos de sus amigos más cercanos que estuvieron presentes en los
últimos días de vida del artista (1948-2009). Roberto Morleghem y Germán Laris, ambos
artistas plásticos, relatan que los últimos trazos de Kraeppellin
estuvieron cargados de abstracto, de experimentos sobre papel sintético
acalorado por óleos vivos y sujetos al movimiento arrítmico de la espátula. "(Sus últimos meses
fueron) de mucha actividad, con un ritmo de 8 de la mañana a 3 de la mañana,
él dormía muy poco. Una vitalidad por
autodescubrir más su estilo, él estaba trabajando mucho con la espátula y el
óleo. Llegué a contar alrededor de esta faceta que se le dio muy fuerte en
todo el 2008, alrededor de 200 piezas", cuenta Morleghem,
dueño de tres de las últimas obras del pintor estrafalario. "Era un ritmo... sus espátulas
creaban sonidos dentro del taller y ese olor fuerte de óleo, piezas muy
descontroladas pero con grandes manifestaciones del arte abstracto",
agregó el pintor, quien conoció a Kraeppellin hace
12 años en Plaza del Sol. Las piezas en papel sintético,
señala Laris, eran experimentos que su autor
planeaba luego trasbordarlos al lienzo de tela, sin embargo siempre lo aplazó
hasta llegar al grado de tener decenas de obras que se quedaron esperando. Kraeppellin falleció el día de su cumpleaños, el pasado 13 de
febrero a la edad de 61 años. Morleghem lo dejó de
visitar hasta dos días antes de su partida, cuando la familia del artista le
dijo que ya había dejado de reconocer a la gente. "Ese día sí nos
reconoció, le preguntamos '¿quiénes somos?' y dijo 'mis cuates', ese día
quería entusiasmarse, quería que se generara algo respecto a ventas (de sus
obras) porque entrar y estar en el hospital le generaron algunos
gastos", cuenta Morleghem, quien recordó cómo
el artista se molestaba debido a que no le pagaban las obras vendidas, los
perseguía hasta que le dieran el último cinco. Algunas obras del artista
reconocido por su trazo expresionista, sicodélico y espiritual, llegaba hasta
los 4 mil dólares, ahora, consideran Morleghem y Laris, podría triplicarse el costo. Internado en el hospital, Kraeppellin, o por su nombre de pila Juan José Ávila, no
aguantó mucho tiempo. Se dio de alta porque quería volver a su casa, su
templo, porque era tan hogareño que duraba semanas sin pisar la calle.
Llevaba una rutina muy organizada. "Tenía grandes
detalles, yo varías veces me quedé a dormir con él porque en su casa se me
daba la oportunidad de trabajar en formatos grandes, y se levantaba y nos
preparaba jugo para nosotros, muy atento, ¿habrá sido eso porque no tuvo
hijos?, pero tenía ese lado muy buena onda, de hermano", dice Morleghem. Laris, quien es un investigador de artes plásticas,
considera que en la sociedad se está haciendo un homenaje silencioso a la
figura de Kraeppellin, uno de los íconos de
Guadalajara, empero, predomina "una pena de rancho" ante la figura
que representó el artista. "A mí me manifestaba
mucho que cuando la gente le tiraba mala onda, mala vibra, sentía que algo le
hervía en el estómago, decía 'ya me esta aventando mala vibra tal y tal', era
un cuate que interpretaba su sufrimiento con toda la carga, pasaba la gente y
le gritaban y le chiflaban", expresa Morleghem. "(Pero) tenía muy
desarrollada esas dinámicas, sabía incluso metabolizar
como parte de una experiencia en la que incluía a los otros, casi, casi tenía
una especie de estadística de las cosas que le iban a decir según sus
atrevimientos (en su atuendo) y tendía avanzar en ese sentido", agregó a
la idea Laris. |
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Despedida a Kraeppellin con textos
La mamá de Kraeppellin, acompañada por amigas y familiares observó
el video que se exhibe en memoria de su hijo. Foto: Jonathan Lomelí Se colocaron dos muros de
terciopelo rojo y una mesa con papeles en blanco, lápices y alfileres para
que los asistentes le dedicaran un adiós Jonathan Lomelí MURAL.-Guadalajara, México (20 febrero 2009).- Por cada mensaje
fijado con un alfiler al manto de terciopelo rojo se cumplió un adiós
definitivo, se cerró una historia, o se pidió un perdón al pintor Juan José
Ávila Kraeppellin. "Hermano: qué tarde
te conocí... perdóname", se leía en un escrito firmado por Laura Ávila.
Junto a una veintena de frases elogiosas de su personalidad o expresiones
reflexivas sobre la vida y la muerte, Kraeppellin
descansa en paz. El Museo de las Artes de
la UdeG, recinto que organizó en el 2007 la última
gran exposición del artista plástico recientemente fallecido víctima de
cáncer, preparó un altar para que los asistentes le escribieran mensajes de
despedida. A un costado de la pieza
"Homenaje a Galleano", de la autoría del
excéntrico artista, se colocaron dos muros de terciopelo rojo y una mesa con
papeles en blanco, lápices y alfileres para que los asistentes le dedicaran
un adiós. "Halla dichosa la
mortalidad de la vida", expresaba, sentenciosa, otra frase atribuida al
filósofo griego Epicuro. El altar, de vocación kitsch, igual que el propio Kraeppellin,
estaba adornado con flores, un buda, rosas sobre un florero, un par de
estampas de Marilyn Manson,
velas y monos de plástico. En el foyer
del recinto Universitario también se proyecta una entrevista de alrededor de
25 minutos, realizada a Kraeppellin con motivo de
la magna exposición que le realizó el MUSA para celebrar sus 30 años de
trayectoria. Poco antes de las 11:00
horas de ayer, unos 13 asistentes ya se encontraban observando el filme,
entre ellos su madre Alicia Aceves de Ávila, junto a otros familiares. Fernando "Azul",
un joven artista plástico que conoció en persona a Kraeppellin
en octubre pasado, pero desde antes era admirador de su obra, cargaba entre
sus cosas un par de dibujos dedicados al pintor, y que colocó en el altar. "Los empecé a hacer
cuando me enteré que había fallecido. La última vez que lo vi estaba en su jardín arreglando las plantitas",
recordó el joven. "Pinta con nuestro
padre en el cielo", pedía otro recado redactado a lápiz. El homenaje
despedida permanecerá hasta el 1 de marzo. |
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Una digna despedida para Kraeppellin
en el Musa El Museo de las Artes (Musa)
ofrece el último adiós a Arii Juan Kraeppellin (1948-2009).EL INFORMADOR * A. GARCÍA
El Museo de las Artes recuerda al
artista, pero ante todo al “personaje de la estética citadina” y su legado EL INFORMADOR.-GUADALAJARA,
JALISCO.-
Sentadas en una de las cuatro bancas dispuestas en el ingreso del Museo de
las Artes (Musa) de la Universidad de Guadalajara estuvieron Alicia, Teresa,
Laura y la señora Alicia Aceves de Ávila, hermanas y madre de Juan Kraeppellin, un personaje enorme que hasta el pasado 13
de febrero habitó esta tierra, sorprendió a muchos e intrigó -quizá- a ésos y
otros tantos más, especialmente los que apenas lo vieron una o dos veces por
las calles, con sus licras, minifalda, una peluca larguísima y su “bolsa del mandado”, delgado como una
espiga. |