Serrano: Esencia y naturaleza
Y es que el arte, una vez que se apartó
de su condición testimonial, condujo al mismo arte, al artista y a los
receptores de lo insólito, por la grandeza de lo que está en el pensamiento y
en lo que traspasa los linderos de la credulidad.
Consciente de ello, Serrano fue haciendo
de la materia estética rito de su propia mitología y creencia plástica.
Praxis de sus anhelos y trascendencia de la emoción. Subjetivo y objetivo.
Real y no real Serrano sabe que las formas plasmadas son formas sublimadas,
son color y son proceso del intelecto.
Serrano crea y abre puertas a lo
especulativo. Cierra ventanas por no situarse en modas o tendencias banales.
Inventa y señala que el arte es doble manifestación del espíritu. Serrano,
transitando en el arte devuelve a éste su condición de signo y lenguaje
singular para escribir sus observaciones de que la creación es intimismo,
cambio, sensualidad y sus poemas pormenorizados.
Diversos, inacabables animales pueblan
las superficies de Serrano: toros en la faena misteriosa, pájaros en vuelo,
infinitesimales, agraciados y agraviados; hipopótamos, rinocerontes,
elefantes, perros y gatos en un costal de maravillas contadas con el lenguaje
desconcertante y de las significancias cromáticas.
Toda esta zoología habla con lenguaje
mayor. El del tono poético y con las variaciones que van surgiendo, una a
una, dentro del contexto del texto enigmático y profetizador.
Serrano dibuja y estiliza. Marca
contornos y escorzos, desdibuja y soluciona, construyendo, nueva forma de
anatomía peculiar y de sombras del encanto.
Y en todas estas visioines existen, graves, seductoramente, multitud de signos que rotan alrededor de
deseos infantiles, de señeros y severos universos constructivos y de amorosas
pretensiones.
Serrano es el artista diferente de los
cientos de existentes en México. No existen, como no existen en toda la historia
del arte, preocupaciones de otra índole que no sean las estéticas y las
poéticas. Él se aleja de lo que pudiera considerarse como narración o
tendencia política. Para esto existe la pintura de efemérides y nada más.
Para Serrano cuenta más el onirismo y el afán
lúdico -coincidencia que posee con todos los maestros paradigmáticos del
antes y del después- conjugado con la poesía que lo que en verdad no es ya
arte, puesto que sirve a otras condiciones del ser. Serrano es pintor
auténtico: humanista y testimoniador de los deseos
del hombe en sus avatares y tránsito por el mundo
absurdo y detestable de lo cotidiano. Por eso sus animales que obligan a
reflexión y sus tonos agresivos y otras veces amables inducen al sueño de la
imaginación y las grandezas nimias.
Después de mirar y admirar las síntesis
formales, la maestría en el color, la composición perfecta, la inagotable
fuerza creativa; tras descubrir las señas de su semántica y admirar el
lenguaje propio, singular y característico que Serrano ha inventado, una vez
que se ha contemplado el virtuosismo y el poder comunicativo de obra tan
grande y de primer orden adviene la frescura y el vigor; después de
comprender que sólo con el arte, único e incomparable, como este de grandes
pequeñeces de Serrano es como se puede sacar al espíritu de su cárcel de
miseria y elevarlo hasta límites insospechados; luego que se entiende que las
expresiones que poseen magia, sueños encendidos, espiritualidad, sensualidad,
erotismo y sexualidad -el habre sexual y el habre de ternura- y pasión, como éste por el que
transitamos de Serrano, la actitud siempre se transforma dos y más veces: en
efecto, la verdad y la hermosura de la mente están ahí presentes.
La obra de Serrano confirma esto y mucho
más, que no es lo de menos. Es uno de loas grandes pintores que México ha
producido... hasta el momento.
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